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Impresiona el poder latino

José Santiago Healy

No hay vuelta de hoja: el poder de los latinos aumenta día con día en los Estados Unidos. En el mundo del deporte, el béisbol es una clara muestra de diversidad en cuestión de razas y etnias.

El rey de los deportes, en su Liga Mayor, ha tenido tres grandes épocas basadas en el origen de sus jugadores estrellas.

Primero fue la época de los blancos cuando la discriminación racial era costumbre cotidiana en Estados Unidos.

Luego entró con fuerza la etapa de los hombres de color entre los años sesenta y setenta cuando predominaron apellidos como Robinson, Aaron, Mays, Campanella y Stargell.

Finalmente llegó con fuerza la onda latina en los ochenta cuando la mayoría de los equipos fueron inundados por grandes atletas originarios de América del Sur y El Caribe.

Basta acercarse a cualquier partido ligamayorista para darse cuenta de que más del treinta por ciento de los jugadores llevan apellidos latinos como Martínez, Rodríguez, Pérez, Figueroa, Sosa, Durazo, Loaiza, González u otros.

La onda latina está también en la farándula con figuras tan renombradas como Salma Hayek, Jennifer López, Antonio Banderas, Carlos Santana, Luis Miguel, Thalía y Shakira.

En la política la fiebre latina ha roto muchas barreras con gobernadores, congresistas, alcaldes y funcionarios de origen hispano en toda la Unión Americana. Sólo falta un presidente y un senador con origen latino.

El tema viene a cuento porque la discusión sobre el acuerdo migratorio entre Estados Unidos y México vuelve a la palestra y en esta ocasión con la posibilidad de que avance favorablemente.

Hace unas semanas comentamos que este acuerdo se veía muy lejano y explicamos que las causas principales eran la prioridad de seguridad ante el terrorismo y el enfriamiento en las relaciones Bush-Fox.

Pero la guerra de Iraq ya terminó y en las últimas semanas ha habido acercamientos entre los gobiernos de ambos países, además cada vez es más evidente y necesario legalizar a los millones de latinos que viven sin documentos en Norteamérica pero que trabajan y contribuyen notoriamente a la economía.

Se calcula que diez millones de personas viven ilegalmente en Estados Unidos, alrededor de seis millones son de origen mexicano, dos millones más de Centroamérica y otros dos millones proceden del resto del mundo.

En la reciente reunión Interparlamentaria celebrada en Nashville legisladores de ambos países acordaron “dejar el todo o nada” para avanzar “paso a paso” en el escabroso tema del acuerdo migratorio.

El congresista Jeff Sessions reconoció que Estados Unidos tiene que encontrar una solución al tema migratorio de manera que se respeten las leyes y el Estado de Derecho. Tom Daschle, líder de la minoría demócrata en el Senado, indicó que “es hora de que hagamos algunos progresos concretos hacia una reforma migratoria global”.

El gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, dijo a su vez que “Hay un cambio positivo para reiniciar las negociaciones” y anticipó que antes de concluir el gobierno de Bush se concretará un pacto “Legal y comprensivo”.

El cónsul de México en San Diego, Rodulfo Figueroa, sostiene que tarde o temprano se llegará a un acuerdo pero tendrá que ser por áreas y especialidades. Primero, dijo, se legalizaría al sector de servicios, particularmente el de hoteles y restaurantes.

Lo importante es que se escuchan voces norteamericanas a favor del acuerdo migratorio y no sólo portazos como ocurrió en meses anteriores. La famosa “Enchilada completa” podría transformarse en una especie de chilaquiles por órdenes.

Otro factor importantísimo son las elecciones presidenciales del 2004. Con o sin terrorismo el presidente Bush tendrá que responder con hechos a los latinos para conquistar su voto el año entrante y asegurar su reelección en la Casa Blanca.

Pero para que esta corriente de opinión favorable se traduzca en realidades deben suceder tres cosas. Primero que la economía “gringa” dé pasos firmes hacia su recuperación. Segundo que los terroristas no cometan más atentados en suelo norteamericano. Y tercero que el presidente Vicente Fox realice una ofensiva exitosa ante el gobierno de Bush y ante la opinión pública norteamericana.

Los vecinos del Norte deben ser convencidos de que el acuerdo migratorio les beneficiará en sus empresas, negocios e incluso en sus hogares. Hoy en día millones de trabajadores ilegales no pagan impuestos ni servicios, pero disfrutan de los beneficios del sistema norteamericano a través de hospitales, escuelas, viviendas y carreteras.

Ya vimos que el latino está en todas partes, sea el deporte, el espectáculo y la política, ¿por qué entonces oponerse a legalizar de una vez por todas su presencia en las actividades empresariales en donde su contribución es por demás valiosa?

El autor es licenciado en Comunicación por la Universidad Iberoamericana con maestría en Administración de Empresas en la Universidad Estatal de San Diego. Comentarios a josahealy@hotmail.com

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