Los católicos ingresaron al período de litúrgico de la Cuaresma ayer, con la ceremonia de la imposición de la ceniza, celebrada en todos los templos y capellanías de la Arquidiócesis de Durango, que significa un signo de penitencia que existió desde muchos siglos antes de Cristo, reveló una instrucción pastoral de la comunidad de frailes agustinos, asignados precisamente en el Templo de San Agustín.
El informe catequético indicó que los hombres y mujeres, sabiéndose pecadores, se sentaban o acostaban sobre cenizas, se vestían con ropa áspera y ayunaban, en una franca expresión de arrepentimiento. De tal manera que este comportamiento debe prevalecer en la vida actual, sobre todo cuando hay relativismo en la vida piadosa y espiritual.
Explicó que la Iglesia aceptó esta forma de hacer penitencia y la ha practicado durante la Cuaresma, que son los 40 días de la preparación para la Pascua del Señor, que es la Resurrección de Jesucristo y su triunfo sobre la muerte.
Señaló que la Iglesia empezó a bendecir la ceniza en el siglo X, convirtiéndola en un signo sacramental para los feligreses católicos; de tal manera que la imposición del polvo de ninguna manera puede tomarse como un signo mágico.
Los frailes agustinos manifestaron que la ceniza es una señal de arrepentimiento, de que existe la disposición de cambiar y de que hay una intención de reconciliación con Cristo y los prójimos.
El instructivo pastoral destacó que al momento de recibir la ceniza se debe pensar en la muerte que espera a todos, en el pecado que afecta, la penitencia que es necesaria, y en la amistad y reconciliación que ofrece Dios durante la próxima Pascua.