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BAGDAD, IRAQ.- Estados Unidos siguió ayer su ofensiva contra los alrededor de cinco mil leales al depuesto líder iraquí Saddam Hussein, siete de los cuales murieron en un ataque de helicóptero, mientras los ataques en su contra persistían.
En tanto, en los cuarteles de las tropas enviadas por los diversos países que integran la coalición que lidera Washington, las medidas de seguridad quedaron reforzadas en prevención de nuevos ataques como el del pasado miércoles contra militares italianos.
Un helicóptero AH-64 Apache detectó ayer un grupo de la resistencia iraquí que preparaba un ataque contra las fuerzas estadounidenses y tras atacarlo, quedaron muertos siete militantes, uno más herido y otro logró huir, informaron voceros castrenses.
El hecho tuvo lugar a unos 20 kilómetros al norte de la ciudad de Tikrit, cuando los militantes preparaban el atentado, agregó la fuente.
Entre jueves y viernes, el norte y el aeropuerto de Bagdad fueron escenarios de otros hechos. En el primero una bomba explotó la víspera al paso de un convoy estadounidense en Samara, 125 kilómetros al norte de Bagdad, con dos soldados estadounidenses muertos.
Otros hechos violentos se han desarrollado desde la víspera en torno al aeropuerto bagdadí, donde al anochecer helicópteros estadounidenses sobrevolaban mientras se oían explosiones de origen aún indeterminado.
La misma área fue escenario de la destrucción de un edificio de la Guardia Repúblicana, cuerpo de élite de Hussein, que según voceros militares estadounidenses estaba siendo usado por la resistencia iraquí.
En Mosul, unos 350 kilómetros al norte de Bagdad, un artefacto explotó al paso de un convoy y dejó tres militares heridos, mientras que en los últimos tres días suman ya 78 los presuntos simpatizantes de Hussein que han sido detenidos en la misma región.
En tanto, la llamada “zona verde”, donde se asienta el cuartel general estadounidense, recibió varios disparos de misiles y granadas, sin que se cuente aún con una evaluación de bajas.
Los diversos hechos se encuadran en la Operación Martillo de Hierro, que inició el pasado miércoles, horas después del ataque al cuartel militar italiano en la sureña ciudad de Nazeriya.
Por su parte, las fuerzas de los países que integran la coalición que encabeza Washington, han tomado diversas medidas de seguridad, como Corea del Sur, que suspendió las actividades de sus 464 ingenieros y médicos con base en Naseriya.
Los trabajos suspendidos son específicamente los de capacitación para la construcción, mientras que la prestación de servicios médicos continuará pero dentro de su base.
La decisión siguió al anuncio de Seúl la víspera, en que señaló que su contingente llegará a tres mil hombres en total, pese a la sugerencia estadounidense de que fuera más numeroso.
A su vez las tropas holandesas, en la sureste ciudad de Samawah, establecieron el estado de alerta luego de recibir una amenaza, según informaron ellas mismas a la población local a través de la televisión y sin precisar mayores detalles.
Por su parte, Tailandia anunció el envío de una misión el 29 de este mes a la central Kerbala, para evaluar las condiciones de seguridad en que se desempeñan sus 400 militares, pero descartó de antemano que vaya a ser retirado el contingente.