Pese a la insistencia de Estados Unidos el gobierno indio decidió no enviar tropas a Iraq. Las razones son varias, algunas ya anticipadas hace unas semanas y otras de coyuntura. Todas parecen bastante obvias.
La primera es de congruencia con la posición de la India desde que se presentó el dilema de opinar a favor o en contra de una intervención militar en Iraq sin la aprobación de la ONU. Aunque sin ser miembro del Consejo de Seguridad, la India expresó su oposición a que se realizase, primero, una acción militar sin haberse terminado la tarea del grupo de inspección encabezado por Blix y Elbaradei para buscar las armas de destrucción masiva. Mucho menos estaba de acuerdo con que se autorizase a los Estados Unidos y al Reino Unido atacar a Iraq.
La segunda razón radica en la amistad que desde hace mucho tiempo liga a la India con Iraq. Muchas empresas indias comercian con ese país o han realizado obras de ingeniería, aun bajo el régimen de Saddam Hussein. El ofrecer contratos a las empresas indias para la reconstrucción de Iraq a cambio de apoyar las intenciones anglosajonas, no llamaba mucha atención ya que los empresarios indios tienen experiencia y contactos propios.
Los argumentos para enviar tropas indias a Iraq en estos momentos tampoco podían ser muy convincentes en la presente coyuntura. El creciente asedio callejero y en el campo a que se enfrentan las tropas norteamericanas e inglesas debido a una guerrilla que va apareciendo por todas partes equivale a una guerra de “atrición” que está sangrando su presencia.
Está por verse qué tanto de estos ataques son organizados por los remanentes de las fuerzas de Hussein o son de origen popular. El papel de defensor de las tropas invasoras no sería de ninguna manera aceptado por la opinión pública india.
El gobierno indio no estaba dispuesto a que bajo cualquier pretexto sus soldados fuesen a desempeñar un papel de represión contra el pueblo iraquí.
Menos aún ahora que hasta en los mismos Estados Unidos y Reino Unido se cuestiona la veracidad de los datos que se dieron para sustentar la necesidad de la invasión dejando al aire la tan reiterada justificación de la acción militar unilateral. Por todo lo anterior, la llamada de los Estados Unidos a diversas naciones para que los ayudase en este trance no podía caer en peor momento.
El anuncio dado el lunes 14 de que la India no enviará tropas al escenario iraquí deja abierta una posibilidad. Si el Consejo de Seguridad llegara a sancionar el envío de tropas, se volvería a estudiar la cuestión. Entre tanto, la congruencia de la India con su posición frente al problema fortalece su presencia históricamente importante en toda la región indostánica vecina de Iraq.
Otra consideración, bastante actual, son los 150 millones que componen la comunidad musulmana de la India. Ese 15 por ciento de la población, aunque electoralmente una minoría, juega un papel decisivo para la tranquilidad interior del país. Más aún, en estos momentos sigue pendiente de resolverse el espinoso problema de la reconstrucción de una mezquita y un templo hindú en el pueblo de Ayodya, mítico lugar de nacimiento del dios Rama. Mandar tropas a Iraq, país musulmán en turbulencia, podría agravar este enquistado problema.
El realismo político explicó la decisión del gabinete indio que constituyó una derrota diplomática para Estados Unidos. La posición que México ha asumido en el Consejo de Seguridad de desligarse de la acción unilateral anglosajona se basó en el respeto a los principios de consenso y multilateralidad que deben solucionar los problemas internacionales. En ambos casos, se ha emitido una señal clara de que la acción unilateral no es el camino para garantizar la paz y la seguridad del mundo.
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