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Jaque mate/Elba Esther

Sergio Sarmiento

“Sería una gran reforma en la política si la sabiduría pudiera extenderse tan fácilmente como la tontería.”

Winston Churchill

Me queda claro que Elba Esther Gordillo no es una mujer sin defectos. Hay muchas preguntas que pueden y deben hacerse sobre su ascenso al liderazgo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y sobre su fortuna personal. Puede hablarse también mucho de su difícil forma personal de ejercer un liderazgo político. Pero no me cabe duda de que en este momento su descalificación como coordinadora de los diputados del PRI le está haciendo un enorme daño al país.

La maestra ha sido desconocida como coordinadora de los diputados del PRI por encabezar batallas necesarias para México. Nuestro país necesita urgentemente la realización de una serie de reformas de fondo. De lo contrario, la economía mexicana seguirá rezagándose frente a las de otros países del mundo y más notablemente la de China. Elba Esther, tan despreciada por muchos de sus compañeros en este momento, es una mujer que ha entendido la necesidad de estas reformas y que ha apostado su carrera política a lograrlas: o por lo menos una versión moderada de ellas que resulte políticamente aceptable para su partido. El intento de destituirla como coordinadora de los diputados del PRI parece presagiar un retorno del partido a la actitud de decir a todo que no.

Algunos priistas acusan a Elba Esther de estarle haciendo el “trabajo sucio” al presidente Vicente Fox. El populista gobernador de Oaxaca, José Murat, ha enfatizado esta posición al señalar que ningún partido de oposición tiene por qué estar proponiendo nuevos impuestos que ayuden a un Presidente de otro partido. En esta actitud, sin embargo, se encuentra precisamente uno de los males más acendrados de nuestro país. Los partidos de oposición, cualquiera que sea su signo, le apuestan siempre a que las cosas salgan mal, a que se detenga la economía y se acentúe la pobreza de la gente. Si a los mexicanos les va mal, suponen, habrá nuevos cambios políticos que harán que sus partidos regresen al poder o lo asuman por primera vez. No en balde hemos visto una alianza entre algunos grupos del PRI, como los representados por Murat y Manuel Bartlett, y el viejo PRD del “no” constante.

Elba Esther Gordillo parecía decidida a repudiar esta actitud negativa. Entendió que México necesita acuerdos políticos, los cuales deben pasar necesariamente por los partidos, sin importar cuál se encuentra en el poder y cuál en la oposición. En este sentido se está comportando como una verdadera estadista, preocupada por el bienestar de largo plazo del país, y no como una simple política, interesada solo en lograr avances personales o electorales de corto plazo.

Hay buenas razones para creer que la apuesta de Gordillo ha fracasado. Poco importa si su desconocimiento por un grupo importante de diputados del PRI es legal o no. Ningún coordinador parlamentario puede llevar a cabo su trabajo si no cuenta con la confianza y la lealtad de sus legisladores. Aun si Elba Esther logra detener su destitución —como estaba tratando de hacerlo ayer por la noche — su fuerza habrá disminuido notablemente.

Los mexicanos, sin embargo, debemos estar conscientes de que, independientemente de la percepción personal que podamos tener de la maestra Elba Esther, la batalla que ha peleado es realmente la correcta. Lo que nuestro país necesita no son políticos que se unan a las manifestaciones de grupos radicales que buscan decir que no a todo y que pretenden que le vaya mal a la economía del país para ellos encaramarse después al poder en un voto de protesta. Lo que precisamos son políticos dispuestos a negociar acuerdos que permitan las reformas que volverán más competitiva nuestra economía.

Hay países en el mundo, como China, que han podido hacer sus reformas estructurales porque han tenido y tienen regímenes autoritarios. Los gobiernos democráticos que han podido hacer reformas de fondo, como España y Chile, lo han logrado porque sus políticos han tenido un proyecto claro y modernizador y han estado dispuestos a sacrificar sus intereses de corto plazo en aras del bienestar de su país.

Elba Esther trató de construir las reformas estructurales que el país necesita en colaboración con el gobierno. Que esto le pueda costar su posición es indicativo de lo destructiva que es hoy la clase política de nuestro país.

Atenco

El Frente en Defensa de la Tierra, encabezado por Ignacio del Valle, mantiene la posición de que si el voto no favorece a sus candidatos a la presidencia municipal de San Salvador Atenco entonces nadie debe ocupar esa presidencia. Y lo curioso del caso es que las autoridades estatales todavía negocian con este grupo autoritario.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

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