Reportajes

Kenya: los desafíos de una democracia

Por Vicente Rodríguez Aguirre

Torreón, Coah.- El pasado 30 de diciembre fue un día histórico para Kenya, nación situada en el este de África. Fue la primera vez que un gobernante entregó el poder a un sucesor en ese país, después de 40 años desde su independencia. La asunción de Mwai Kibaki como presidente, tras una aplastante victoria electoral de la oposición, puso fin a 24 años de gobierno de Daniel Arap Moi y a más de 40 años de hegemonía de un solo partido.

El Siglo de Torreón realizó una entrevista con Esperanza Quezada, misionera que vivió durante los últimos quince años en África, once de ellos en Kenya, como funcionaria del Ministerio de Educación, dirigiendo la única escuela secundaria de la región oeste de ese país. El acceso al poder de Kibaki sirve de punto de partida para observar las coincidencias y contrastes entre dos pueblos: México y Kenya.

¿Cuáles son los antecedentes

de esta ?ola democrática? ?

En Kenya se empezó a hablar de democracia hace unos quince años. Yo trabajaba en Kenya, en la parte oeste, en una zona que se llama Pokot. Es una de las tribus más atrasadas en economía, tecnología y en materia de educación. Los padres de familia no aceptaban que sus hijos fueran a la escuela. Estudiaba un tres por ciento de la población. Yo fui empleada del gobierno, como directora de una secundaria, la única para toda la zona oeste, entonces hasta cierto punto llegamos a ser blanco de las críticas de algunos políticos.

Recuerdo que hasta hace dos años, la gente se quejaba muchísimo porque cuando iban a votar, tenían que ponerse en línea según el candidato. Había una casilla para cada partido. A ese sistema le llaman ?Queue Voting?. Todo mundo sabía si alguien iba a votar por la Unión Nacional Africana de Kenya (KANU) ?el partido oficial- o iba a votar por otro partido, según la fila en la que se formaba. Además, la corrupción era abierta: la gente sabía que en una línea le iban a dar una camiseta o en otra cincuenta chelines del Kenya (la moneda oficial), pero ya se decía que la gente no quería ese gobierno.

¿Cuál ha sido el papel

de la oposición allá?

Antes había muy pocos partidos, a diferencia de las elecciones recientes, en donde se registraron alrededor de diez partidos. De esos, cuatro fueron los más consistentes, los otros eran digamos, principantes.

Supe por los diarios que en la reciente toma de poder, el presidente Moi, -el presidente saliente- dio un discurso de salida cinco minutos. La policía decidió que no se iba a meter ante cualquier acción de la gente. Fue sorprendente que la fuerza no actuara para nada y que personajes tan importantes como el Nuncio ?el representante del Papa en Kenya-, tuvieran que estar de pie por dos horas que duró la ceremonia, porque la policía no se atrevía a mover a la gente que había invadido los lugares de los invitados especiales.

¿Se puede hablar ya de democracia en Kenya?

Me da gusto decir que la democracia verdaderamente acaba de nacer en Kenya, porque antes de las elecciones, los medios de comunicación alentaban a la gente a votar. Democracia quiere decir que tenemos el voto en nuestras manos. Habíamos llegado a un nivel en donde no se puede llegar más bajo: cayó todo. La salud, si alguien va al hospital no hay ni camas, ni sábanas ni nada. Cayó la agricultura. Un costal de maíz, hace un año, se pagaba a mil chelines, hoy lo pagan a 250. No ganan ni para lo que le van a poner a la tierra, para lo que van a necesitar. Las personas comunes, que les llaman ?wanainchi? son muy trabajadores. Aquí se da la primera similitud con México. Acabo de ir al zócalo hace poco, en la ciudad de México, y me dio mucho gusto ver cómo la gente lucha, aún en el comercio pequeño, y está ganando su pan de cada día. También en Kenya, mucha gente trata de vender lo que gana de la tierra, lo que hace con sus propias manos. Pero el gobierno no les ayudaba para nada. Ellos dicen ?y yo lo ví- que no se puede llegar más bajo.

¿Qué similitudes y

diferencias hay entre la democracia en Kenya y la que hay en México?

Recuerdo que un día estaba en el descanso en la escuela con algunos de los maestros y me dijeron que teníamos que celebrar. ¿Por qué vamos a celebrar? Les dije. Por México. Yo no había visto los periódicos. Me dijeron: ha ganado un nuevo partido en México después de 72 años. Se me acabó la voz. Pensé que era una broma, y entonces me enseñaron los periódicos. Tengo muy presente que me dijeron: ?si México pudo hacerlo, también nosotros podemos aprender y hacer lo mismo en Kenya?.

He pasado poco tiempo en el país desde que regresé de allá, he tratado de ver las noticias e informarme sobre el presidente Fox y sus propuestas. Fue un éxito que la gente haya podido sacudir al PRI, pero -hay un gran pero-, ése fue el primer paso. Ya lo dimos, al igual que en Kenya, nos quitamos el peso que traíamos, pero ahora nos preguntamos hacia dónde vamos y qué tipo de presidente es Fox. Tal vez le falta un poquito más de valor para hacer más sobre la limpieza de la corrupción, porque todavía está este mal, como en Kenya, a un nivel mucho muy alto. Hemos llevado un yugo de 72 años, es un poco irrealista pensar que en tres o cinco años todo pueda cambiar y ser color rosa.

¿Y cuál es el papel de la población en ese cambio?

Es todo un camino el que se tiene que hacer, pero ya iniciamos ese buen camino. En cuanto a la gente, la veo más consciente, más alerta, con la capacidad de decir ?no esto no está bien? o ?sí, estamos de acuerdo?.

Volvemos a Kenya,

¿fue la corrupción el factor

principal para el cambio?

Kenya estaba muy bien cuando Moi llegó al poder. Él duró 24 años en el poder, pues ha habido nada más dos presidentes en Kenya, el primero fue Kenyata y el segundo fue Moi. Cuando los ingleses dejaron el país, en 1963, dejaron infaestructura, un país estable, turismo y muchas otras entradas que les permitían salir adelante. Fue la misma corrupción lo que bajó al país. La gente verdaderamente votó. De 10.5 millones de votantes, Kibaki alcanzó cerca de cuatro millones de votos. La gente se volcó a votar y le dijeron a Moi ?no queremos a tu candidato?. La gente ya estaba lista, sólo que el gobierno no se los permitía.

La nación le demostró a Moi y al mundo, y sobre todo al resto del África, que ellos ya son maduros, que ellos ya estaban listos para iniciar su camino en la democracia porque han elegido a la persona que querían.

El punto crucial es ¿Qué tan honesto es Kibaki?, ¿Qué tan fuerte va a ser en el sentido de líder? Porque promesas todos saben hacer, pero la corrupción es muy profunda, el ?kitu kidogo? es decir ?dame un poquito?. Allá todos los policías dicen ?kitu kidogo?. Piden diez centavos para una taza de té.

Aquí en México piden

?para un refresco?...

Lo mismo, allá la corrupción comienza desde arriba hasta abajo. Hasta el funcionario más común. La gente no quiere seguir viviendo así, y necesitan un líder. Por eso es importante saber qué tan honesto es Kibaki y qué tanto apoyo va a tener, que su gabinete no se va a perder en tonterías mientras la gente se muere en los hospitales, que cae el comercio, que la agricultura se termina.

¿Algún otro aspecto

que quisiera destacar?

Simplemente decir que estoy muy contenta por lo que acaba de suceder en Kenya, por el nuevo presidente, y que seguimos pidiendo a Dios por esa nación para que ellos sean los promotores de su propio bien, que sean los protagonistas. No son los blancos, ni los misioneros, ni los extranjeros: son ellos mismos los que van a llevar su nación adelante.

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