13 octubre 2003
RAFAH, Franja de Gaza, (Reuters).- Cientos de palestinos deambularon el lunes entre los escombros de sus casas destruidas mientras decenas de tanques israelíes patrullaban los campos para refugiados en la Franja de Gaza, luego de tres días de devastadoras incursiones militares judías en la zona.
El gobernador de Rafah declaró "área de desastre" a esa zona en el sur de la Franja de Gaza, fronteriza con Egipto, y funcionarios de la ONU calcularon que más de 1.000 personas quedaron sin hogar tras un operativo que Israel calificó de necesario, para buscar túneles que supuestamente se usan para contrabandear armas.
Las fuerzas israelíes mataron a tres militantes palestinos y a cinco civiles, incluyendo un niño de ocho años, en combates que se iniciaron el viernes cuando tanques y vehículos blindados, apoyados por helicópteros artillados, incursionaron en la zona, abriendo paso a decenas de palas mecánicas para derribar casas desde las que supuestamente había acceso a túneles clandestinos.
El operativo fue parte de la respuesta militar de Israel a un atentado suicida en el puerto de Haifa el 4 de octubre que mató a 20 personas.
La violencia de ambas partes, más una creciente lucha política en el seno de la dirigencia palestina, paralizaron una llamada "Hoja de Ruta", o plan de paz que apoya Estados Unidos para la región.
El domingo, Israel retiró sus fuerzas del campo para refugiados de Rafah --un supuesto bastión de grupos palestinos radicales--, pero lo tanques permanecieron a las afueras, mientras cientos de palestinos volvían a sus derruidas viviendas.
"Ya no tengo casa, ni cama, ni mis libros para ir a la escuela", dijo Abu Swelen, de 10 años.
Su casa fue una de las más de 120 viviendas palestinas que fueron destruidas por las fuerzas israelíes, según cifras de funcionarios de las Naciones Unidas.
El lunes, equipos de emergencia se dieron a la tarea de reparar los servicios básicos de distribución de agua, telefonía y electricidad en el campo para refugiados que alberga a más de 70.000 habitantes. Al entrar el viernes, las fuerzas armadas de Israel destruyeron las redes de distribución de esos servicios.
Sin embargo, Saadi Kullab, un trabajador de los servicios municipales del campo, dijo que "las tareas de reparación de los servicios básicos de distribución están completamente fuera de nuestras posibilidades".
Majid al Agha, gobernador de Rafah, dijo que "el sitio israelí está bloqueando nuestros intentos de reparar la infraestructura, y tampoco podemos ingresar alimentos".
Peter Hansen, director del Organismo de Obras Públicas y Socorro para los Palestinos --que depende de la ONU--, dijo el domingo a Reuters que "entre 1.000 y 2.000 personas se quedaron sin nada en la vida... sin nada".
Los residentes del campo y varios organismos internacionales de derechos humanos acusaron a Israel de aplicar un castigo colectivo a la comunidad.
Israel niega las acusaciones y asegura que se trató de un operativo necesario, para buscar túneles que supuestamente se usan para contrabandear armas.