Si no fuera porque tiene repercusiones serias sobre los usuarios de taxis de la vecina ciudad de Lerdo, no pasaría de ser un dato para las columnas políticas. Pero la realidad es otra, pues el hecho de que exista un verdadero caos en el manejo de las concesiones que en esa población operan se torna dramático y preocupante, pues no es concebible que en pleno siglo XXI exista tal desorden y anarquía en un rubro tan delicado como es ése.
De acuerdo con la información publicada el día de ayer por El Siglo de Torreón, el control de los taxistas en Lerdo está totalmente fuera de toda normatividad, porque la Dirección de Transporte del estado no cuenta con un padrón de las concesiones que se han otorgado, nadie regula su funcionamiento y para colmo el responsable de Tránsito, Ramón Acosta, pertenece a uno de los gremios de taxistas, lo que implica que jamás actuará en contra de ellos.
No es justo que se trate a los habitantes de Lerdo como ciudadanos de tercera, ni que se les deje a merced de los gremios de concesionarios que operan los taxis, porque necesariamente este caos repercute en los costos de ese tipo de transporte y eso a su vez le ocasiona perjuicios a los usuarios que sin remedio verán afectada su economía, lo que también se traduce en abusos y constituye una burla para las autoridades locales y estatales.
Por todo ello, las autoridades municipales y estatales, en el ámbito de sus respectivas competencias, están obligadas a atacar el problema y darle una pronta solución, resultando necesario el que se revisen los procesos mediante los cuales se otorgaron las concesiones, se determine su número y se apliquen los reglamentos respectivos en cuanto al cobro por viaje o distancia, de manera que termine el caos imperante en ciudad Lerdo.