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Jaque Mate/Privatizar

Sergio Sarmiento

“Los monopolios que hasta ahora dominan la economía mexicana no saben quién

es su cliente. No le ponen atención,

lo tratan como un cliente cautivo. Más que simplemente arrogantes, son ignorantes”.

Peter Drucker

El Gobierno de la República no se ha propuesto privatizar la industria de la electricidad: No busca vender ningún activo de la Comisión Federal de Electricidad o de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro. Pero quizá si el presidente Fox hubiera presenciado el pequeño tumulto que se armó este pasado lunes 21 de abril fuera de las oficinas de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro en la calle de Uruapan, colonia Condesa, de la ciudad de México, estaría pensando en cambiar su tímido enfoque. Y es que ahí un grupo de usuarios, desesperados ante la prepotencia y el mal servicio de los funcionarios de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, empezaron a pedir a viva voz la privatización de la empresa.

Cada una de las personas que protestaron ese día tenía una historia que contar. La mayoría tuvieron que ir a pagar a las oficinas de Luz y Fuerza, en lugar de hacerlo en un banco, porque recibieron los recibos después de la fecha de pago. Varios habían acudido antes a las oficinas que la empresa tenía en las calles de Durango y Monterrey, y que fueron mudadas sin previo aviso a Uruapan, una calle en la que no hay lugar para estacionarse con el fin de realizar el pago. Algunos habían tratado de pagar en días anteriores, pero era Semana Santa. Otros permanecieron un buen tiempo haciendo la larga cola para tener el privilegio de pagar su recibo de luz. Una persona llegó a cubrir su adeudo con un cheque, pero se le dijo que sólo podía pagar en efectivo; cuando regresó de retirar dinero de un banco, ya no se le permitió la entrada. Algunos más simplemente creyeron en el letrero fuera de la oficina que señalaba que el horario de atención al público era hasta las 2:30 de la tarde. Antes de las 2:00, sin embargo, ya los empleados se apresuraban a cerrar las cortinillas metálicas del local. Quienes quedaron fuera pidieron que se les dejara entrar, ya que no eran todavía las 2:30. El policía que resguardaba las instalaciones les dijo de mala manera que se fueran. La gente pidió hablar con el gerente. El policía se puso más molesto y empezó a discutir groseramente con los usuarios. Una mujer le recordó que los pagos que los clientes cubren los sueldos de todos los empleados, lo cual enfureció más al policía. Los usuarios molestos empezaron a golpear ruidosamente la cortinilla metálica. Después de un tiempo un empleado abrió la puerta desde dentro para dejar salir a gente que se encontraba en el interior del local. Quienes estaban fuera exigieron nuevamente hablar con el gerente, pero el empleado respondió que el gerente nunca salía ni recibía a nadie. Los clientes le pidieron al empleado que se identificara, pero éste ocultó su gafete y cerró con rudeza la puerta. Los usuarios empezaron a exigir a gritos la privatización de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro. Le dijeron al policía, su único interlocutor, que Teléfonos de México sólo había entendido la importancia de tratar bien a sus clientes con su privatización. El intercambio de palabras estuvo a punto de llegar a los golpes. Quizá el enfrentamiento sólo se evitó porque una usuaria tomó el nombre de la placa del policía, Jorge Ramos Galindo, con número de placa 640522 de Seguridad Pública, y amenazó con hacerle llegar los datos a la prensa. La verdad es que el mal servicio y la prepotencia son una constante en la Compañía de Luz y Fuerza, la cual, por su monopolio, no tiene que preocuparse porque los usuarios pudieran contratar el servicio con otra empresa. Luz y Fuerza, de hecho, está quebrada y tiene un contrato colectivo de trabajo que asegura que nunca podrá salir de la bancarrota. Esta situación no cambiará con la apertura legal a la inversión privada en nuevas plantas de generación. Se requiere una verdadera privatización de la empresa y su apertura a la competencia. Pero nuestros políticos se oponen a ello. La fuerza del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) es enorme. Y lo peor de todo es que este sindicato ha utilizado los recursos que obtiene de unos usuarios vejados y humillados para pagar una fuerte campaña de propaganda en la que se opone a la necesaria apertura de la electricidad a la inversión privada.

El Peso

El Banco de México subastará 32 millones de dólares diarios en los próximos meses porque no tiene sentido seguir aumentado desmedidamente las reservas internacionales. El monto es pequeño en un mercado con transacciones por más de mil millones de dólares diarios. Pero la consecuencia inmediata ha sido el fortalecimiento del peso.

Correo electrónico: sergiosarmiento@todito.com

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