10/abril/2003
Madrid, (Notimex).- Con la aparente caída de Bagdad y la disminución de la resistencia iraquí en el sur del país, el énfasis de las operaciones militares de la coalición encabezada por Estados Unidos comenzó a desplazarse a la región septentrional.
Fuerzas kurdas tomaron este jueves el control del centro de Kirkuk, enclavada en una rica zona petrolera en el norte de Irak, luego de avanzar hacia la ciudad al resguardo de los bombardeos estadounidense contra las tropas iraquíes.
Los combatientes kurdos están trabajando en combinación con efectivos de las Fuerzas Especiales estadunidenses en la región.
Fuentes del Comando Central de Estados Unidos en Qatar dijeron este miércoles que las fuerzas terrestres combinadas capturaron la montaña Maklub, que domina el área al noreste de Mosul, la ciudad más grande del norte de Irak.
Alrededor de 30 kilómetros de terreno plano separan a las tropas estadounidenses y kurdas de la ciudad.
Pero es en el área de Tikrit donde se concentran los bombardeos, particularmente desde que refuerzos iraquíes han llegado a la ciudad para apoyar a las unidades que protegen lo que podría ser el último bastión de las fuerzas leales a Saddam Hussein.
Equipos de las Fuerzas Especiales y de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) insertados en Irak para seguir los movimientos de Hussein y de su círculo más cercano reportaron la víspera que prácticamente todo el liderazgo iraquí había desaparecido.
Funcionarios de EU creen que ante la ofensiva estadounidense contra Bagdad, algunos miembros del liderazgo iraquí pudieron haber escapado de la capital hacia Tikrit, ciudad natal del líder iraquí y base de su poder político.
La táctica de incorporar a los combatientes kurdos a las operaciones contra las fuerzas leales a Hussein en el norte del país contrasta con la seguida en el sur, donde fuerzas terrestres aliadas penetraron desde Kuwait en una ofensiva relámpago hacia la capital.
El plan de guerra original de Washington preveía una sustancial presencia militar estadunidense en el norte, pero la negativa de Turquía a permitir que tropas terrestres estadunidenses ingresaran a Irak desde su territorio forzó un cambio de enfoque.
De acuerdo con fuentes militares, actualmente hay en la zona unos dos mil soldados estadounidenses y un número no especificado de efectivos de Fuerzas Especiales que han abierto camino a los avances kurdos.
La táctica recuerda la usada en Afganistán, donde Estados Unidos dejó que los rebeldes de la Alianza del Norte se encargaran de la mayor parte de los combates en tierra contra el régimen del movimiento fundamentalista islámico Talibán.
Los expertos desconocen hasta qué punto Estados Unidos dejará a los kurdos tomar el control de las operaciones, luego de que la escapatoria del líder del Talibán, el mulá Omar, y del líder de la red Al Qaeda, Osama Bin Laden, se atribuye a la dependencia a los combatientes locales afganos.
Además, Washington teme que los kurdos iraquíes, que han gozado de virtual autonomía en el noreste de Irak desde la guerra del Golfo Pérsico en 1991, inicien una insurrección general que podría cundir a países vecinos con población kurda y desestabilizar la región.
Turquía, país miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) con una importante minoría kurda, ha advertido que intervendría militarmente en Irak, si los kurdos en este país realizan cualquier acción en ese sentido.
Hasta ahora, los estadunidenses han obtenido promesas de los líderes de los principales partidos kurdos, el Partido Democrático del Kurdistán y la Unión Patriótica del Kurdistán, de que no actuarán por su cuenta.
Sin embargo, con el desmoronamiento del régimen de Hussein, los dirigentes kurdos podrían llegar a la conclusión de que esta es su oportunidad de obtener una autodeterminación largamente esperada.
Como dijo un funcionario militar estadunidense citado por el diario The New York Times: "Entendemos que puede llegar el momento en que los kurdos digan, `Gracias por todo, nosotros nos encargamos desde aquí' ".