“Rápido sea tu vuelo”.
Percy Bysshe Shelley
Si las negociaciones que se están llevando a cabo no terminan en un acuerdo en las próximas horas, el sindicato de sobrecargos de Aeroméxico se declarará en huelga el primer minuto de este sábado primero de junio. No sería ésta la primera huelga de sobrecargos en Aeroméxico ya que el sindicato ha sido especialmente combativo en los últimos años. Pero el daño a la aerolínea en caso de que efectivamente se impidan sus operaciones podría ser enorme. Cuelga sobre el ambiente el recuerdo de la quiebra de la empresa en 1988.
Aeroméxico perdió alrededor de 2,000 millones de pesos el año pasado. Esto no debería sorprender a nadie. La mayoría de las aerolíneas en el mundo están perdiendo carretadas de dinero. Esto se debe a un aumento monumental de costos, como los de los combustibles y la seguridad después de los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001, así como de un descenso en el número de pasajeros.
Las grandes aerolíneas del mundo están en medio de ambiciosos programas de reducción de costos y de disminución de oferta de servicios. Tan sólo en América del Norte se han suspendido los vuelos de 631 aviones mientras que 122 mil trabajadores han perdido sus empleos. United Airlines, American Airlines y otros gigantes de la aviación comercial han llegado a acuerdos de reducción de sueldos con sus sindicatos.
Aeroméxico ha hecho también ahorros importantes en distintos rubros. Ha reducido, por ejemplo, sus vuelos y ha mejorado su eficiencia operativa. Hasta este momento ha logrado que la reducción en gastos no afecte el servicio a los pasajeros. Pero para obtener los ahorros de alrededor de 2,000 millones de pesos anuales que necesitaría para revertir sus pérdidas, tendrá que llegar a acuerdos con sus sindicatos de pilotos, trabajadores de tierra y sobrecargos. La empresa necesita una reducción en sus costos de personal que representan el 28 por ciento de sus gastos totales.
Las negociaciones con los sindicatos de pilotos y trabajadores de tierra parecen ir por buen camino hasta este momento. Sin embargo, la inminente posibilidad de una huelga de sobrecargos se ha convertido en una espada de Damocles que amenaza a la empresa. En un momento en que las aerolíneas del mundo están reduciendo los sueldos que ganan sus trabajadores y despidiendo a grandes números de empleados, el sindicato de sobrecargos de Aeroméxico está pidiendo un aumento salarial del 15 por ciento. Quizá esta petición sea una simple posición negociadora, pero la asamblea de sobrecargos ha señalado que de ninguna manera aceptará una reducción de sueldos ni un cambio en las actuales condiciones del contrato.
La empresa ha ofrecido al sindicato una serie de opciones para lograr una reducción de costos sin tener que reducir los sueldos de los sobrecargos. Por ejemplo, si en los aviones de Aeroméxico se aplicara el criterio que prevalece en la industria internacional de definir los equipos de sobrecargos por el número de pasajeros y no por el número de asientos del avión, la empresa podría ahorrarse automáticamente unos 112 millones de pesos anuales. Actualmente, por ejemplo, el contrato colectivo establece que un avión como el MD 87 de 150 asientos debe llevar cinco sobrecargos independientemente del número de pasajeros. Si sólo hay cinco pasajeros, de todas maneras el vuelo debe llevar cinco sobrecargos. Estas son las reglas absurdas que incrementan los costos de la aerolínea sin generarle en realidad un beneficio a los sobrecargos.
Aeroméxico necesita encontrar ahorros urgentemente. De otra manera la empresa podría verse empujada a una suspensión de pagos. El problema es que los dirigentes del sindicato de sobrecargos piensan que la empresa está bluffeando: Que a final de cuentas obtendrán una parte sustancial de lo que buscan sin llegar a ningún recorte en sus sueldos o a algún cambio en las condiciones del contrato de trabajo.
Para la empresa, en cambio, no hay más opción que buscar reducciones importantes en sus costos de operación. Si bien puede seguir escarbando en distintos aspectos de la operación, las reducciones no serán suficientes si no logra disminuir sus costos laborales.
La competencia
En todo el mundo está bajando la oferta de vuelos comerciales. Pero no en México. Mientras Mexicana y Aeroméxico han disminuido su oferta, otras aerolíneas pequeñas la están aumentando y provocando una guerra de precios. El problema es que algunas de estas empresas pequeñas están, al parecer, dejando de cumplir con requisitos de seguridad. Mantienen además grandes deudas con las proveedoras gubernamentales de servicios a la aviación, lo cual constituye un subsidio que depreda todavía más el mercado.
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