La liberación de tres implicados en el homicidio múltiple de la familia Norman Ruelas por parte de una Juez Penal de Torreón, es una nueva pifia de los aparatos de procuración y administración de justicia en Coahuila. Los implicados en el crimen ocurrido en diciembre de mil novecientos noventa y siete, estuvieron encarcelados por más de cuatro años, lo que entraña una aberración en el supuesto de ser inocentes.
De nuevo el procurador de Coahuila Óscar Calderón Sánchez trata de justificar la operación del Ministerio Público como acusador en el caso y de responsabilizar a la juez que dictó la sentencia absolutoria. La juzgadora a su vez, explica la liberación en virtud de tecnicismos que el ciudadano medio que demanda justicia para todos como base de la seguridad pública, está muy lejos de comprender.
Es cierto que aún permanecen detenidos dos de los inculpados sobre los cuales pesan sentencias de alrededor de treinta y cinco años de prisión, sin embargo, no sería raro que respecto a estos últimos se revocara la condena y obtuvieran su libertad. Lo anterior en virtud de que sobre todos los acusados pesaron señalamientos provenientes de la misma línea de investigación, que han resultado ineficaces.
No faltan voces que pretenden descargar la responsabilidad de las autoridades actuales porque el crimen fue cometido antes de que entraran al ejercicio del cargo, lo que carece de toda justificación dada la continuidad que se espera de la función y lo avanzado de la presente administración. Lo cierto es que la familia Norman Ruelas y la sociedad torreonense en su conjunto, mantienen una demanda de justicia insatisfecha.