BAGDAD (AP).- Amr Bakr es un adicto a Internet, pero en estos días su afición por la cibernética lo hace sentirse frustrado y deprimido: la destrucción de las antenas y transmisores de un ministerio en Bagdad ha dejado desconectados a casi todos los iraquíes.
Bakr, un técnico en computadoras, solía utilizar sus mañanas para saborear lentamente una taza de café mientras revisaba sus cinco cuentas de correo electrónico y leía en Internet las noticias de la BBC de Londres o el canal de noticias árabe al Jazeera. Sin embargo, desde que a comienzos de abril los misiles estadounidenses demolieron las antenas y transmisores del Ministerio de Información iraquí, Bark y el resto de los iraquíes quedaron desconectados.
"Extraño mucho Internet", dice Bakr, sentado en su negocio de reparación de ordenadores, cerca de uno de los bares cibernéticos que ahora permanecen cerrados.
"Solía usarla por lo menos cinco o seis horas diarias".
Si bien Bakr y otros iraquíes están furiosos por no poder conectarse al mundo, se sienten optimistas acerca del futuro de Internet en Iraq, donde el acceso a la red de redes estaba disponible sólo para una pequeña minoría de la población bajo severas restricciones.
"La considero la puerta al siglo XXI para los iraquíes que han estado viviendo en una etapa oscura", dice Shakir Abdallah, director general de la Compañía Estatal de Servicios de Internet, la agencia que ofrecía los servicios de conexión en el país. "Esto cambiará su manera de pensar".
En las últimas semanas, los técnicos de Abdallah han estado preparando la instalación de una estación base de Internet que pronto podrá prestar servicios a un cibercafé con 50 asientos y a algunos hogares. Será la primera vez que esto ocurre en Bagdad desde el mes de abril.
Mientras tanto, el único acceso a Internet en la ciudad es el que se consigue por medio de teléfonos personales satelitales, principalmente en manos de periodistas o a través de un bar en el distrito de Babil, donde cinco computadoras están conectadas a teléfonos satelitales.
Cuando se restablezca el acceso a Internet en el país, es posible que su utilización impulse a la sociedad iraquí en nuevas direcciones al ofrecerle más oportunidades para sus negocios, ideas políticas diversas y contacto con gente que reside en el exterior.
Pero semejantes cambios bruscos en las comunicaciones pueden también provocar malestar.
"No está claro que comprar sea lo que ellos tengan en mente. O tal vez eso sea exactamente lo que tienen en mente", dijo Jonathan Zittrain, profesor de la Facultad de Derecho de Harvard y experto en cuestiones de Internet. "La popularidad de cada función de Internet depende de las culturas".
Por ahora, la red de redes es apenas un recuerdo aquí. Los casi 65 cibercafés que había en el país fueron saqueados tras la caída del gobierno.
Los empleados de la compañía estatal de servicios de Internet se llevaron a sus hogares las pocas máquinas que lograron sobrevivir a los robos para resguardarlas.
Las fuentes de energía eléctrica no son de fiar y muchos de los teléfonos de Iraq no funcionan, así es que el acceso a la red será muy dificultoso mientras estos problemas no sean reparados.
Pero aún así, hay esperanzas.
Los ingenieros de la empresa estatal salvaron una de las antenas parabólicas satelitales del incendiado Ministerio de Información y lo colocaron en el techo de un edificio de dos pisos del vecindario al Adel, en el oeste de Bagdad.
Después de varias semanas de arreglarlo y calibrarlo, la antena parabólica estuvo finalmente lista para enviar y recibir señales satelitales. Ahora es una estación terrestre temporal y pronto será un cibercafé.
"La reconstruimos con partes. Tuvimos que pegarlas y hacerlo todo a mano", dijo Abdallah.
Equipado con 50 ordenadores y un generador eléctrico, y vigilado por guardias de seguridad, el futuro café cibernético ofrecerá al público el primer acceso a Internet desde comienzos de abril.
"Es un desafío para nosotros trabajar en estas condiciones, pero tenemos buenas intenciones", dijo Maathir Fahad, un programador informático de 32 años, que ayuda a preparar el cibercafé.
Aún antes de la guerra, Iraq no era precisamente la tierra soñada por los cibernautas. El país de 24 millones de habitantes fue uno de los últimos de la región en unirse a la comunidad de Internet, y sólo tenía unos 250.000 usuarios, que en su mayoría accedían a la red de redes a través de los cibercafés, dijo Abdallah.
El acceso hogareño fue permitido recién en el 2002, y contaba solamente con 25.000 cuentas.
El país entero usaba menos de diez megabits por segundo, casi la misma cantidad que un edificio de oficinas de una ciudad populosa de Estados Unidos, y el más bajo de todos los países árabes, de acuerdo con TeleGeography, una empresa con sede en Washington.
El Ministerio de Información de Iraq bloqueaba la mayor parte de la red de redes y sólo permitía el correo electrónico enviado desde servidores asentados en territorio de Iraq, que remitían copias de los mensajes al gobierno, dijo Abdallah.
Nada de correos electrónicos privados, espacios para charlas, noticias de la oposición o visitas a sitios políticos. Y por supuesto, nada de pornografía.
Aun así, "los iraquíes estaban muy felices con ese servicio", recordó Abdallah.