“La historia es la mentira encuadernada.”
Jardiel Poncela
Nos dicen los que saben que acabamos de conmemorar el 193er aniversario de la Independencia de México. La verdad, sin embargo, es que eso es una gran mentira.
El 16 de septiembre de 1810 no se proclamó ninguna Independencia de México. Ni Miguel Hidalgo ni ninguno de sus amigos conjurados planteó que el propósito del movimiento armado que se inició en esa fecha era el de separar a México de España. En términos formales su rebelión se centraba en contra del régimen de José Bonaparte, a quien su hermano Napoleón le había entregado la corona de España. Hidalgo y los conspiradores consideraban a Fernando VII como el legítimo monarca español y, en consecuencia, de la Nueva España. Desde un punto de vista más local, la conspiración buscaba derrocar al “mal gobierno” virreinal, el cual reservaba a los españoles peninsulares cargos y canonjías que estaban vedados a los criollos como Hidalgo.
Habría que esperar a septiembre de 1813, con el documento Sentimientos de la Nación de José María Morelos, para encontrar una petición concreta al Congreso de Chilpancingo para que declare que “la América es libre e independiente de España y de toda otra nación, gobierno o monarquía”. Morelos, vale señalar, no tenía ninguna intención de construir una república liberal. La religión católica, “sin tolerancia de otra”, habría de regir en el nuevo país, mientras que los empleos sólo se otorgarían a los americanos. El 6 de noviembre de 1813 el Congreso de Chilpancingo aprobó el Acta Solemne de la Declaración de la Independencia de la América Septentrional. El 22 de octubre de 1814 otro congreso, el de Apatzingán, promulgó el Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana.
Quizá el 6 de noviembre o el 22 de octubre tendrían más sentido como fechas conmemorativas de la Independencia nacional que ese 16 de septiembre en que nadie pensó en realidad en la Independencia. La verdad, sin embargo, es que los insurgentes combatían ya en una lucha que parecía predestinada al fracaso. En noviembre de 1815 Morelos fue capturado y el 22 de diciembre ejecutado.
Durante años la lucha independentista fue mantenida por un grupo relativamente pequeño de insurrectos perdidos en las sierras. Hubo que esperar a que el comandante de las tropas realistas, Agustín de Iturbide, viera la posibilidad de convertirse en cabeza de un país nuevo para que se fortaleciera la idea de la Independencia. Iturbide realizó un pacto con Vicente Guerrero, uno de los líderes insurgentes que seguían activos y fuertes en lo que hoy es el estado de Guerrero y en febrero de 1821 ambos formalizaron su acuerdo con el llamado “Abrazo de Acatempan”. El 24 de febrero de ese año emitieron el Plan de Iguala que nuevamente proponía la Independencia de la América septentrional bajo una monarquía constitucional. Las fuerzas de Iturbide y Guerrero avanzaron unidas contra los contingentes leales al régimen virreinal. El 24 de agosto Iturbide, convertido sin discusión en el comandante supremo del llamado Ejército Trigarante, firmó los Tratados de Córdoba con el recién llegado virrey Juan O’Donojú que de esta manera aceptaba la Independencia de México. El 27 de septiembre de ese año Iturbide y su tropa hicieron su entrada triunfal a la ciudad de México y pusieron fin a tres siglos de régimen colonial.
Quizá el 27 de septiembre sería la fecha más adecuada para celebrar la Independencia de México. Después de todo fue ese día, en 1821, cuando se consumó la Independencia de nuestro país. Sólo que los políticos posteriores se negaron a aceptar que un hombre que después buscó convertirse en emperador de México pudiera ser el protagonista principal de los festejos por la Independencia.
Es así que hasta la fecha seguimos festejando la Independencia de México el 16 de septiembre. Y coreamos una noche antes —en el cumpleaños de Porfirio Díaz— los nombres de los “héroes que nos dieron patria”, a pesar de que ninguno —excepto Morelos que no formó parte de la conspiración del 16 de septiembre— no tenía en mente que su lucha desembocara en la Independencia de México.
Pero más vale no pelearnos con esta versión tergiversada de la historia. Más vale no tratar de celebrar la Independencia de México el día real de su consumación, el 27 de septiembre. Después de todo la historia la hacen los vencedores. Y los vencedores ya eligieron una trama que es la que les conviene aunque no se apegue a la realidad.
Llano en llamas
La fecha que sí tiene sentido conmemorar es el 50º aniversario de la publicación del Llano en llamas de Juan Rulfo. La obra fue publicada originalmente el 18 de septiembre de 1953. Y marcó un hito en la historia literaria de nuestro país.
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