Gómez Palacio

Intimidatorios operativos de cuerpos de seguridad

GÓMEZ PALACIO, DGO.- José, Germán y Arturo se dirigían a Ciudad Lerdo por el bulevar Miguel Alemán, alrededor de las 11 y media de la noche del martes pasado, a bordo de un auto Nissan Sentra color arena cuando una patrulla de la Policía Preventiva de Gómez Palacio les levantó las luces para indicarles que se detuvieran.

El conductor, al ver la insistencia del vehículo oficial, decidió dejar de buscar una salida para el carril lateral derecho en donde pretendía estacionarse, por lo que se paró en medio del bulevar, a unas cuantas cuadras de un centro comercial.

Los tripulantes pensaron que se trataba de alguna infracción de tránsito, pero, al percatarse que por lo menos media docena de patrullas comenzaron a rodear el vehículo, cambiaron de parecer.

“¡Bájense del auto!”, gritó un oficial a los extrañados jóvenes, quienes obedecieron la orden de inmediato.

“¿Qué paso poli?”, fue el cuestionamiento primero al cual siguió una respuesta tajante: “las manos sobre la cajuela”.

Las luces de las torretas, la gran cantidad de elementos armados, tanto de la Policía Preventiva como del GORI, el hermetismo y la hosquedad de los mismos, comenzó a alterar los nervios de los “detenidos”.

Una lluvia de preguntas comenzó a caer sobre los oídos del que iba al volante. “¿De dónde vienen? ¿a dónde van? ¿de dónde son? ¿qué andan haciendo aquí?”. Una tras otra, las respuestas se hacían escuchar titubeantes y raquíticas.

Mientras Arturo era cuestionado, José amagado con un fusil, Germán era inspeccionado de pies a cabeza y el auto revisado en sus rincones... todo sin explicación alguna.

“¿De qué se trata?” indagaban insistentemente los tratados como presuntos delincuentes.

“Es una inspección de ‘rutina’ ”, contestaba uno de los más de diez policías.

José de pronto sacó de su bolsa del pantalón unos tickets de compra de una cafetería del centro de Torreón, en donde los tres habían estado platicando.

“Mire, para que vea que de ahí venimos... ahorita ya me van a dejar a mi casa, yo vivo en Lerdo”, fue la aclaración que dejaron salir los labios de José.

Desde los pocos autos que pasaban a un lado del aparatoso dispositivo, se asomaban los curiosos, cuya atención había sido llamada.

Después de unos cuantos minutos que duró la “inspección”, una voz se escuchó: “¡vámonos, son ocho, son ocho, aquí no hay nada!”.

Y el mandato fue obedecido. “Pueden irse...”, dijo uno de los policías a los desconcertados jóvenes.

“¿Pero nos puede decir por qué nos detuvieron?”, preguntó Arturo.

“Es un chequeo de ‘rutina’...”, insistían en la idea los agentes.

“De rutina y tanto despliegue...”, soltó José insinuante hasta que vino una escueta explicación: “miren, nos acaban de avisar que unos sujetos que iban a bordo de un carro muy parecido al de ustedes balearon a unos compañeros nuestros”.

Y sin más, las patrullas desparecieron frente al asombro de José, Germán y Arturo, quienes no hicieron más que subirse al vehículo y seguir su trayecto con la palidez en el rostro.

Se justifican

La Policía Preventiva de Gómez Palacio sólo respondió a un llamado de auxilio que realizó su similar en Torreón, informando que los pasajeros de un auto de características no especificadas, hicieron disparos de armas de fuego a otros autos en el crucero del bulevar Independencia y la prolongación Cuauhtémoc.

Carlos Ayala Ibarra, subdirector y comandante de la Policía Rural de Gómez Palacio, informó que el reporte se envió a las 23:14 horas, vía el servicio del 060 de Torreón al “C-4”, indicando que en la persecución del auto sospechoso se observó que se enfiló a la vecina ciudad.

“La movilización de la policía no fue excesiva para registrar a los ocupantes del auto Nissan Sentra color arena que se desplazaba por el bulevar Miguel Alemán, aproximadamente a las 23:30 horas”, dijo Ayala Ibarra.

El jefe policíaco aseguró que para la revisión del citado auto, acudieron las unidades asignadas a las colonias Las Rosas, El Campestre y las dos unidades que recorren el bulevar Miguel Alemán. “Como están ahorita las agresiones contra los policías, no podemos escatimar en nuestra seguridad, más si se trata de un vehículo sospechoso”.

El caso es que los tres ocupantes del auto vivieron una desagradable experiencia, al ser tratados como presuntos delincuentes, sin existir indicios que los relacionaran con las personas que realizaron los disparos en Torreón.

Finalmente, Carlos Ayala señaló que si alguno de los ocupantes del vehículo fue ofendido o recibió un mal trato, puede acudir a plantear su queja en la oficina de Asuntos Internos de la citada corporación.

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