La investigación fue realizada por Eugeni Porras Carrillo
Desde su llegada a México en 1982, el etnólogo español Eugeni Porras Carrillo se interesó en la complejidad de las políticas indigenistas de nuestro país. El investigador viajó a distintas regiones para convivir con algunas etnias, sobre todo aquellas que habitan en la sierra tarahumara. A 21 años de haber iniciado aquella aventura, los ensayos escritos en esas comunidades son reunidos en lo que Porras llama una “bitácora desmitificadora, enemiga del etnocentrismo que corrompe y se ramifica por doquier”.
Editado por el Conaculta, a través del Instituto Chihuahuense de Cultura, dentro de la colección Solar, el libro Políticas Indigenistas en la Sierra Tarahumara aborda temas poco conocidos de esta región como su reorganización social, los impactos socioculturales, la salud entre los habitantes de la zona e incluso investigaciones sobre la explotación forestal de la Sierra.
El investigador afirma que el territorio Tarahumara es un espacio multicultural y pluriétnico que ha interesado a especialistas de distintas corrientes: desde los aventureros de hueso colorado hasta los neoliberales más yuppies. “El papel jugado por el indigenismo ha configurado y matizado no solamente las condiciones socioculturales específicas en las que se encuentran sus poblaciones, sino también ha conformado la visión que desde fuera tiene el resto de la sociedad”.
Porras considera sorprendente que en México se haya investigado muy poco sobre la historia y los rasgos de la política indigenista en la Sierra Tarahumara que en el 2002 cumplió 50 años. Cree que esta indiferencia se debe principalmente a dos factores: indagar sobre políticas no resulta tan apasionante como hablar de los indígenas y sus costumbres exóticas, y segundo, las investigaciones dejarían al descubierto el poder omnipotente de la burocracia.
Por estas razones, el etnólogo afirma en el libro que los principales objetivos de sus ensayos son dar a conocer, en forma contextualizada, los múltiples documentos abandonados en archivos muertos; también el ofrecer un testimonio del periodo reciente del indigenismo en la Tarahumara, mostrando el importante papel de los técnicos y la presencia casi invisible de los indígenas eufemísticamente llamados “población beneficiada”.
“El propósito final de este libro es presentar un ejemplo de cómo puede recuperarse el material escrito producido y archivado por quienes han pasado por el Instituto Nacional Indigenista en Chihuahua; revalorizar su importancia en tanto datos históricos y como fuentes para la discusión sobre el papel actual del Estado frente a los grupos indígenas”.
Eugeni Porras afirma estar consciente de la discusión abierta de los problemas derivados del contacto sociocultural entre sociedades desiguales, la constitución del estado-nación en regiones multiculturales y pluriétnicas, así como las posiciones que consideran inevitable una integración de las culturas étnicas en el marco del desarrollo occidental moderno.
“En este contexto hay especialistas que creen posible la disociación economía-cultura, reducida a inoperantes sobrevivencias de rasgos exóticos o tradicionales. También hay quienes creen en el otro extremo y plantean una especie de autonomía total en la que no exista interferencia de ninguna institución y que sean los propios grupos los que decidan qué hacer con su propio entorno y sus formas socioculturales”.
Y añade: “En medio de este mar de opiniones y posturas se encuentra siempre el etnólogo tratando de ser científico y de aplicar un complejo sistema de herramientas teóricas, de sesudos discursos basados en lo que otros dijeron e hicieron. Sin embargo el tratar de medir la realidad no es más que otra invención, ya que frente a quienes defienden la objetividad de la misma y la evidencia del hecho, tan sólo queda el respeto por distintas opiniones”.