Reuters
BRASILIA, BRASIL.- El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, lanzó ayer un ambicioso plan para erradicar en cuatro años el trabajo esclavo, abolido hace más de un siglo pero que en la práctica subsiste en remotas áreas rurales del país.
Unas 25, 000 personas en Brasil están sometidas a condiciones de esclavitud laboral, según estimaciones divulgadas por el gobierno.
Brasil, el último país de América en abolir la esclavitud en 1888 y que recibió unos tres millones de esclavos africanos, suele enorgullecerse por su integración racial, a pesar que las estadísticas indican que los ingresos de los blancos casi triplican a los de los negros.
La Iglesia Católica registró en un estudio reciente la existencia de 5,600 trabajadores rurales en condiciones de esclavitud en distintos estados brasileños. El mismo informe indicó que cada caso registrado representa otros cuatro o cinco casos que no se conocen.
El gobierno, basado en los datos de la Comisión Pastoral de la Tierra, dijo que los estados de Pará, Maranhao, Piauí, Roraima, Tocantins y Mato Grosso, son los que presentan mayores índices de explotación de mano de obra esclava.
Todos se ubican en las regiones norte y centro-oeste de Brasil.
En extensas haciendas de Brasil, especialmente en el norte del país, miles de labriegos trabajan en condiciones miserables largas horas bajo un sol abrasador, sin siquiera agua potable.
El gobierno dijo que en enero, cuando Lula asumió la presidencia, fueron liberados e indemnizados 841 trabajadores esclavos, mientras que en ese mismo mes, desde 1996 al 2000, y en el 2002, “el gobierno anterior no rescató un sólo trabajador (...) en función de las lluvias que dificultan el acceso a las haciendas clandestinas”.
Según la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), creada por la Iglesia para apoyar la organización de los trabajadores rurales del país y denunciar casos de injusticia y violencia en su contra, el trabajo esclavo en el campo brasileño ha aumentado en los últimos años.
Recientemente, la CPT culpó por la situación de los trabajadores esclavos a la impunidad reinante en las áreas rurales y a una falta de acción efectiva del poder judicial en esas zonas.
Casi 120 haciendas fueron denunciadas el año pasado en el país por mantener trabajadores rurales en condiciones de esclavitud, pero muchas veces no existen castigos a los dueños de esas haciendas, lo que perpetúa la práctica de la esclavitud laboral.