Por Martín Chávez Chávez
El Siglo de Torreón
TORREÓN, COAH.- El reclamo social dejó de importarle a las autoridades, los gobiernos de los distintos niveles se preocupan más por contestar las provocaciones políticas que atender las carencias de las colonias periféricas, así lo plantean Claudia Rodríguez, Maricela Rivas y Genoveva Sánchez, vecinas del fraccionamiento Las Luisas, quienes pensaron que adquiriendo una vivienda financiada por el Infonavit tendrían una vida digna, pero no fue así, hoy se arrepienten de haber aceptado el crédito, sin embargo... ya es demasiado tarde.
El acceso a esta colonia, alejada del centro de la ciudad, es difícil, se encuentra a escasos metros del cerro, cercana a la empresa Cementos Mexicanos, entre montones de escombro y basura, sillones arrojados a la vía pública, calles y avenidas sin pavimentar, cobijada por una nube de polvo, consecuencia del constante funcionamiento de los molinos de piedra que por ahí se ubican, ahí, en el lugar menos apropiado, se levantó el fraccionamiento Las Luisas hace más de diez años.
El Siglo de Torreón dialogó con amas de casa que desde hace ocho años están gestionando la reparación de sus viviendas, estructuras que exhiben cuarteaduras, fisuras que se cubren asegurando que fueron reparadas, pero a los pocos días resurgen rompiendo de nueva cuenta la tranquilidad familiar.
Claudia Rodríguez, cuya vivienda se encuentra en la calle Plan de Ayala, recuerda su antigua casa en la colonia Moderna, donde vivía con sus suegros: llegué aquí hace ocho años y es mejor vivir sola, pero en estas casas la situación es complicada, reconoce, hace un año cubrieron los muros pero al poco tiempo se presentaron otra vez las grietas y de nada sirvió.
Maricela Rivas, vecina del lugar, comentó que tenía su casa en la avenida Allende y calle Juan Antonio de La Fuente, en un barrio donde había muchos vagos: pagaba renta y decidimos tramitar una vivienda a través del Infonavit, donde en un principio nos dijeron que nos iba a tocar en el fraccionamiento Residencial del Norte.
Sin embargo, días después en que nos presentamos, nos informaron que nuestra nueva casa estaba en Las Luisas y al visitar esta colonia y las condiciones bajo las cuales viviríamos, decidimos rechazar el crédito, pero en Infonavit nos advirtieron que si no aceptábamos perderíamos el derecho... No nos quedó otra opción, más que aceptar.
Genoveva Sánchez vivía en la colonia Las Carolinas: “estaba mejor allá, más céntrico, con servicio de transporte, pero pagaba renta, reconoce, no me imaginé que viviría en una casa tan costosa, lejana, con la carencia de servicios básicos y constantes molestias ”, sostiene.
En agosto del 2001 repararon algunas viviendas que tenían cuarteaduras, pero todavía ni termina-ban de arreglar una cuando la que ya habían reparado presentaba otra vez fisuras en los muros. Dentro de tu casa abres un pozo y con suma facilidad se va el agua, porque –dicen—, que esta construcción se hizo sobre un terreno inadecuado, antes eran puros pozos y no se compactó bien la tierra.
Las constantes explosiones de los molinos que ahí funcionan, han quebrado vidrios de ventanas y provocado alergias y problemas mayores como asma en toda la población del sector, el servicio de transporte de pasajeros que ofrece la Ruta Sur Cementos o Panteones, no entra a la colonia y deja a sus habitantes a más de un kilómetro de distancia.
Mucha gente ha decidido perder lo que ha dado de abonos al Infonavit porque aquí no se puede vivir, “mi esposo me dijo que ya no le metiéramos nada a esta casa, pues al terminar de pagarla la remataríamos y nos iríamos a cualquier otra parte”, señala Maricela.
Sin embargo, la protesta de los vecinos de Las Luisas, quedó solamente grabada en los videos, cassetes y ejemplares de medios de comunicación desde hace ocho años, pues a pesar de que las autoridades de los tres niveles de gobierno están enteradas de la situación, nadie hace nada.
Bueno, y el seis de julio ¿fueron a votar?
No, no tiene caso, así no se puede creer en los gobiernos, fue la cruda respuesta de dos de las vecinas.
Trampa mortal
A escasos metros de los límites del fraccionamiento Las Luisas, está el barranco bajo el cual funcionan dos molinos de piedra y que representa un constante peligro para los vecinos de este módulo habitacional, principalmente para niños.
Habitantes del lugar recuerdan los primeros meses del año anterior cuando el sobrino de Adela, la de los tamalitos, cayó en ese peligroso precipicio y perdió la vida al golpearse la cabeza con una enorme piedra.
Después del mortal accidente, la autoridad puso postes a lo largo del terreno, pues se colocaría una malla protectora, sin embargo todo quedó en eso, los vecinos siguen corriendo el mismo peligro. “Esperan que se registre otra tragedia”, comentan los habitantes del lugar, quienes no saben qué hacer ante las difíciles condiciones bajo las cuales viven en Las Luisas.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón