Por Martín Chávez Chávez
El Siglo de Torreón
TORREÓN, COAH.- ¿Sabía que en La Laguna, la llamada sociedad de alto consumo genera un promedio diario de un kilo de basura por persona y que el relleno sanitario de la región tiene una vida útil de diez años cuando mucho?, pero lo más lamentable, ¿que seguimos tirando basura por todas partes sin importarnos la imagen de la ciudad y mucho menos la protección del medio ambiente?
Estudiantes y catedráticos de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN) hace cinco años iniciaron el programa “Educación Ambiental para el Reciclaje”; sin embargo la penosa realidad es que en La Laguna es mínimo el número de personas dispuestas a crear conciencia para alcanzar la cultura de la limpieza y el orden.
José Luis Ríos González, representante del programa, considera que estamos fabricando una “bomba de tiempo”, pues en corto plazo no habrá espacio para depositar la basura generada por la sociedad lagunera, de ahí la necesidad urgente de cambiar el patrón interno, que demanda más cuidado al medio ambiente... lo difícil es cambiar los hábitos de conducta, reconoce.
Adentrándose en el programa de reciclaje, Ríos González manifiesta que el plan inicia con una filosofía japonesa adoptando las tres “r”: reducir consumo, reusar el material en mal estado y reciclar el considerado desperdicio para lo cual se exige la separación del cartón, papel, vidrio, latas de metal y el plástico.
Otro de los estudios realizados por estudiantes de la carrera de Ingeniería en Procesos Ambientales, arrojó como resultado que en una despensa de cinco kilos de peso, el 40 por ciento son envases de lata, cartón, plásticos y otros residuos reciclables.
En primera instancia, la principal alternativa para atender este problema es tratar de reducir el consumo de aquellos artículos con alto contenido de embalaje y reutilizarlos las veces que se pueda y no depositarlos de inmediato al cesto de la basura.
Luego de intensos estudios y prácticas, los participantes en el programa “Educación Ambiental para el Reciclaje”, quienes lograron fabricar dos mil artículos con material de desecho, decidieron empezar a mostrar lo que se puede hacer con la llamada basura y llevar estos conocimientos a los jardines de niños, alumnos de escuelas primarias y secundarias.
Entre algunos de los artículos que se pueden elaborar con los desechos, destacó lámparas de botellas de licor, juguetes con recipientes de plástico, barcos tipo artesanía con latas de aluminio, papalotes con bolsas de plásticos, adornos con cajas de cartón que se pueden utilizar para guardar objetos.
El representante del programa destacó la participación de 20 estudiantes de la citada carrera, quienes en las visitas que realizan a los jardines de niños, montan una exposición de 50 objetos y en presencia de los niños hacen muchos de esos artículos con la basura que un día antes encargan a los menores.
Con este tipo de actividades, explica Ríos González, se despierta en el niño la creatividad y se descubre su habilidad y destreza, al tiempo que se le inculca el respeto por el medio donde vive y a la naturaleza, contribuyendo de esta forma al mejoramiento del medio ambiente.
Interesantes estudios
Otras investigaciones de estudiantes de la Narro, se realizaron en colonias de los distintos niveles, con el fin de clasificar el tipo de residuos que tira la gente, para lo cual se revisaron las bolsas con basura en las afueras de las viviendas.
En colonias como la Eduardo Guerra, San Joaquín, Vicente Guerrero y otras consideradas populares, se detectó que la gente desecha elevadas cantidades de materia orgánica y frituras en bolsas, se reporta el consumo de altas cantidades de la llamada comida chatarra –nachos, papitas, comida rápida de poco contenido nutricional—y muchos refrescos en envases desechables.
Por su parte, habitantes de las colonias residenciales como Torreón Jardín, Campestre y otras, se comprobó que la gente casi no desperdicia comida, pero sí se observaron cantidades exageradas de papel sanitario y para la limpieza facial; mucho aluminio y cerveza enlatada.
Estudios similares se realizaron en centros comerciales ubicados en distintas partes, como por ejemplo el que se encuentra en Ramos Arizpe y Múzquiz por la Juárez, se observaron altas cantidades de restos de comida, vasos y papel unicel –nieve seca—, así como envases no retornables.
En centros comerciales ubicados en puntos cuyas cercanías están habitadas por gente de la clase media, se observó que hay menos basura en proporción de tres a uno, en relación al anterior negocio, pero la cantidad de basura sigue siendo elevada.
Y en otros establecimientos como los ubicados en Galerías, se comprobó que la gente casi no come en esos lugares, pues no se observaron residuos en los pasillos.
Los retos son difíciles
Ante tal panorama, los interesados en fomentar la cultura de la limpieza y el reciclaje, consideran que debe pactarse un acuerdo con las instituciones que representa el gobierno de los tres niveles, para colocar contenedores donde se pueda tirar por separado y en forma clasificada la basura, pero también requiere mayor exigencia a los vendedores públicos.
Otra convocatoria sería el estimular a los inversionistas para que en La Laguna se establezca una empresa recicladora de material de desecho, pues la más cercana se encuentra en Monterrey, ya que en La Laguna, la que funcionaba cerró por incosteabilidad; no recibía la cantidad de basura requerida para su funcionamiento, debido precisamente a la nula cultura y el poco interés de la sociedad en tener una ciudad limpia.
Los estudiantes de la Narro, promotores de este programa, han visitado 70 instituciones educativas del nivel básico y esperan una participación mayor de las escuelas, cuyos directores deben solicitar la visita de los representantes de este plan.
La respuesta y solución a este problema que se considera serio es aparentemente sencilla, ya que lo único que se requiere es la disposición de la comunidad para que deposite en cestos separados la basura de plástico, papel y cartón, así como el metal.
Pero... ésta es nuestra realidad
Con autoridades de la Narro, El Siglo de Torreón recorrió parte de la ciudad y observó lotes baldíos que en su mayoría son usados como depósitos de basura, aun cuando exhiben letreros advirtiendo a la gente que se procederá penalmente en contra de quien sea sorprendido tirando basura.
Uno de los terrenos más extensos es el lecho seco del río Nazas que a poca distancia del Periférico tiene esos señalamientos, pero aún así ha sido saturado de basura.
Lamentablemente, reconoce José Luis, encargado del proyecto, con suma facilidad se puede observar gente que viaja en todo tipo de vehículos arrojando basura por todas partes. Es común también observar al día siguiente de las fechas festivas, los paseos públicos con exageradas cantidades de basura y a pesar de los insistentes llamados, la respuesta de la comunidad es poco alentadora, parte de lo triste es ver que los papás no corrigen a sus hijos cuando asumen ese comportamiento, de ahí que la Narro decidió empezar el programa con niños en preescolar y primaria, pues; ¡ hacen más caso !,dijo convencido José Luis.
Falta disposición
Dentro de las campañas del Cuidado al Medio Ambiente, hace cinco años la Secretaría de Educación Pública (SEP), en coordinación con la Secretaría de Salud, instaló depósitos de basura en escuelas públicas, donde se podían arrojar desechos en forma clasificada.
Uno recibía los desechos de plástico, otro de papel y cartón y el tercero de metal, aluminio en mayor cantidad.
La opción para afrontar el problema de basura había iniciado en las instituciones educativas, incluso en las del nivel superior, sin embargo lo único que faltó fue la disposición de la comunidad en participar en este tipo de acciones positivas.
El plan fracasó; la mayor parte de la gente sigue tirando basura por todas partes, aunque cuando a corta distancia están los cestos de basura públicos.
FUENTE: SEP.