La clonación con fines reproductivos es contraria a la dignidad del individuo, pues despersonaliza el acto de generación, vacía el significado de la procreación humana y sustituye la donación especial por una técnica, dijo el administrador apostólico de la Arquidiócesis de Durango, monseñor Juan de Dios Caballero Reyes, en un comunicado pastoral dirigido a los fieles católicos duranguenses.
Mientras que a nivel mundial continúa el debate sobre el tema de la clonación humana, el jerarca católico local destacó que un hijo surgido de esta técnica no es querido por sí mismo, sino tan sólo como medio para saciar los deseos de los padres, además que una persona es sometida a un dominio despótico de otros seres humanos quienes determinarán arbitrariamente la identidad biológica y los fines de su existencia y seleccionarán sus derechos fundamentales.
En lo referente a la clonación con fines terapéuticos, igualmente representa un atentado a la dignidad humana similar a la utilizada para aspectos de reproducción, además que tiene el agravante de concebir una persona con la intención deliberada de manipularlo, utilizándolo como residuo biológico para suministro de órganos y tejidos de repuesto.
Destacó que la finalidad aparentemente “humanista” de la clonación no es coherente con el medio usado, pues se manipula al ser humano en sus primeras fases vitales a fin de obtener material biológico necesario para la experimentación de nuevas terapias; llegando a matar a esta persona, lo que implica una contrariedad con la búsqueda de salvar una vida o curar enfermedades de otros seres.
En este sentido, indicó que el valor de la vida humana fuente de igualdad entre los hombres, hace legítimo un uso meramente instrumental de la experiencia de uno de nuestros semejantes, agregó monseñor Caballero Reyes.
Adicionalmente se debe resaltar que la clonación independiente de las finalidades que se persiguen, ya sea reproductiva, terapéutica o experimental, siempre implica la generación de individuos humanos destinados a ser destruidos. “Se trata pues de una acción deliberada que implica un homicidio voluntario”, apuntó Caballero Reyes en su mensaje pastoral.
Finalmente destacó que la clonación, desde cualquier finalidad, es gravemente inmoral, porque atenta contra la dignidad de la persona humana que es única e irrepetible, que ha de ser querida como fin en sí misma; y a la cual se ha de reconocer un valor absoluto y acogerse como un don cuyo derecho fundamental es la propia vida.