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Jaque Mate/ Fuego amigo

Sergio Sarmiento

"Todo mundo se está frotando las manos porque quieren ver al PRD en una carnicería. No lo van a ver. No lo vamos a permitir." Rosario Robles, 13 julio 2003

¿Quién disparó el fuego amigo que llevó a la renuncia de Rosario Robles a la presidencia nacional del PRD? La pregunta no es ociosa. Hace apenas algunas semanas los perredistas estaban todavía festejando su "gran triunfo" en las elecciones del 6 de julio. Es verdad que hubo algunos ataques públicos -de perredistas que se atrevieron a dar la cara— en contra de Rosario unos días después de las elecciones, como Raúl Álvarez Garín, Gerardo Fernández Noroña, Marco Rascón, Óscar Moreno, pero las protestas de éstos fueron consideradas como simples actos de revanchismo y apenas tuvieron eco en los círculos de decisión del partido.

La presión para que Rosario renunciara por no haber alcanzado el 20 por ciento de la votación nacional no era en realidad significativa. Las conocidas disputas entre Rosario y los grupos encabezados por Jesús Ortega y Amalia García tampoco parecen haber sido un factor fundamental en la renuncia. Si bien las visiones políticas de éstos y de Rosario son muy distintas, ni Amalia ni Ortega parecen haber ejercido presión para defenestrar a la presidenta nacional del partido. Y la verdad es que, aunque lo hubieran hecho, no habrían tenido la fuerza para lograrlo. El fuego amigo, según la información que tengo, surgió nada menos que de Andrés Manuel López Obrador.

Rosario consideró que las notas periodísticas que surgieron sobre la deuda y los gastos del partido provenían de filtraciones de la oficina del jefe de Gobierno de la ciudad de México. Se sintió ofendida porque pensaba que ella había hecho todos los esfuerzos posibles para asegurar la elección del tabasqueño en los comicios de 2 de julio del 2000.

Rosario buscó el apoyo de Cuauhtémoc Cárdenas, quien se encontraba fuera del país, pero o no pudo establecer contacto o la respuesta que recibió de él no la hizo sentir cobijada. El hecho es que desde principios de agosto empezó a quejarse de que la estaban dejando sola en la presidencia del partido. El consejo político del PRD, que debía reunirse entre el 9 y el 11 de agosto, no parecía dispuesto a darle un cheque en blanco a Rosario, pero tampoco buscaba exigirle su renuncia.

Rosario, sin embargo, tomó la decisión de renunciar desde el domingo 3 de agosto. Esto lo señala Ciro Gómez Leyva en una columna posterior a los hechos en que narra una cena que tuvo con Rosario el viernes 9, un día antes de la renuncia. Durante la cena Rosario apagó el celular para no recibir una llamada del gobernador michoacano, Lázaro Cárdenas Batel, ya que no quería discutir la decisión. En la mañana del 10 de agosto, antes de que Rosario Robles diera a conocer su renuncia, ya se cruzaban llamadas entre los dirigentes perredistas para barajar nombres de posibles sucesores. Si bien el consejo político del partido no buscaba la renuncia de Rosario, tampoco trató de mantenerla en el cargo. La negociación de los dirigentes perredistas se centró estrictamente en la designación de un sucesor.

A Carlos Navarrete, secretario general del partido y a quien por estatuto le correspondía ascender a la presidencia, se le descartó por su cercanía con Jesús Ortega. Se habló de Alejandro Encinas, secretario de Gobierno del Distrito Federal y hombre cercano a López Obrador, pero el propio jefe de Gobierno retiró su nombre. Ortega y Amalia García apoyaron al ex director de La Jornada, Carlos Payán, antes de acordar en un acto de unidad que se eligiera a Leonel Godoy, secretario de Gobierno de Michoacán. Si bien éste es un político muy cercano a Cuauhtémoc Cárdenas, también ha colaborado lealmente con Lázaro, Andrés Manuel y Rosario.

La carrera política de Rosario Robles no está terminada. Muchos de sus colaboradores cercanos -Ramón Sosamontes, Juan Guerra, Carlos Ímaz, Salvador Martínez de la Roca, Armando Quintero, Mario Saucedo y muchos más siguen teniendo una importancia fundamental en el PRD.

Hay quien dice, incluso, que la influencia de Rosario puede aumentar por las circunstancias de su salida. Quizá. De lo que no hay duda es de que esta sonada renuncia ha agravado la imagen del PRD como un partido dividido tanto en la derrota como en la victoria.

Semo

La dolida carta con la que Cuauhtémoc Cárdenas critica el libro La búsqueda de Enrique Semo, colaborador de Andrés Manuel López Obrador como director del Instituto de Cultura del Distrito Federal, ratifica las divisiones entre los perredistas. Cárdenas se refiere a Semo como "falaz, prejuicioso, corrupto, corporativista" y "perezoso". Rechaza, además, ser un caudillo, como lo señala el historiador en su libro. Correo electrónico: sergiosarmiento@todito.com

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