Hace pocos que días la Conferencia Ministerial de Cancún llegó a su abrupto fin. Al igual que en todo el mundo los periódicos en la India publicaron artículos y editoriales analizando el significado de este acontecimiento que muchos ya esperaban.
La mayoría de los comentarios celebraron que la India hubiera contribuido de manera destacada, al lado de Brasil, a la coordinación del bloque de países en desarrollo que frenó la pretensión de los industriales de imponer su agenda a las negociaciones. En cuanto a las repercusiones para la India de que no haya arrancado la Ronda Doha la impresión general es que ello no afectará más que a penas tangencialmente a la economía nacional.
No sólo está el inmenso tamaño de la población, mil millones de habitantes, con un dinámico mercado interno que viene impulsando un crecimiento anual de casi el seis por ciento. La otra razón por la que a la India no le preocupa demasiado el retraso de las negociaciones es la protección que sus altos aranceles ofrecen a su agricultura y a su industria. Es más, las reducciones que hubiera estado obligada a aplicar a su tarifa externa conforme a cualquiera de las fórmulas que se estaban manejando en Cancún todavía le habrían dejado un nivel general de más del 25-30 por ciento, muy por encima del promedio arancelario de los demás países en desarrollo como por ejemplo México.
La comunidad empresarial india quedó pues muy tranquila de lo acontecido en Cancún y continúa sus promociones en los países de la región para ampliar sus exportaciones que han estado aumentando a razón de seis por ciento en el año actual procurando vencer su actual déficit comercial.
Es ya un lugar común afirmar que el fracaso de la Rueda Doha presagia el debilitamiento del sistema multilateral de comercio. Sin duda puede dar mayor ímpetu a las asociaciones regionales y los tratados bilaterales como lo está buscando hacer la India. La estrategia trata de reafirmar relaciones políticas y abrir mercados en los países vecinos miembros de la Asociación del Sudeste Asiático (ASEAN) con la que firmará en estos días un acuerdo comercial. Ello explica los viajes del Primer Ministro y de diversos miembros del gabinete a Tailandia, China, Irán, Turquía y países europeos. La América Latina también es objeto de una promoción específica con visitas recientes a Brasil, Chile, Paraguay y Colombia.
Dentro de un esquema global, una prioridad de primer orden de la India es potenciar su compleja relación con China, su vecino al norte. De ahí el exitoso viaje que el Primer Ministro ha hecho a Pekín y la visita que hace meses hizo a Nueva Delhi el Primer Ministro chino. Está en puerta una nueva entrevista del señor Vajpayee con su homólogo chino, Wen Jiabao, en la próxima reunión de la ASEAN en Bali.
Las relaciones con China han sido muy quebradizas en los últimos cincuenta años. Las disputas fronterizas no acaban de resolverse. La línea divisoria en Ladakh y Arunchal Pradesh y en el ventisquero de Siachen siguen siendo escenarios de esporádicos intercambios de artillería.
A la aceptación tácita de China de la soberanía de la India sobre el antiguo reino de Sikkim en la última reunión bilateral cumbre correspondió un reconocimiento expreso por parte de la India de que Tibet forma parte de aquel país.
Pero China sigue receloso del potencial nuclear de la India. Los actuales esfuerzos diplomáticos por ambas partes tienen por objeto inaugurar una etapa de relaciones abiertas y tranquilas.
El comercio bilateral ha sido estimulado por las misiones de importantes hombres de negocios indios. Hay áreas de interés como la informática, en sus dos vertientes, los equipos y la programación, la industria automotriz, la farmacéutica y la petroquímica. La comunicación terrestre directa entre los dos países por carretera el Paso de Nathula transitado por caravanas desde hace muchos siglos abre a los productos indios todo el vasto occidente chino, precisamente la región a la que Pekín enfoca un vigoroso programa de desarrollo.
Las relaciones económicas entre los dos gigantes asiáticos pueden desarrollarse sin que les hagan mucha falta las negociaciones que se detuvieron en Cancún.
El pujante futuro que este panorama aparentemente ilimitado les ofrece de ninguna manera significa, empero, que desestimen sus respectivas membresías en la Organización Mundial de Comercio. Promover mejores condiciones de acceso a los mercados del resto del mundo completa la estrategia que cada uno tiene que guardarse en la manga para cualquiera eventualidad que pudiera surgir en este impredecible Siglo XXI.
Nueva Delhi, 7 Octubre de 2003.
jfaesler@yahoo.com