De nueva cuenta nos encontramos ante el final de un año y el principio de otro. Ese recurso no renovable llamado tiempo, nos gana de nuevo la carrera y, todo lo que no hicimos, lo que no dijimos, lo que de nueva cuenta, como en otros años anteriores, dejamos en puro proyecto o en el peor de los casos en mera buena intención, vuelve a la carga en nuestras conciencias para que, a manera de consuelo digamos: ¡ahora si!, ¡en este nuevo año si lo hago!.
Si fuéramos honestos con nosotros mismos y nos preguntáramos cuantos de nuestros propósitos a cumplir en el año 2002 fueron logrados ¿Qué contestaríamos?. Aún más, ¿Cuantas personas establecieron metas específicas a lograr durante el año que termina y cuantas no contaban con ningún objetivo? Si calificáramos nuestro desempeño en el área de objetivos cumplidos durante el año 2002, ¿Aprobaríamos aunque fuera ?de panzazo??
Si en el pasado no hemos logrado llevar a la práctica nuestros buenos propósitos, es altamente probable que, igual que en los años anteriores, el año nuevo se nos vaya sin ninguna novedad. Otra vez les menciono a los lectores lo que decía mi tía Goya de El Cercado, Nuevo León: ?siempre que pasa igual, sucede lo mismo?, y, si en este año 2003 va a pasar igual con nuestros buenos propósitos y de nueva cuenta los abandonaremos, a veces sin siquiera haber hecho el intento de iniciarlos, con toda seguridad, sucederá lo mismo: ¡nada!
Para que una persona quiera verdaderamente cambiar para mejorar, lo debe mover una real y verdadera insatisfacción con su condición actual; los consejos que reciba, las lecturas que realice, las conferencias y cursos a los que asista, lo pueden predisponer a cambiar, pero el verdadero motor que lo iniciará en la acción, en pasar de las meras intenciones a los hechos es la insatisfacción consigo mismo. Por ejemplo, si realmente estamos insatisfechos con nuestro estado físico, con toda seguridad iniciaremos un programa de ejercicio y alimentación que nos conducirá a estar en forma y a sentirnos mejor física y mentalmente; si estamos realmente insatisfechos con nuestros conocimientos y con nuestras habilidades, encontraremos la forma de autocapacitarnos y la forma de desarrollar las habilidades que creemos que más falta nos hacen; Si realmente estamos insatisfechos con nuestro nivel personal de competitividad, definiremos nuestros objetivos y le pondremos manos a la obra para intentar ser mejor que el mejor en nuestra área de desempeño. Estimado lector ¡echémosle ganas! Si no cumplió sus propósitos del 2002, que en el 2003 no le pase igual, para que no le suceda lo mismo.
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Por este medio quiero dar las gracias a todas las personas que semana a semana leyeron mis colaboraciones; a todas las personas que por vía telefónica, por correo electrónico o en forma personal, me hicieron llegar sus comentarios y sus sugerencias, les aseguro que los tomo muy en cuenta y que me da gusto tener comunicación directa con ellos porque de esa manera confirmo que no son fruto de mi imaginación y que de verdad tengo quien me lea. Algunas de estas personas me preguntan si las anécdotas que menciono son ciertas y les contesto que todo es como lo recuerda mi memoria en continua complicidad con mi imaginación. Alguien más preguntó si mi tía Goya existe y le dije que afortunadamente si, todavía sigue siendo dueña y señora de El Cercado, Nuevo León. Estas colaboraciones, también se presentan en El Siglo de Torreón y una persona que lo lee por Internet en los Estados Unidos me felicitó y le mande una serie de mis colaboraciones y él, en venganza, me mandó algunos artículos suyos que ha publicado en revistas norteamericanas.
En mi última colaboración de este año quiero referirme a una emotiva llamada telefónica de un lector quien me preguntó que como le hago para seleccionar los temas, ponerles título y desarrollarlos. Procuro seleccionar los temas tratando de que tengan como denominador común seis características: 1) que sean de aplicación directa en nuestro entorno lagunero, 2) que sean de crítica constructiva, 3) que intenten motivar a los laguneros, 4) que el título sea atractivo y sugerente para provocar la atención, 5) que promuevan y fomenten los valores que tanta falta nos hacen y, 6) que nos muevan a tratar de ser mejores cada día. Como dice Germán Dehesa: ?hay que tirarle muy alto?. Flechero torpe, a veces doy en el blanco y a veces no. Después de seleccionar el tema y el título, lo cual puede llevar de uno a cinco días, lo que sigue es la acción y me pongo a teclear mi computadora por un lapso de dos a tres horas, por lo general en la madrugada cuando ya todo es silencio, hasta que termino las dos cuartillas para posteriormente presentarlas en Contextos de GREM y en Contexto Lagunero de El Siglo de Torreón. Debo confesar que la mayor parte de las ideas que expongo son resultado de la lectura de libros y revistas especializadas y yo, únicamente las sintetizo y las combino con experiencias propias para tratar de darle un toque personal a cada uno de los temas. Con la explicación anterior doy respuesta a la pregunta. Mis mejores deseos para todos los lectores de El Siglo de Torreón y para quienes hacen posible la realización de este diario. ¡Que todos sus propósitos se lleven a la práctica en el año 2003!.
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