Lo que los políticos dicen... y lo que no deberían decir.
Vamos planeando un funeral. Porque, según están las cosas, difícilmente la agencia mexicana de noticias Notimex, pueda sobrevivir. En este plan de renovarse o morir, el gobierno piensa seriamente en cerrarla. Y muy posiblemente lo hará.
Lo cierto es que habría, primero, que echar un ojo con mayores ánimos analíticos. Notimex nació como un proyecto político priista. Muchos dicen que para agilizar las ambiciones presidenciales del secretario de Gobernación en turno. Todo eso es más o menos cierto. Pero es cierto también que durante años hubo ahí periodistas serios que querían, de verdad, convertir a la agencia mexicana de noticias en un medio creíble. Ahí estuvieron por ejemplo Raymundo Riva Palacio (ahora director del periódico El Independiente) y Pablo Hiriart (ahora director del periódico La Crónica).
Es verdad que Notimex no ha logrado en estos años convertirse en un negocio para el Estado. Y toda empresa debe serlo, de acuerdo. Pero también es cierto que –aún sin ánimos propagandistas- un gobierno debe tener su agencia de noticias, sus medios de comunicación. Y esta agencia, a través de algunas de las personas que la dirigieron, ha tratado de convertirse en un proyecto periodístico serio.
Ha caminado ya buena parte de ese camino. Notimex era primero tan elemental que no emitía informaciones plurales y objetivas. Riva Palacio ha dicho que, por ejemplo, antes no nombraba ni quiera al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas (PRD).
Es preciso entender que una buena agencia de noticias, aunque pertenezca al Estado, puede también ser un negocio rentable. Ahí están algunas de las internacionales que nos dan ejemplo. La española EFE, una de las extranjeras más fuertes en centro y sur América. France Presse –francesa- tiene una seriedad reconocida en el mundo. Reuters, que comenzó como un brazo más del aparato de inteligencia británico en América Latina. EFE fue creada para lavar la cara de Francisco Franco.
Pero eso no impidió que más tarde tomaran la forma de un proyecto que, incluso, servía de promotor social y cultural. Asumámoslo, Notimex no tiene la mejor historia. Pero mejor pensemos dos veces antes de matarle el futuro. La agencia tiene una infraestructura lo suficientemente grande ya como para destacar en el panorama latinoamericano de los medios de comunicación y, tranquilamente, podría convertirse en una buena generadora de noticias de esta parte del mundo para el resto del planeta. Y no se trata de nostálgica sensiblería por mantener abiertos diferentes medios de comunicación. Se trata, más bien, de no simplificar la razón de los males. Es verdad que el Estado necesita reestructurar sus gastos. Pero también necesita volver eficientes a sus empresas. Notimex es una de ellas.
Pero Notimex está en la mira de los sectores más conservadores de la política mexicana desde hace tiempo. Quieren desaparecerla. Todo eso, claro, sin mencionar la cantidad de gente que se quedaría en la calle o debería ser reubicada (con las obvias consecuencias) si Notimex cierra.
Por cierto, una alternativa que nunca contemplaron los gobiernos dueños de todas las agencias antes mencionadas. Entendieron que debían aggiornarlas, hacerlas competitivas en el mercado informativos nacional, pero sabían que no quería, no debían deshacerse de ellas. Entre otras cosas, porque los gobiernos necesitan de medios claros que los proyecten al mundo, que los unan en un discurso frente a los demás, que, en definitiva, los provea de identidad.
Notimex tiene grandes posibilidades de reformarse tanto como sea necesario para subsistir. Sin embargo, lo que hace falta es la decisión política para que esto suceda.
www.geocities.com/bauduccogabriel
labocadelpez@tutopia.com