“Irlanda es una isla geográficamente equivocada. Debería estar en el Mediterráneo”.
Agustín Basave, embajador
de México en Irlanda
Podría parecer intrascendente la visita a México de Berti Ahern, el primer ministro de Irlanda, que está teniendo lugar esta semana. El hecho parecía tan poco importante para algunos, que el presidente Vicente Fox lo recibió sin tener formalmente un secretario de Relaciones Exteriores. La cena de Estado que ofreció el Presidente al primer ministro irlandés el martes 14 de enero se llevó a cabo sin la presencia del todavía canciller, Jorge Castañeda, quien prefirió acudir a una conferencia en Nueva York, y en un momento en que Luis Ernesto Derbez todavía no había asumido formalmente la titularidad de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
La verdad, sin embargo, es que México haría bien en prestarle mayor atención a la experiencia reciente de Irlanda -o Éire en la lengua local-, uno de los pocos países del mundo que en unas cuantas décadas ha logrado salir del subdesarrollo para convertirse en un país próspero.
Hace apenas una generación Irlanda era uno de los países más pobres de Europa. El recuerdo de las grandes hambrunas -el “hambre de la papa”- del siglo XIX estaba todavía presente en una población que buscaba emigrar como única forma de supervivencia. El resultado de una tradición de emigración lo vemos en la actualidad. La República de Irlanda cuenta con una población de poco más de 3.5 millones de habitantes, a la cual podríamos sumar los 1.5 millones de habitantes Irlanda del Norte. En contraste, sólo en Estados Unidos hay 44 millones de personas que afirman tener ascendencia irlandesa.
El crecimiento económico de Irlanda en las últimas décadas, sin embargo, ha sido impresionante. La pobreza tradicional ha quedado atrás. Durante años el país ha tenido tasas de crecimiento superiores al ocho por ciento. En 1999 registró una expansión del 11 por ciento. Este pasado 2002 se ha registrado ya una desaceleración, que algunos economistas consideran sana, ya que la economía se expandió en “tan sólo” 4.5 por ciento. Pero ésta sigue siendo la mayor cifra de Europa. Para este 2003 el gobierno prevé un crecimiento del 3.5 por ciento.
El resultado de esta expansión es evidente en el nivel de vida de los irlandeses. En los años cincuenta y sesenta Irlanda tenía un nivel de vida similar al de México, con un ingreso per cápita de unos 6,000 dólares por persona a precios actuales. Hoy Irlanda, según la serie World Development Indicators de las Naciones Unidas, tiene un ingreso per cápita de 25,520 dólares ajustados por el poder de compra de su moneda. Se trata así del país número 18 del mundo en esta clasificación. Para que tengamos una idea de lo que esto significa, el Reino Unido, la vieja potencia colonial de Irlanda, cuenta hoy con un ingreso per cápita de 23,550 dólares, ajustados por el poder de compra de su divisa, el cual es inferior al de Irlanda.
¿Cómo hizo Irlanda para conseguir este elevado nivel de desarrollo en tan poco tiempo? No lo hizo cerrando su economía ni cobrando altos impuestos. Irlanda ingresó en 1973 en la Comunidad Económica Europea, ahora convertida en la Unión Europea, y abrió completamente su economía. Se benefició, es cierto, de los generosos apoyos de la comunidad para el desarrollo; pero los factores principales en la expansión del país fueron la actividad económica generada por el comercio internacional y un enorme flujo de inversión extranjera. Esta inversión fue atraída por el hecho de que el impuesto sobre la renta para las inversiones del exterior o las que se realizan para la exportación es en Irlanda de sólo 12.5 por ciento (contra el 24 por ciento que actualmente se cobra en México).
Otro de los elementos fundamentales en el despegue de Irlanda se encuentra en el adecuado uso de los recursos públicos. El gobierno irlandés dedicó el dinero que tenía a la construcción de infraestructura física (carreteras, electricidad) y humana, especialmente educación. Esta inversión ha permitido que la economía irlandesa se vuelva competitiva y pueda enfrentar los retos de la globalización económica.
No son muchos los países del mundo que han podido salir de la pobreza en las últimas dos o tres décadas. Pero Irlanda es uno de los ejemplos más notables. Vale la pena que le prestemos atención a lo que los irlandeses hicieron, porque también lo podemos hacer nosotros.
La ETA y el sub
“¿Qué nos van a enseñar? ¿A matar a periodistas porque hablan mal de la lucha? ¿A justificar la muerte de niños por razones de la ‘causa’?” De esta manera responde el subcomandante Marcos a una ETA irritada por la propuesta del líder del EZLN de realizar un diálogo sobre el conflicto vasco en las islas Canarias.