Reportajes

Infierno en la infancia/ Primera parte

Por Cecilia Aguilar

Menores abusados y usados en pornografía son problemas crecientes en la sociedad

TORREÓN, COAH.- Sólo a un árbol se atrevía a decirle que su padrastro la tocaba. “Wendy” es una menor que a los 11 años fue víctima de la perversidad humana. Por las amenazas de su agresor, a nadie podía contar lo que le pasaba. La seguridad de sus tres hermanos estaba en juego.

El abuso sexual en niñas, niños y adolescentes, es un tema que más de las veces queda entre telones, debido al silencio y secreto que rodea este tipo de experiencias. La cultura de la no denuncia permite que cada día aumente el número de casos. Por ello, la importancia de hablar de la existencia de los abusos sexuales y que sean reconocidos como un problema que se presenta en todos los estratos sociales y económicos que hay que abordar.

Hasta que sus amiguitas la descubrieron llorando y comentando a un árbol lo que le pasaba, “Wendy” se animó hablar. Su Víacrucis hubiera sido más corto si lo hubiera denunciado a tiempo, pero con amenazas y engaños, el agresor tiene cautiva a la menor. Fue así como Trabajo Social de la secundaria, llevó el caso a las instancias correspondientes, donde por atentados al pudor, el ofensor fue consignado.

La Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) menciona en recientes estudios que el país registra altos índices de abuso sexual infantil, donde el promedio de edad de afectados es de 5.7 años. De junio de 1994 a mayo del 2002, la institución atendió 894 casos, de los que el 48.9 por ciento, fueron sobrevivientes de abuso sexual en la infancia que no recibieron ninguna ayuda y el 21.8 por ciento tuvo acceso a apoyo.

La clave es la denuncia

En el ámbito regional diversos organismos, tanto oficiales como privados, trabajan a favor de niñas, niños y adolescentes. Pero de acuerdo a sus reportes no hay un indicador en cifras que sea comparativo con años anteriores en el número de casos de abuso sexual.

El número de abusos a niños que no se reportan es descomunal, ya que los menores tienen miedo a decirle a alguien lo que le pasó y eso hace que el proceso legal se complique, se lamenta María Guadalupe Valenzuela Cepeda, agente del Ministerio Público de Delitos de Familia y Discapacitados de la Procuraduría General de Justicia en el Estado de Coahuila.

El abuso sexual a los niños suele ocurrir frecuentemente en la familia, a manos del padre, un padrastro, hermano u otro pariente -en estos términos, al abuso sexual se le llama incesto-, explica la agente del Ministerio Público, quien además agrega que en lo que va de enero al presente mes, la agencia ha registrado 12 denuncias y todas han sido consignadas.

“Esta cifra aunque no es alentadora, sí es importante para decir que poco a poco son más los casos que se denuncian, pues en el 2002, solamente tuvimos durante todo el año 11 denuncias”.

Muchos niños abusados sexualmente callan, hasta que alguien percibe los cambios que se producen en su conducta.

Como a “Wendy”, también a “Brenda” le pasó casi lo mismo. Su padrastro sí abusaba de ella y la golpeaba. Un día, no pudo más y salió corriendo, pues el agresor la seguía. La fuerza y la vitalidad se impusieron en la menor de 12 años, llegó a casa de una vecina y llorando le solicitó que llamara a la policía a la vez que angustiada le confesaba todo. La vecina consoló a la pequeña y se comunicó a la Dirección de Seguridad Pública Municipal. Los agentes acudieron, detuvieron al abusador y previa investigación por parte del Ministerio Público, se descubrió el daño causado a la menor.

“Pero a los pocos días de iniciado el proceso, comparece la madre de la menor argumentando que la niña no dice la verdad y manifiesta que quiere otorgar el perdón, muy típico en estos casos, pero valorado el asunto, se le dice a la señora que no procede. Entonces es cuando interviene la Procuraduría de la Familia para amparar a la niña y determinar si es o no retirada de la madre”, dice la agente del Ministerio Público.

Con notable pesar, Valenzuela Cepeda expuso que el Ministerio Público también se encuentra con una limitante que son los jueces y las propias leyes “pues éstas son frías y al llegar un expediente a las manos del juez, lo ven como un papel más y por no reunir una prueba, se va a los extremos y toma en cuenta un artículo que prevé a la Ley y aunque exista la confesión del denunciado y el señalamiento del menor ofendido, dejan en libertad al responsable”.

Apoyo

A cuatro años de la terrible experiencia que significó ser violada por el hermano de su madre, “Isabel”, con 12 años de edad, acostumbrada ya al dolor puede contar lo que le pasó.

Al tiempo que sus ojos se ensombrecen, ella recuerda cómo una noche, cuando su mamá se fue a trabajar –mesera de un bar– el ofensor entró a la casa después de la medianoche para abusar de ella aprovechando el silencio de la noche y que la mujer casi nunca atrancaba la puerta, “es que salía a la carrera”, justifica la menor.

“Isabel”, una larguirucha muchachita, no recuerda a su padre, pues su mamá se separó de él cuando tenía dos años. Su hermana, la menor, no podía percatarse del abuso, pues vivía con su abuelita, “solamente mi hermano y yo nos quedábamos en esa casa, mi mamá regresaba más allá de las cuatro de la madrugada”, dice mirando al piso.

Así transcurrió casi un año, explica la menor, quien en el DIF Torreón ha encontrado protección y cariño, “hasta que un día cuando estaba... él... mi hermano, descubrió lo que me hacía... logré gritar y pedirle ayuda, entonces mi hermano alcanzó a tomar un bate y lo golpeó”, recuerda con tristeza.

Motivada por su hermano, le informó a su madre y procedieron a la denuncia, “mi tía Sandra y mí mamá lo demandaron, los jueces dijeron que merecía cuatro años de cárcel...”, dice mirando al vacío y luego agregó: “pero solamente duró tres días... pues mi abuelito y mí tía Patty lo sacaron... ahora anda fuera de aquí...”, explicó la menor, quien ha reportado muchos avances en su recuperación y está próxima a terminar la educación primaria.

Verónica Gutiérrez Varela, directora de Integración Familiar del DIF Torreón, explica que actualmente en el Centro Multifuncional La Rosita, atienden a 18 adolescentes, en Casa Puente 24 adolescentes y en el Centro Braulio Fernández 11 jóvenes, quienes reciben apoyo en sus problemas. Del total de estos adolescentes, una niña de doce años fue violada por un cuñado, otra de la misma edad, por un amigo y una jovencita de 14 años, por un vecino.

Es en la Casa Hogar donde más población atienden, en ella se encuentran 59 adolescentes que reciben atención psicológica, educación, alimentación y cariño.

“Tratamos de darles lo mejor, pues son niños que a su corta edad, han sufrido mucho... están necesitados de cariño, de atención, ellos son muy demandantes en este aspecto, pues su vida ha transcurrido en total amargura”, comenta Verónica Gutiérrez Varela.

Precauciones

Para impedir o disminuir la oportunidad del abuso sexual, los padres de familia pueden tomar las siguientes precauciones:

* Comunicar a las niñas y niños de la existencia de abusos sexuales

y de cómo se producen.

*Decirles que tienen derecho a la privacidad de su cuerpo. Nadie debe tocarlo o mirarlo de una forma desagradable. Tienen derecho a negarse a ello.

* Que si alguien les mira o toca en una forma que no les gusta, deben contarlo enseguida. Hacerles saber que pueden confiar en ti, que vas a creerles y protegerles.

* Explicarles las formas en que los agresores tratan de intimidar para que guarden el abuso en secreto.

* Decirles que nunca deben guardar este tipo de secretos aunque se los pidan o les amenacen.

* Es muy doloroso para una madre saber que el abuso fue cometido por su esposo o pareja, inclusive un familiar cercano. Entonces ella también es otra víctima y tendrá que decidir si es necesario hacer un examen médico a su hija

o hijo. El mayor conflicto es decidir si presentará una denuncia para demandar judicialmente al agresor. Por todo lo anterior, ella también necesitará apoyo psicológico y legal.

¿Qué es y cómo se da el abuso sexual?

Estudios de la UNICEF, señalan que el 47 por ciento de las niñas y adolescentes explotadas sexualmente fueron víctimas de abuso y violaciones en sus hogares.

* Los abusos sexuales a menores son actitudes y comportamientos que realiza un adulto -generalmente varón- para su propia satisfacción sexual, con una niña, niño o adolescente.

* Emplea la manipulación emocional como chantaje, engaños, amenazas y sólo en algunos casos, la violencia física.

* No son sucesos aislados. Generalmente ocurren a lo largo de mucho tiempo.

* Al contrario de lo que puede suponerse, los abusos sexuales a menores se producen en todas las clases sociales y son muchas las niñas y niños afectados.

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