Sergio Sarmiento
“Lo estoy acusando
de corrupto, no de idiota”.
Luis Cabrera
Diego Valadés, ex procurador general de la República, director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y uno de los más importantes juristas de nuestro país, me señalaba en una cena este 13 de marzo su preocupación por la multa de mil millones de pesos que el IFE le impuso al PRI: “En un Estado de Derecho no se puede castigar por una suposición -me dijo—. Y lo que hay en el caso de la presunta entrega de dinero del sindicato petrolero al PRI es una mera suposición”.
Al parecer está comprobado que el sindicato hizo pagos a algunos funcionarios del PRI. Pero eso no demuestra jurídicamente, según Valadés, que el dinero haya llegado al partido. Se puede suponer, claro está, pero “en un Estado de Derecho una suposición no es suficiente” para determinar la culpabilidad. “Es como si alguien llegara a mi oficina y le entregara 100 mil pesos a mi secretaria para la realización de un favor u otro. Mi secretaria bien podría quedarse con el dinero y nunca dármelo a mí. Si yo voy a ser jurídicamente responsable, se debe comprobar que el dinero se me entregó a mí”.
Lo que más me preocupa, me dice Valadés, es el efecto negativo que podría tener para el IFE en la opinión pública el que esta acusación se cayera legalmente al llegar al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. El IFE es una institución de enorme importancia para México: Sería muy lamentable que su reputación sufriese por una acusación sin real sustento jurídico.
A la mañana siguiente, el 14 de marzo, me reuní con José Woldenberg. A dos horas de que se iniciara la sesión que ratificaría la multa al PRI, el presidente del IFE se mostraba tranquilo. “El dictamen es muy claro -me dijo —. Está claramente comprobado que el dinero llegó al PRI”.
En una tarjeta Woldenberg va dibujando un pequeño diagrama mientras habla: Pemex, me dice, le dio 640 millones de pesos en un préstamo al sindicato petrolero. De ese dinero, 500 millones se le entregaron gradualmente, a lo largo de diez días, a seis personas distintas, cuatro de las cuales eran funcionarios de la Secretaría de Finanzas del PRI, encabezada entonces por Jorge Cárdenas y uno de la Secretaría de Acción Electoral, que dirigía Carlos Almada. El dinero lo recibieron estas personas en efectivo y en varias disposiciones. Siempre se les entregaba en parejas, las cuales eran distintas en cada ocasión, pero siempre del mismo grupo de seis. El límite para las disposiciones en efectivo lo establecía la cantidad de billetes que podían colocarse en los vehículos: Hay que recordar que estamos hablando de 500 millones de pesos.
No existe ninguna vinculación entre esas seis personas y el sindicato petrolero. De hecho hay una disposición adicional de dinero, de 140 millones de pesos, que se hizo a favor de Ricardo Aldana, el tesorero del sindicato y hoy senador de la República. Estos 140 millones no se le han atribuido como ingreso al PRI, pues en todo caso el responsable por este monto es Aldana.
Tres de las personas que participaron en la operación de retiro y transporte del efectivo han testificado que el dinero lo entregaron al PRI. Por supuesto que no hay un recibo del PRI que documente la recepción del efectivo. Pero si ése fuera el criterio, nunca se podría comprobar un ilícito de esta naturaleza. En este punto de la conversación tanto Woldenberg como yo recordamos la ya legendaria frase del periodista y político Luis Cabrera, cuando acusó a un compañero legislador de corrupto y éste le respondió que no había comprobación formal, a lo cual Cabrera le reviró desde la tribuna: “Lo estoy acusando de corrupto, no de idiota.”
El pleno del Consejo General del Instituto Federal Electoral ratificó este viernes pasado la multa. El PRI ha señalado que recurrirá al Tribunal Electoral. Pero, sea cual sea el fallo, no hay duda de que este caso será crucial para la futura vida política de nuestro país. La multa es del doble del presunto ingreso ilícito, que es la pena usual en estos casos. Pero el ingreso es tan grande que la multa, si se aplica, sin duda afectará seriamente las posibilidades electorales del mayor partido del país en lo que resta del sexenio.
Dinero del Sindicato
El sindicato petrolero tiene un ingreso por cuotas sindicales de apenas unos nueve millones de pesos anuales. Además recibe apoyos adicionales normales de Pemex de entre 60 y 80 millones de pesos. Los 640 millones del “préstamo” de Pemex al sindicato, más otros préstamos irregulares que elevaron el monto a 1,580 millones en el 2000, son totalmente inusitados. El último año en que se había registrado una entrega de recursos de Pemex al sindicato de esa magnitud fue en 1993: Un año previo a otras elecciones federales.