Una de las ventajas que derivan de los avances tecnológicos con que cuentan actualmente los medios de comunicación, es la relativa a que el mundo pueda enterarse al minuto de cuanto acontece en cualquier país, por lejano que éste se ubique, tal y como está sucediendo ahora en la guerra entre las fuerzas aliadas encabezadas por los Estados Unidos e Iraq, en donde todos los medios de comunicación dan cuenta de la forma en que se libran los combates en la zona de conflicto.
De manera especial, la radio y la televisión, por razón de la inmediatez, pueden informar minuto a minuto de la forma en que los EU están bombardeando Iraq. Pero también de la reacción de las fuerzas armadas que defienden al gobierno de Saddam Hussein en su intento por sostener el régimen que éste dirige, de manera tal que el ciudadano común puede ver y escuchar desde el estallido de las bombas, hasta los muertos y heridos que está dejando esta guerra.
Llama la atención la forma tendenciosa en que los medios de comunicación de los países en conflicto manejan la información, pues mientras unos muestran tan sólo las acciones exitosas de sus soldados y las bajas del enemigo, los otros hacen lo contrario, al tiempo que cada cual oculta las fallas en sus sistemas de combate. Prueba de ello es que EU muestra la forma en que se van rindiendo los soldados iraquíes; e Iraq exhibe las fallas garrafales de los ejércitos aliados.
Los medios de comunicación de los países que no entraron al conflicto, como Francia y Alemania, dan cuenta de la desproporción existente en el armamento de los ejércitos en conflicto, al tiempo que evidencian el hecho de que los norteamericanos no están llevando al cabo, como afirman, un ataque “quirúrgico”, pues a la fecha han sufrido bajas por choques entre sus propios helicópteros, lanzado bombas que impactaron objetivos civiles y otras más que fueron a caer en territorio de estados limítrofes con Iraq. Pero, todo eso no importa. Lo importante es que impere la ley del más fuerte.