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Jaque mate/El apagón

Sergio Sarmiento

“Somos la mayor superpotencia

del mundo pero tenemos una red

de electricidad del tercer mundo.”

Bill Richardson, gobernador

de Nuevo México, ex secretario

de energía de Estados Unidos

El apagón eléctrico que se registró el 14 y 15 de agosto en el noreste de Estados Unidos reveló una debilidad fundamental en los sistemas de seguridad de un país obsesionado con la seguridad. En el momento de escribir este artículo, el viernes 15 por la mañana, no hay todavía una explicación clara sobre por qué tuvo lugar este apagón. Las primeras indicaciones apuntaban a un rayo en la zona de las cataratas del Niágara. Más tarde se hablaba de algún problema iniciado en las plantas de generación de Ohio. La única explicación que las autoridades estadounidenses repitieron como karma desde un principio es que no se había registrado ningún acto terrorista, Pero esa vehemente insistencia, en un momento en que en realidad no había información real sobre lo ocurrido, generaba todavía más dudas.

Lo que sí resulta claro es que el apagón fue producto de una falla en el sistema de transmisión y no en la falta de una generación suficiente. El problema parece haber empezado con una serie de fluctuaciones enormes en algún punto del sistema y esto fue sacando de la línea de transmisión a plantas y subestaciones. Al final el apagón cubrió casi todo el estado de Nueva York así como buena parte de la provincia canadiense de Ontario que está interconectada con Nueva York.

Yo no sé si efectivamente hubo un atentado original que, por razones de seguridad nacional, se está acallando; pero lo que sí es evidente es que el apagón ha dejado el descubierto una debilidad fundamental de la seguridad nacional estadounidense. La economía y la vida cotidiana estadounidenses dependen de tal manera de la electricidad que la falta de ésta en un área tan grande interfiere en todos los aspectos de la actividad de ese país.

Algunas lecciones importantes se han aprendido sin duda desde el apagón de 1977, el cual provocó saqueos generalizados en algunos barrios de la ciudad de Nueva York. En esta ocasión los servicios de seguridad reaccionaron con oportunidad y eficacia. No sólo no hubo saqueos sino que, como en el ataque terrorista del 11 de septiembre, la gente se sintió segura y salió a las calles para ayudarse en toda suerte de problemas. Es sorprendente el cambio de actitud de los neoyorquinos, especialmente en las áreas más marginadas económicamente, en los 25 años desde aquel trágico apagón de 1977.

Un apagón de la magnitud del que ha tenido lugar ahora en Nueva York, sin embargo, no podría dejar de tener consecuencias políticas. De inmediato se ha empezado a especular sobre la posibilidad de que la liberalización del sector de electricidad que ha tenido lugar en el país en los últimos años haya sido cuando menos parcialmente responsable de lo ocurrido. Los directivos del sector afirman, en contraste, que más que un problema de desregulación lo que hemos visto es la consecuencia de la falta de inversión en el sistema de transmisión de electricidad en esa parte de los Estados Unidos.

Tanto para las autoridades estadounidenses, como para las mexicanas, resulta de especial importancia entender realmente qué ocurrió la tarde del 14 de agosto que provocó el colapso del sistema de transmisión de electricidad en la zona más poblada de los Estados Unidos. Lo ideal sería que este análisis estuviera alejado de dogmas políticos. Uno de los grandes problemas con el estudio de la crisis eléctrica de California de hace algunos años es que la argumentación ideológica le impidió a muchos supuestos analistas darse cuenta de que el problema no era la desregulación en sí sino haber desregulado sólo el mercado al mayoreo y no el de menudeo.

México está obligado a aumentar su inversión en electricidad. Poco importa si la inversión es pública o privada: lo realmente importante es que aumente la generación y se fortalezcan los sistemas de transmisión. Si bien el apagón en Estados Unidos debe ser una llamada de atención a una debilidad enorme en un país obsesionado por la seguridad, en México debe ser una señal sobre qué errores evitar en el proceso de crecimiento del sistema eléctrico. Yo espero que los expertos de la Secretaría de Energía, la Comisión Federal de Electricidad y la Compañía de Luz y Fuerza del Centro sigan con atención y detalle lo ocurrido en Nuerva York y Ontario.

De regreso

Hoy regresan casi 30 millones de niños mexicanos a las escuelas. Salieron de vacaciones a principios de julio, mucho después que los niños de Estados Unidos y Europa, y regresan a clases dos semanas antes de que las escuelas del resto del mundo que lo harán en septiembre.

Correo electrónico: sergiosarmiento@todito.com

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