TORREÓN, COAH.- “A jalones y pura agua”, cinco guatemaltecos cruzaron gran parte del territorio nacional en busca del “sueño americano” de alcanzar la frontera con Estados Unidos y emplearse de lo que sea para ganar dólares y así poder sostener sus familias, pues en su lugar de origen no hay ni trabajo ni dinero. Ayer por la mañana fueron detenidos por personal de Migración en la Central Camionera.
Ernesto Castillo Reyes, de 39 años; Daniel Valvito Cojón, de 25; Salomón Abel Pérez Cojón, de 28; Marcel Bin Sis, de 26 y Catalino Ixpotach Sis, de 20, todos de ellos oriundos y vecinos Salamán, departamento de Guatemala, fueron detectados por personal del Instituto Nacional de Migración (INM), durante el operativo de rutina que se realiza en la Central de Autobuses de esta ciudad.
Mostrando las huellas del cansancio y sobre todo de la hambruna que padecen, pues desde hace más de una semana no han probado alimento, sólo agua, los cinco indocumentados platicaron con El Siglo de Torreón sobre la crítica situación que viven en Guatemala.
“Sabemos que estamos de ilegales en este país, pero no nos quedó otra que aventurarnos a llegar hasta Estados Unidos, pues en Salamán no hay trabajo ni dinero y así no podemos mantener a nuestra familia”, dijo Ernesto Castillo Reyes, el mayor del grupo.
“Durante un tiempo trabajé como policía, pero el sueldo no me alcanzaba para dar de comer a mi mujer y cuatro hijos, por lo que luego de pensarla por mucho tiempo, decidí que lo mejor era probar suerte en el norte y es por eso que me junté con ellos para ver si podíamos llegar”, agregó.
Hace más de un mes salieron de Salamán, dejando esposas e hijos, con la ilusión de alcanzar el “American Dream” (sueño americano), que durante tanto tiempo añoraron, pues al ganar billetes verdes, podrían salir de las penurias por las que en la actualidad pasan.
“A todos nos movió el mismo interés: tener dinero con qué comer, pero luego de unos días, supimos que el viaje seria largo, pues sin dinero, apenas pudimos conseguir los boletos del camión y sólo tomábamos agua cuando nos ‘calaba’ el hambre”, subrayó Ernesto.
“Ahora, ya nos dijo la gente que nos detuvo que nos mandarían de regreso a Guatemala. Se han portado bien, incluso dijeron que nos darían de comer y hasta cigarros, si queríamos”, manifestó el más joven de los indocumentados.
Sin embargo, coincidieron en decir que aunque los llevaran de regreso a su tierra, tan pronto como pudieran, intentarían de nueva cuenta llegar a Estados Unidos, “para ver si Dios nos hace justicia y podemos ganar algunos dólares con qué mantener a nuestra gente”, concluyeron.