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La fotografía/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“El que por la mañana ha conseguido conocer la verdad, ya puede morir por la tarde”. Confucio

La fotografía es de una intensidad enorme. Un bebé, que parece tener menos de un año de edad, se encuentra muerto junto a su madre, también fallecida, en la localidad iraquí de al-Hila, víctima aparente de un ataque estadounidense. En la boca sostiene todavía el chupón que sin duda buscaba darle seguridad en medio del bombardeo que le costó la vida.

La dramática fotografía, distribuida por la agencia británica Reuters, fue publicada este dos de abril por varios periódicos mexicanos. La llevaron también en sus primeras planas muchos diarios de otros países. Significativamente, ninguno de los grandes periódicos estadounidenses que pude revisar divulgó la fotografía. Sus editores quizá consideraron que la difusión de una imagen de esta naturaleza afectaría el esfuerzo bélico estadounidense en Iraq. Y no los culpo. Una fotografía como ésta puede cambiar la percepción pública de una guerra.

El mismo día en que salió publicada la foto, una editora de El Colegio de México, Gabriela Lara, me mandó una nota por correo electrónico: ¿Es necesario que el periódico difunda una foto como ésta? Al día siguiente un diario capitalino publicó varias cartas de lectores que cuestionaban también la publicación de la foto y la tildaban de sensacionalista. Evidentemente hay una fuerte corriente de opinión que plantea que estas imágenes dramáticas de la guerra deben ser censuradas.

Mi posición, sin embargo, es que esta fotografía, cuyo autor desconozco, es absolutamente crucial para entender la realidad de lo que está aconteciendo en Iraq. Para quienes piensan que la guerra es un simple y divertido juego de Nintendo, con destellos luminosos que se encienden ante las cámaras de visión nocturna de las televisoras, la imagen de un bebé muerto con un chupón en la boca podrá ser impactante, pero nos revela lo que ocurre detrás de los lúdicos destellos de la televisión.

Los medios de comunicación no sólo deben publicar este tipo de imágenes, sino que tienen la obligación moral de hacerlo. Sólo de esta manera pueden reflejar la verdadera naturaleza de la guerra. De ahí que si los diarios o los medios electrónicos estadounidenses han tomado la decisión de no dar a conocer estas imágenes, para no generar una reacción emotiva en contra de la guerra, están violando la ética periodística.

El debate que hoy estamos viendo en torno a esta fotografía me recuerda el que surgió durante la guerra de Vietnam sobre una dramática imagen de una niña, de unos ocho o nueve años, que corría desnuda, llorando, después de que su ropa y su piel habían sido aparentemente quemadas con napalm, el arma química favorita de la fuerza aérea estadounidense en ese conflicto.

La fotografía de prensa -porque hubo también una grabación de televisión que salió a la luz después— fue tomada por el fotógrafo vietnamita Huyn Cong Ut (más conocido como Nick Ut) de la agencia Associated Press (AP) en 1972. La niña que corría desnuda tras haber sufrido un rocío de napalm se llamaba Kim Phuc. Esa fotografía, cuya veracidad quiso cuestionar fallidamente el entonces presidente estadounidense Richard Nixon, ayudó a cambiar la percepción popular en los Estados Unidos de la guerra de Vietnam. En parte por ello, tres años después las tropas estadounidenses se retiraban derrotadas de Vietnam y permitían que las tropas comunistas tomaran control de todo el país.

Lo paradójico del caso es que Nick Ut, quien hoy vive en los Estados Unidos, era y sigue siendo un defensor de la intervención militar estadounidense que buscaba evitar la toma comunista de Vietnam del sur. Kim Phuc fue utilizada durante años por las autoridades comunistas de Vietnam como ejemplo viviente de las atrocidades estadounidenses, pero cuando tuvo la oportunidad se escapó del control del régimen y actualmente vive en Toronto, Canadá.

Pese a sus convicciones políticas, Nick Ut nunca pretendió ocultar la fotografía. La AP tampoco dejó de difundirla. La fotografía, de hecho, terminó ganando el Premio Pulitzer. Ni al fotógrafo ni a la agencia ni al comité del premio les importó que afectara el esfuerzo militar estadounidense. Al final prevaleció la ética periodística ante la conveniencia política o militar. Esa misma ética debería aplicarse hoy a la controvertida fotografía del bebé de al-Hila. Es una obligación difundirla.

Doble censura

Sin mediar explicación, el gobierno iraquí ordenó ayer la expulsión de dos corresponsales de la cadena árabe al-Yazeera. Ya las autoridades estadounidenses habían cuestionado el supuesto sesgo pro-iraquí de la televisora. Ahora, los iraquíes sugieren lo contrario. La imparcialidad, claramente, no le gusta a nadie.

Correo electrónico: sergiosarmiento@tvazteca.com.mx

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