La soya es el sustituto por excelencia de la carne, ésta viene en variadas presentaciones: tocino, jamón, pavo, etc. Su sabor es muy similar y no contiene la grasa característica de las proteínas animales ni las toxinas que su consumo implica.
Se puede hacer bistec y hamburguesas, además, viene en tiras para asar, lo que invariablemente conduce a una gran tonasidad muscular y a un incremento muy grande del sistema inmunológico, ya que el cuerpo no pierde energía en limpiar toxinas de las carnes, baja los niveles de colesterol y aumenta la agudeza mental.
Claro está que los vicios en la educación familiar impiden que el sabor de la soya sea muy bien aceptado, sin embargo, debemos romper con las cadenas de una mala educación alimentaria y transmitir estos conocimientos a nuestros hijos, así se formará una cadena de generaciones más sanas.
Usted no morirá de hambre, incluso puede darse el lujo de comer más volumen, siendo la soya menos pesada, y con la cocción adecuada, mucho más rica que la carne misma.
Hasta la próxima...