HERMOSILLO, SON.- El carrizo fue para los grupos indígenas yaquis y mayos un material tradicional que igual se empleaba en la construcción de viviendas como en la elaboración de juguetes, mismo que, por su escasez actual y por los avatares de la modernidad, ha quedado en el olvido a pesar de lo económico que resulta y de los múltiples usos que se le pueden dar.
Uno de los elementos culturales que identificó al grupo mayo fue la cestería, misma que en la actualidad está casi olvidada, entre otras causas porque son pocas las personas que se dedican a esta práctica artesanal.
Otro problema al que se enfrentan los pocos artesanos es la escasez del carrizo, porque en los lugares donde crece -las orillas de los ríos, canales o parcelas- debido a las “limpias” y desmontes se ha extinguido poco a poco. En la actualidad los mismos indígenas desconocen el uso artesanal y utilitario del material que tantos beneficios proporcionó a sus ancestros.
Por ello el Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC) auspiciará en el estado de Sonora el Taller de Cestería de Carrizo, que tiene como propósito capacitar a futuros artesanos. Incluye niños y jóvenes en etapa escolar y a adultos dedicados a las labores agrícolas, quienes se podrán adentrar en las técnicas tradicionales de empleo de este material.
La cestería que se produzca será utilizada en las ceremonias y rituales, así como para uso doméstico por parte de los integrantes de las comunidades locales, quienes serán los beneficiados directos del taller.
Los objetivos que se pretenden son: difundir el uso del carrizo en la elaboración de cestería tradicional; capacitar a más personas como futuros artesanos y concientizar a la comunidad de la importancia que tiene el carrizo. La intención del taller es que se vuelva a usar, entre otras razones porque es muy barato, sobretodo si se toma en cuenta que estas comunidades no tienen la capacidad económica para comprar otro tipo de materiales.
Las comunidades que serán beneficiadas son: Las Flores, El Embarcadero, Navobaxia, Las Parras y La Esquina, entre otras, pertenecientes al municipio de Huatabampo, al sur del estado de Sonora, mismas que serán las que consuman los productos que se elaboren como resultado del taller.
El carrizo de la zona es un material que lo mismo les permitió a los habitantes allegarse una cama o una canasta, como el construir el techo, las bardas o las paredes de sus chozas.
Esta planta sirve, o servía, para elaborar tapetes. Se envolvía en él a las personas al morir. Fue un material que fue de uso constante y que ahora se pretende recobre la importancia que tuvo en dichas comunidades.
Durante muchos años el carrizo se empleó para la elaboración de canastas para acurrucar a los bebés, y para conservar los alimentos o para secar quesos en las partes altas de las viviendas.
Inclusive se utilizaba para la elaboración de juguetes. Con los tallos de esta graminácea se hacían serpientes que movían sus cuerpos, o silbatos; en pedazos grandes se guardaban los rosarios de los fiesteros o maestros rezanderos y tuvo un lugar especial en el desarrollo de los yaquis y mayos que se espera recuperar en corto plazo.