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Jaque Mate/Los dos PRIs

Sergio Sarmiento

“No nos apresuremos

a censurar a aquel que se contradice: la contradicción suele ser uno de los mejores signos de sinceridad”.

Amado Nervo

Que el PRI sigue siendo una impresionante máquina electoral quedó demostrado en las elecciones de este pasado 6 de julio. Que la capacidad de generar votos no es suficiente para producir un programa político claro, coherente y sobre todo de beneficio para la población mexicana, ha quedado también de manifiesto en la actual disputa por el control de la bancada de los diputados del PRI. En buena medida el pleito por la bancada priista es una confrontación de poder. Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo, aliados de conveniencia en la elección del 2002 por el liderazgo del partido, tienen ambiciones y motivaciones personales discrepantes. Pero también hay en esto una confrontación de ideas y de proyecto de nación. En el fondo se busca definir cuál debe ser el futuro ideológico del PRI. El PRI pudo ganar las elecciones del 6 de julio en parte porque generó la impresión entre los electores de que se trata de un solo partido político con una ideología concreta.

La verdad, sin embargo, es que se trata en realidad de una alianza de varios partidos con ideologías contradictorias, los cuales se unen y se pelean entre sí dependiendo de las circunstancias. Hay un PRI moderno, constructor de un país más abierto, que no puede desaparecer tan fácilmente. Entre sus integrantes se cuentan ex funcionarios públicos que entienden cómo funciona la economía y que se dan cuenta de que un México que no sea más competitivo estará condenado a seguir hundiéndose en la pobreza. Hay otro PRI, sin embargo, que enarbola las banderas del nacionalismo revolucionario y que insiste en regresar a los tiempos en que el Gobierno tenía un control absoluto sobre la economía y sobre las organizaciones sociales. Es un PRI que piensa que los problemas del país se pueden resolver regresando a la forma de hacer política de antaño.

¿Cuál de estos dos PRIs ganó las elecciones del pasado 6 de julio? ¿Cuál tiene verdadera legitimidad para imponer su programa sobre las otras propuestas que puedan surgir en su interior? Es imposible saberlo. La enorme mayoría de la gente no está consciente siquiera de que existen estos dos partidos —o más que dos— bajo el estandarte tricolor del PRI. La disputa entre Madrazo y Elba Esther no necesariamente alinea a uno de estos PRI frente al otro. Algunas de las nuevas alianzas que se han formado son, como las del pasado, de conveniencia. No deja de ser curioso que Emilio Chuayffet, el ahora coordinador de cuando menos una parte de los diputados del PRI, haya declarado que entiende la necesidad de llevar a cabo una Reforma Fiscal. No podemos olvidar que la rebelión en contra de Elba Esther fue consecuencia directa de su defensa de esa reforma.

En contraste, el gobernador de Oaxaca José Murat señala que un partido de oposición no tiene porqué hacerle el “trabajo sucio” al Gobierno, con lo que se refiere al intento por hacer una reforma que recaude más recursos para el Gobierno. La gran duda es si el pleito por la bancada terminará dividiendo de manera definitiva al PRI. Es cierto que una división de este partido sería un reconocimiento de una realidad que ya resulta innegable: que detrás de las familiares siglas del partido que gobernó a México durante 71 años hay grupos de ideologías radicalmente diferentes. Pero la gran preocupación es saber cuáles serían las consecuencias para el país de la división definitiva del único partido que tiene presencia realmente nacional. Una posibilidad es que surgiría una amplia gama de grupos o partidos locales construidos en torno a gobernadores, sindicatos o caciques individuales.

El Gobierno de nuestra República se volvería, en consecuencia, mucho más complejo de lo que es ahora. Emilio Chuayffet parece tener muy clara la idea de que su labor fundamental en la coordinación de los diputados del PRI es reconstruir la unidad del partido. Elba Esther, a su vez, considera que su mandato es lograr la aprobación de cuando menos la Reforma Fiscal, si no la eléctrica también. En principio estos propósitos no deberían ser contradictorios. Pero en el actual enrarecido ambiente interno del PRI las diferencia entre los grupos más importantes del partido se han vuelto tan radicales que amenazan con provocar su división definitiva.

Inversión

Es inquietante la información del Banco de México en el sentido de que la inversión extranjera directa en nuestro país fue de tan sólo 8,094 millones de dólares en los nueve primeros meses de este año. Se trata de la cifra más pequeña en siete años. La menor inversión significa menor número de empleos para los mexicanos dentro de nuestro país.

Correo electrónico: sergiosarmiento@todito.com

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