El asunto Codesal-Ramos Rizo ha superado el ámbito deportivo para convertirse en un asunto judicial; el torpe manejo que todos los involucrados han dado a este caso ha hecho que se les salga de las manos, enmarañándose y amenazando con desprestigiar al arbitraje y por ende, al futbol mexicano.
Estamos en presencia del típico abuso del poder y la impunidad que esto genera, pues cuando se habla de intervención de cuentas bancarias, complot, corrupción, espionaje telefónico obviamente alguien tiene que responder y en el caso que nos ocupa hasta hoy, existen más dudas que certezas.
Por ello, me permito compartir con usted el mínimo de cuestiones que los involucrados deberían contestar:
1.-¿A quién beneficia directamente el patrocinio de la ropa deportiva Eescord en el grupo arbitral?.
2.- ¿Quién filtró a la prensa la especie de que pudo haber un arreglo deshonesto en el partido Cruz Azul vs. Jaguares por parte del árbitro Felipe Ramos Rizo?.
3.- ¿Por qué nadie ha dado seguimiento a esa acusación desechándola de plano?.
4.- ¿Quién ordenó la intervención de los estados de cuenta bancarios de Ramos Rizo?.
5.- ¿Quién intervino la línea telefónica del silbante?.
6.- ¿Quién entregó las cintas de dicha intervención telefónica al Dr. Edgardo Codesal?.
7.- ¿Cómo fue que estando la casa de Codesal situada en un fraccionamiento con vigilancia extrema, alguien haya podido entrar a entregar el paquete con las cintas?.
8.- ¿En qué fecha tuvo en sus manos el presidente de la Comisión de Árbitros las cintas de la intervención telefónica?.
9.- ¿Por qué Edgardo no se indignó ante el hecho de que se espiara a uno de sus subordinados?.
10.- ¿Por qué el doctor no avisó al resto de los árbitros que corrían el peligro de tener intervenidos sus teléfonos?.
11. - ¿Por qué no dio aviso al presidente de la Federación Mexicana de Futbol o a los miembros del Consejo Nacional?.
12.- ¿Por qué no se asesoró Edgardo para hacer una denuncia penal del hecho?.
13.- ¿Por qué sometió a un interrogatorio policiaco a Ramos Rizo a sabiendas que sus respuestas chocarían con el contenido de las cintas?.
14.- ¿Por qué se guardó las cintas producto de la intervención telefónica por espacio de casi dos meses antes de hacerlas públicas?.
15.- ¿Ignoraba Codesal que es ilegal sancionar a alguien basándose en medios de prueba obtenidos en forma ilícita?.
16.- ¿No sabía el hábil galeno que la difusión pública de una cinta producto de intervención telefónica prohibida por la Ley constituye un delito?.
17.- ¿Existen árbitros involucrados tanto en la intervención de la cuenta bancaria como en la línea telefónica de Felipe?.
18.- ¿Ha jugado Armando Archundia algún papel en este asunto?.
19.- ¿Por qué los árbitros de Primera División, a quienes el jueves 28 de agosto Codesal difundió la grabación de las cintas, niegan el hecho?.
20.- ¿Por qué si estaba dispuesto a “cortarle la cabeza” a Ramos Rizo optó por sancionarlo con sólo dos meses de castigo?.
Estas son sólo algunas de las muchas preguntas que caen en el vacío por el desinterés o complicidad de los involucrados. Conste que yo cumplo con mi parte.
c.c.p.- Rafael Macedo de la Concha.- Procurador General de la República.
Por el otro lado la actitud cínica y soberbia del silbante Felipe Ramos Rizo tampoco lo exime de culpa; es un hecho que Felipe ha faltado a los mínimos de honestidad, caballerosidad y agradecimiento que le debe un ser humano a quien mucho ha hecho por él.
Si bien es indiscutible su calidad arbitral también lo es que Codesal se la jugó por él llevándolo a dirigir partidos y torneos que por sí solo jamás hubiera logrado.
Por comentarios de silbantes que escucharon las cintas producto de la intervención telefónica, se sabe que Ramos no sólo denostó a su protector sino que faltó al respeto a la familia de éste e insultó con denigrantes calificativos a prácticamente todos sus compañeros.
Por lo anterior, considero que si hubo dolo por parte del dirigente en su accionar, debe irse, pues el arbitraje no puede ser dirigido por un hampón, pero el bajo proceder de Ramos Rizo tampoco le hace merecedor de la confianza mínima y la credibilidad de que debe gozar un juez.