“La justicia no es más que una mercancía pública y el caballero que preside
el tribunal ratifica las transacciones”.
Petronio
Una cosa nos debe quedar clara a todos. Los llamados juicios políticos y los juicios de procedencia no tienen nada que ver con la justicia. Son una simple compulsa de fuerza de los partidos políticos en el Congreso.
Si tenía usted alguna duda, ahí está para demostrar lo contrario el caso del senador priista Ricardo Aldana, cuyo juicio de procedencia —que debía haberse llevado a cabo el 17 de septiembre y que podría haberlo despojado de su fuero— fue suspendido después de una tormentosa sesión en la Cámara de Diputados el pasado 11 de septiembre. En esa sesión se decidió enviar el dictamen sobre el caso —preparado por una “Sección Instructora” de la 58ª legislatura— nuevamente a comisiones.
Ambos lados en esta batalla en torno al juicio de procedencia afirman haber representado la justicia. Pero la verdad es que las dos partes cometieron abusos importantes en el proceso.
En el fondo del asunto está claro –por lo menos para mí— que Aldana participó en un desvío de dinero de Pemex al PRI en los últimos días de la campaña presidencial del año 2000. La responsabilidad principal de este caso, sin embargo, recaería en el ex diputado y secretario general del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps, a quien hasta ahora las autoridades no le han podido hacer nada.
En todo lo demás vemos una batalla política en la que cada una de las partes ha estado dispuesta a recurrir a los abusos que consideró necesarios. Así, el PAN y el PRD crearon una Sección Instructora en la pasada legislatura para buscar el desafuero de Romero Deschamps y de Aldana sin darle al PRI la representación que le correspondía por ley en esa sección (el PRI era ya el partido mayoritario pero sólo se le dio un asiento de cuatro).
Ya en la 59ª legislatura, el presidente panista de la Cámara, Juan de Dios Castro, llevó a cabo el 3 de septiembre un madruguete para promover el juicio de procedencia en contra de Aldana, a pesar de que el tema no estaba en la agenda para la sesión de ese día (Juan de Dios Castro lo omitió a propósito para poder dar el albazo) y a pesar de que unos minutos antes de hacerlo el secretario de Gobernación, Santiago Creel, le había asegurado a la coordinadora de los diputados priistas, Elba Esther Gordillo, que el tema no se introduciría a la sesión.
Al final, sin duda el Gobierno presionó a los panistas (tanto al presidente de la Cámara, Juan de Dios Castro, como al coordinador de la bancada blanquiazul, Francisco Barrio) para que se hiciera una votación en el pleno este pasado 11 de septiembre que determinara si era correcto que se iniciara el juicio de procedencia contra Aldana.
Para la votación del 11 de septiembre, el PRI recurrió a toda su disciplina para asegurar que sus diputados no faltasen. Además hubo ausencias de varios diputados panistas y perredistas; estos últimos estaban participando en las manifestaciones de los globalifóbicos en Cancún. El PRI consiguió además el voto de los partidos pequeños. Con todo esto el PRI ganó la votación. Y así se desechó, cuando menos de momento, el juicio contra Aldana.
El dictamen vuelve ahora a comisiones y se podría establecer una nueva Sección Instructora; pero ante el aumento del número de diputados del PRI, difícilmente se podría crear una que estuviera tan cargada en contra del PRI como en la 58ª legislatura.
Los diputados panistas y los perredistas votaron en contra de que se suspendiera el juicio de procedencia. Sin embargo, se negaron a atender la petición de Pablo Gómez, coordinador de los diputados del PRD, para que juntos abandonaran la sesión y rompieran el quórum. Esta maniobra habría impedido la votación y le habría dado tiempo a los perredistas y panistas para completar una mayoría.
La historia es tan compleja y tan llena de triquiñuelas por ambas partes que no sorprende que la mayor parte de los ciudadanos comunes y corrientes no entiendan ni siquiera qué ocurrió. Pero para mí la lección es una y muy sencilla. Los juicios políticos y de procedencia se deciden estrictamente por votaciones partidarias. A nadie le preocupa la justicia. Todos los legisladores votan siguiendo la línea de su dirigencia.
El cumpleaños
Hoy en la noche se lleva a cabo la ceremonia del grito, pero no porque el cura Miguel Hidalgo haya llamado a la rebelión en una noche como hoy. El verdadero grito de Dolores tuvo lugar temprano en la mañana del 16 de septiembre. Pero como el 15 era cumpleaños de Porfirio Díaz, la celebración se movió al 15 por la noche durante los tiempos en que él era presidente. En otras palabras, hoy estaremos reviviendo un rito porfirista.
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