?Los cuidados que infestan el día / Doblarán sus tiendas, como árabes, /
Y en silencio se marcharán?.
Henry Wadsworth Longfellow
Hay en el mundo 250 millones de árabes repartidos en más de una veintena de países. En realidad no se trata de una sola etnia. Los árabes de Iraq, por ejemplo, son muy distintos a los de Marruecos o Argelia. Su característica distintiva es que utilizan todos el mismo idioma: el árabe, si bien las diferencias regionales en la pronunciación de la lengua son enormes.
Es muy común que se confunda a los árabes con los musulmanes. Pero si bien la enorme mayoría de los árabes son musulmanes, la mayoría de los musulmanes, cuyo número se acerca a los mil millones, no son árabes: esto es, no hablan el árabe como lengua materna. El mayor país musulmán del mundo, por ejemplo, es Indonesia, el cual no es árabe. Y tampoco es árabe Irán, sino farsi o persa.
A pesar de contar con el mismo idioma y con muchos elementos culturales comunes, los árabes tradicionalmente han vivido divididos entre sí. La ?nación árabe? surgió de la expansión de los pueblos nómadas de Arabia encabezada por el profeta Mahoma (Muhammad) y sus sucesores en el siglo VII de la era cristiana. El imperio islámico llegó a extenderse con el tiempo desde la India hasta España. Los países que se ?arabizaron? en el proceso fueron los del cercano oriente (Iraq, Siria, Líbano, Palestina) y los del norte de África, desde Egipto hasta Marruecos y el Sahara occidental.
Las disputas entre los propios árabes, sin embargo, hicieron que se dividiera la comunidad y que con el tiempo quedara en manos de extranjeros. Desde el siglo XV, de hecho, muchos de los países árabes, especialmente los de la península arábiga y el cercano oriente, que eran el corazón del mundo árabe, quedaron bajo la soberanía del imperio otomano, el cual, si bien era musulmán, no compartía el idioma o la cultura árabes.
A principios del siglo XX un debilitado imperio otomano se unió a Alemania en la Primera Guerra Mundial. Tras la derrota, los gobiernos británico y francés desmembraron el imperio. Así, países como Siria y el Líbano quedaron bajo la jurisdicción francesa, mientras que el control de Egipto, Palestina, Iraq y la península arábiga fue asumido por la Gran Bretaña. En la zona de Iraq se incluyó a un pueblo, el kurdo, que no es árabe ni por idioma ni por tradición cultural.
Los países árabe fueron obteniendo su independencia en los años subsecuentes. Pero las diferencias entre ellos se mantuvieron vivas. Ha habido a lo largo de las décadas diversos intentos por unir a los distintos países árabes. La República Árabe Unida, que establecieron en un momento Siria y Egipto, fue un caso notable. La Liga Árabe ha operado como una organización multilateral durante décadas. Pero a la hora de la verdad los intentos de unidad han fracasado.
La única forma en que los países árabes han encontrado destellos de unidad ha sido con el surgimiento de un enemigo común. Israel ha representado este papel durante décadas. De hecho, la mayor parte de los países árabes han peleado tres guerras en contra de Israel. Con el tiempo, sin embargo, la incapacidad de destruir Israel ha hecho que varios países árabes ?como Egipto y Jordania? firmen la paz por separado y abandonen la vieja idea de ?arrojar a los judíos al mar?.
Hoy Estados Unidos, con su invasión de Iraq, parece estar en camino de lograr una unidad árabe similar. Es verdad que algunos gobiernos árabes apoyan, abierta o veladamente, la guerra anglo-estadounidense contra Iraq. Pero los pueblos de esos países se han pronunciado de manera inequívoca en contra de este ataque. Es muy difícil que la guerra contra Iraq pueda reconstituir la vieja unidad árabe perdida hace siglos. Pero sí queda claro que lo que la enorme mayoría de los árabes del mundo consideran como un acto injustificado de violencia contra un pueblo hermano puede avivar su sensación de impotencia y generar nuevos ataques terroristas. Si esta actitud sigue acendrándose no sería nada extraño que se generaran las condiciones para un verdadero choque de civilizaciones entre los árabes y la comunidad anglo-estadounidense. Es verdad que la teoría del choque de civilizaciones del estadounidense Samuel Huntington, postulada originalmente en 1993, ha sido duramente criticada. Pero el concepto se vuelve cada vez más vigente como explicación de los conflictos que el mundo está presenciando.
Bagdad
La toma de Bagdad parece ser sólo cuestión de tiempo. Esta guerra sin embargo, difícilmente se definirá con victorias convencionales como el control sobre la capital del enemigo. Las heridas que ha dejado, no sólo en Iraq sino en todo el mundo árabe, son enormes.
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