Durham (EEUU)(EFE).- La joven mexicana que recibió un segundo trasplante de corazón y pulmones ha sufrido daños irreversibles en el cerebro, informaron las autoridades del centro médico de la Universidad Duke, en Carolina del Norte.
Durante una rueda de prensa, los médicos dijeron que las tomografías realizadas esta madrugada a Jesica Santillán, de 17 años, revelaron una hinchazón y hemorragia del cerebro, pero agregaron que es prematuro hacer un pronóstico.
Un neurólogo confirmó el diagnóstico de que Jesica ha sufrido daños irreversibles del cerebro, lo que cayó como un balde de agua fría a la familia, que celebraba el éxito de la segunda operación de trasplante.
Jesica permanece en estado crítico y será sometida a nuevas pruebas para evaluar sus funciones cerebrales, indicaron los médicos que atienden su caso.
Su condición médica ha empeorado desde la primera operación del 7 de febrero, cuando le fueron trasplantados órganos incompatibles con su tipo de sangre.
Con dos operaciones en casi dos semanas, las nuevas complicaciones se suman a la insuficiencia renal que padece Jesica, debido al uso de aparatos que la mantuvieron con vida.
Debido al error cometido la primera vez, el centro médico ha puesto en marcha diversas medidas para evitar que se repitan con otros pacientes.
Y dada la enorme atención nacional e internacional del caso, las autoridades del centro médico universitario han creado un espacio en su página de internet,"www.dukemednews.org", para informar sobre la evolución médica de Jesica.
Un amigo de la familia Santillán, Alejandro González, dijo a EFE que "los papás de Jesica se ven muy mal y ayer (jueves) estaban bien contentos, porque pensaban que ella ya estaba fuera de peligro".
"Ellos no trabajan y dependen de lo que la gente les dé. Pero ellos sólo piden que la gente rece por ellos para que supere esta crisis", agregó.
La cobertura del caso ha llamado la atención sobre la escasez de órganos donados en Estados Unidos pero, a la vez, el acoso de los canales de televisión y de otros medios extenúa a la familia.
Se calcula que hay más de 80.000 estadounidenses en lista de espera de órganos donados y, un año después de un trasplante, sólo la mitad sobrevive a una operación semejante a la que se sometió a Jesica.
"Es algo muy doloroso para todos. Los papás están agotados de tanto repetir lo mismo a todos los canales... sólo nos queda rezar", comentó González.
El ambiente de preocupación contrasta con el optimismo que se vivió el jueves en un hotel de Durham, en el estado de Carolina del Norte, en el que familiares y amigos de Jesica formaron círculos de oración para rezar por la joven.
Jesica nació con una deformación en el corazón que impedía que sus pulmones enviaran suficiente oxígeno a la sangre.
Su familia se trasladó hace unos tres años a EU de forma ilegal desde la población de Tamazula, cerca de Guadalajara, capital del estado de Jalisco, a Louisburg (Carolina del Norte), después de no encontrar la atención médica adecuada para la menor.
Un portavoz de la familia, Mack Mahoney, creó la fundación "Jesica's Hope Chest" para ayudar con los altos costos del tratamiento médico -la primera operación costó medio millón de dólares- y contactó con el ahora ex senador republicano Jesse Helms para que no se deportara a la familia.