El probable banquete futbolístico del miércoles en Guadalajara a mí me dejó con apetito; México quiso y no pudo, y Brasil, obligado por los millones de dólares que le paga su patrocinador, vino a un paseo cadencioso en la cancha del Jalisco.
Los partidos amistosos suelen ser poco espectaculares y más cuando la promoción se debe al festejo de NIKE por haber firmado al Tri y por ello nos invitan al pentacampeón por lo que era de esperarse un partido con demasiadas limitantes tácticas, técnicas y físicas.
El futbol apareció a cuentagotas y las ocasiones de gol fueron mal concretadas, sobre todo por los centrodelanteros Borgetti y Ronaldo, quienes no estuvieron finos a la hora de la definición.
Brasil es una inagotable fábrica de figuras y por eso cobran sumas fantásticas estos extraordinarios atletas, sin embargo, dista mucho de ser un equipo de futbol. Cada uno atiende a su juego, al más puro estilo de "Juan Pirulero" y se priva al público de ver pinceladas del más alto nivel en el balompié.
México por su parte, va encontrando de a poco su forma de jugar quedando claro que existen jugadores insustituibles como Rafael Márquez y Pavel Pardo, quien tomó el mando en el medio campo aunque tuvo que abandonar el encuentro por lesión.
Los yerros estuvieron a cargo de Jared Borgetti, pues el santista trajo la mira chueca aunque es de aplaudir su constante participación en el ataque azteca.
El público esperaba más y quizá por eso al final se dedicó a corear el "Chivas, Chivas" como un reproche al poco espectáculo recibido. Los únicos "ganones" de la noche fueron los revendedores que hicieron su agosto en pleno abril. Es evidente que alguien protege a estas mafias que atentan contra la economía del verdadero aficionado.
En otro platillo insípido se ha jugado la ida de las semifinales del torneo Campeones de la Confederación de Futbol donde como se esperaba y dictaba la lógica, los clubes mexicanos se colaron en bola. Este evento es de una desorganización desesperante, nadie sabe cuándo se juega ni quiénes son los reales campeones participantes pero hay que jugarlo a fuerza, so pena de ser sancionados por la FIFA.
Los equipos mexicanos tienen que luchar contra la falta de calendarización adecuada y enfrentar los partidos con suplentes a sólo tres fechas de que concluya el campeonato casero. Son de esas invitaciones que te provocan pesadillas.
Finalmente comentar que me pareció exagerada la sanción de un mes de castigo sobre Hugo Sánchez; creo que al pentapichichi le pasaron todas las facturas del año y se pretende que su castigo sea ejemplar. Ahora habría que pedirle al Consejo Nacional la misma mano dura contra declaraciones tronantes de directivos como Rodríguez y Vergara. No olvidar que la ley es para todos.