EDITORIAL Columnas Editorial Caricatura editorial

Injusticias e iniquidades

Cecilia Lavalle

Concedamos que tiene razón el señor Presidente cuando nos dice que recolectar impuestos no es agradable. Concedamos también que, como afirmó, los impuestos nunca serán del agrado de nadie. En donde no estoy segura de concederle la razón es cuando dice que recolectar impuestos “no es la manera de promover la equidad”, ya que siempre “serán injustos, inequitativos”.

Yo no soy economista y, como he dicho muchas veces en este espacio, estoy muy lejos de serlo: a duras penas manejo mi propia economía y, por supuesto, no siempre con éxito. Así que, concediendo que a lo mejor no soy la más indicada para cuestionar las afirmaciones del señor Presidente en materia económica, sí soy lo suficientemente curiosa para tener algunas dudas que no me permiten concederle la razón.

Los impuestos no son la manera de promover la equidad, afirma. Lo que no significa que no puedan promover iniquidad ¿o sí?

Porque supongamos que en una casa existen tres personas que ingresan mensualmente dinero: una 100, otra 50, otra 10 pesos y la regla es que todos deben contribuir con los gastos, pero se establece que la contribución deberá ser de 9 pesos. Pese a significar un trato igual ¿no promueve la iniquidad? Así me suena la intención de gravar con el 10 por ciento alimentos y medicinas. Para el director ejecutivo de una empresa, o para un alto funcionario de gobierno es como quitarle un pelo a un gato (y no a cualquier gato, sino a uno de esos que tienen muchos pelos); pero para un obrero que percibe el salario mínimo, ese “pequeño” impuesto tendría un altísimo impacto en su nivel de vida. Habría que concederme entonces, que trato igual a los desiguales no sólo es injusto sino que genera mayor desigualdad.

Y conste que eso no es menor en uno de los países con mayor desigualdad en el mundo. Según el estudio “World Factbook 2002” publicado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, en México el 40 por ciento de la población vive por debajo de la línea de pobreza, proporción que rebasa a países como India, Argelia y República Dominicana, entre otros. El 10 por ciento de los hogares mexicanos con mayores ingresos concentra el 41.1 por ciento del consumo nacional y el 10 por ciento más pobre sólo consume el 1.6 por ciento (periódico Reforma, enero 4 y 5 de 2003). Claro, de esto no tienen la culpa los impuestos, pero aplicar una tabla pareja me parece que puede provocar un serio problema para 4 de cada 10 mexicanos/as.

Luego dice mi Presidente que los impuestos siempre serán injustos, inequitativos. Pero no estoy segura que quisiera decirlo en el sentido que lo entendí. Enrique Galván Ochoa, en su columna “Dinero” (La Jornada, noviembre 14 de 2003), dice que la propuesta de reforma incluye exentar del pago de Impuesto Sobre la Renta (ISR), a los trabajadores/as que ganen hasta 76 mil pesos al año –alrededor de 200 pesos diarios-, y que quienes ganen de 76 mil a 5 millones pagarán 25 por ciento del ISR en lugar del 34 por ciento actual, lo que representa un aumento en sus ingresos vía ahorro de impuestos. Y cito al columnista: “…según fiscalistas consultados, el propio presidente Fox y los secretarios de Estado, que perciben sueldos muy parecidos, alrededor de 2 millones 952 mil pesos anuales, se evitarían el pago de 281 mil pesos del ISR”. Si a eso se refiere el Presidente con impuestos injustos e inequitativos, habrá que concederle razón; porque si no entendí mal, de prosperar la reforma como se plantea, los que ganan mucho se van a ahorrar una lana debido a que pagarán menos impuestos y los que ganan poco van a tener que pagar más debido a que se gravarán alimentos y medicinas. Me parece, en efecto, injusto, inequitativo y cínico.

Por último no es que a mí me guste andar llevando la contraria, pero si no me cuadra eso de ahorrarle impuestos a los ricos y cobrarle a los pobres, menos me cuadran las 20 mil plazas solicitadas para contratar o promover a personal en la burocracia federal, 130 de ellas de alto nivel en el área de la Presidencia. Según el columnista Manuel Jáuregui (Reforma, noviembre 14 de 2003), en estas 130 plazas se incluyen “13 nuevos mandos medios y superiores con percepciones individuales que oscilan entre los ¡DOSCIENTOS ONCE MIL Y LOS DOSCIENTOS VEINTIDÓS MIL PESOS MENSUALES!” (con mayúsculas aparece en el original y no es para menos). No me cuadra que me digan que nuestro país necesita dinero para combatir la pobreza y al mismo tiempo se proponga aumentar la plantilla burocrática con salarios mensuales superiores a los que recibe el presidente de Estados Unidos o de Canadá. No me cuadra que 13 personas ganen alrededor de 7 mil pesos diarios y por lo menos ocho millones de mexicanos/as ganen 10 pesos diarios. No me cuadra que a unos y a otros se les cobren los mismos impuestos.

Yo opino que si se trata de repartir injusticias e iniquidades, ¿qué tal que las van repartiendo para los que perciben más ingresos?

Apreciaría sus comentarios: cecilialavalle@hotmail.com

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 60338

elsiglo.mx