Milán (Italia), (EFE).- Un hombre de rasgos precisos, gentil e informal al mismo tiempo y de una reservada masculinidad recrea el ideal de la elegancia que Gianfranco Ferre llevó hoy a la pasarela de Milán para la próxima temporada primavera-verano.
En plena canícula de junio, el hombre Ferre para los calores venideros viste con trajes blancos como si fueran simples camisas, tejanos de lino y corbatas de hilo de escocia, y se zambulle en un juego de luces y sombras en un mar de lunares negros y blancos.
"Mi objetivo es definir una elegancia distinta, hecha de tradición y de equilibrio, pero también de excéntrica modernidad", afirmó Ferre mientras iban desfilando sus modelos suavemente enfundados en gabardinas chinas azules o negras y unos trajes vaporosos para alternar durante un crucero en el Báltico.
Esos mismos trajes en popelin, de colores suaves o con rayas apenas insinuadas, trasmiten a simple vista la sensación de frescura, sin perder el corte clásico de la sastrería tradicional para hombres.
Si los tejidos marcan una pauta en la colección de Gianfranco Ferre para la próxima estación estival, también hay una ajuste en las formas, con hombros menos rígidos y anatómicamente más sueltos y pantalones ligeramente amplios en su caída para dar la sensación de desenvoltura.
En su elegante y aplaudido desfile llamó la atención, sobre todo de los más exigentes y avezados, su propuesta con cierto aire de los primeros años del Siglo XX y un guiño hacia los "Laboratorios Vieneses" fundados por Josef Hoffmann.
Tampoco pasaron inadvertidos hoy en la pasarela milanesa los mini shorts en piel de cocodrilo de color chocolate o la blusa del mismo material e idéntica tonalidad, combinada con unos pantalones cortos de gamuza, que presentó sin ningún rubor poco antes Fendi.
Aparte de estos "efectos especiales", la firma que controla el magnate del lujo Louis Vuitton se decantó por una colección refinada y muy elaborada que lleva la firma de Silvia Venturini Fendi.
Las prendas, vagamente inspiradas en los años 50 y en la estética voluptuosa de James Dean, cobran toda su dimensión en las propuestas elaboradas en piel, una de las características de la casa, con una paleta de tonos del beige al crema.
Colores ácidos con textura de acuarela impregnan, en cambio, los pantalones con cintura y bandas laterales en raso, y bajo las chaquetas, saharianas o esmoquin despuntan la más original de las camisetas, en nylon adherente y transparente.
Por la pasarela de la moda masculina milanesa también desfilaron en su cuarta jornada los hombres sexy y agresivos de Calvin Klein, en esta ocasión vestidos por Italo Zucchelli, que ha obviado los excesos para resaltar la masculinidad.
Siluetas adherentes, uso abundante de la piel, incluida la de serpiente, y una gama de colores al más puro estilo Klein: tierra, oliva o blanco natural fueron algunas de las señas de identidad de la marca del antiguo rey del minimalismo.
A su lado se pudo ver, sin ningún sobresalto, a los émulos del héroe del cómic Corto Maltese, vestidos por Romeo Gigli, a vueltas por el mundo con su estilo libre e inconformista, que igual combina chaquetas pequeñas con pantalones amplios que holgadas chaquetas con estrechos pantalones.
El hombre de la firma Byblos para la temporada primavera-verano 2004 tiene un aire romántico, aunque su perfil se asemeja a las estrellas del rock de los años 80, con esmoquin sin mangas en plan deportivo.