La pobreza es también un atentado a la dignidad de las personas y de los pueblos, poniendo en peligro los equilibrios políticos, económicos y sociales.- Juan Pablo II.
Mientras el presidente Fox pide unidad, López Obrador y sus consultas siguen garantes, Jorge Castañeda dice que no renunciará, las marchas de profesores, campesinos, jubilados, defraudados, mientras la cultura del pueblo sólo da para saber quién saldrá de La Academia, si la Trevi ya trae en la mano el guión para su próxima película, cuántos discos piratas destruyó la policía, etc., son parte del escenario del caos que impera en México, otros, entran al recinto H. Legislativo en caballo, violando todo código de ética, pisoteando el de por sí maltrecho Estado de Derecho e importándole POCO la monumental bandera y lo que representa el H. Congreso de la Unión. En otra marcha a unos cebados cerdos les ponen nombres de políticos, mientras, regados en todo el extenso territorio 50 millones de miserables que apenas sobreviven ya rebasaron en mucho esos escándalos y sólo son el resultado de los dimes y diretes de los ex presidentes sinvergüenzas que como anacrónicos fantasmas ambulan en nuestro país y que aún se atreven a abrir la boca ante esta catástrofe, todo en un ignoto atropello a la razón.
Entre la pomposidad de la airada vida que llevan los ricos, transita la desazón de los desprotegidos y como último recurso se recurre a la toma de calles, unos manipulados por algún partido político y coordinados por profesionales del caos y los otros la mayoría bajo la premisa de la negra necesidad de comer y sobrevivir, toman las calles como fuente de trabajo, vendedores ambulantes, trabajadores en lo que salga, limpiavidrios, cuidadores de coches, chicleros y cantantes folclóricos en camiones, más, los mil usos clásicos, capaces de vender el alma al diablo para ganar lo que sea.
Sin lugar a dudas que en todas las latitudes del planeta hay desigualdades sociales, en países ricos también existe pobreza, disparidades que pueden ser chicas o medianas, pero en México lindo y querido estas clases sociales son monumentales y nuestra historia es sólo un accidente ante los problemas nacionales y en ella arrastra un lastre que se llama miseria y más allá de las calles pavimentadas, las colonias bardeadas y los supercomerciales y malls, están los huérfanos de servicios, con casas de madera y cartón y todavía en un horizonte más lejano y distante de sus propios recursos, están nuestros campesinos, los hombres callados, sumidos en el recuerdo de sus memorias con las tierras y aguas robadas y lo peor, sus sueños frustrados.
Zacatecas, Guanajuato, Jalisco, Chiapas, Oaxaca, Durango, Coahuila (la tierra de las oportunidades) y hasta el estado de Nuevo León (donde los chilangos lights dicen que es el estado más rico) son sin duda los mayores proveedores de fuerza laboral en los E.U.A., producto que los gringos aprovechan, porque nuestros gobernantes, con sus reformas y su sistema neoliberal sólo alimenta los discursos y vive empantanado en las cifras alegres y sueños oníricos, pero fuera de los fastuosos recintos y que no aparecen en la economía nacional, ambulan más de 50 millones de mujeres y hombres, chiquillos y chiquillas que cada día los muerde el hambre y donde se nace y crece con el dolor pegado al alma como vil piel; es ésta la otra parte de nuestro país, el México desahuciado.
Los gobernantes tienen que reconocer que la política empleada por ellos, llámese populista, globalizadora, neoliberal, dictadura disfrazada de democracia o la misma democracia, a su modo de ver ha sido un rotundo fracaso y siempre invariablemente ha imperado la anarquía, ese maldito rasgo investido de INSOLENCIA, INTOLERANCIA y sumido en una ríspida lastre llamada INDOLENCIA hacia los grandes problemas nacionales y donde parece ser se descarga en los pobres, esos millones de miserables que día a día les caen a palos las reformas, leyes, acuerdos, elaborados por cofradías y grupúsculos (llámese los partidos políticos) siempre en pos del poder y a espaldas de los verdaderos intereses de la nación, los grupos comandados por el PRI que por más de 70 años nos gobernó, es el más plausible ejemplo, donde el estancamiento fue su desarrollo y el Estado se representaba, se encerraba y era ostentado por un solo hombre: encarnando al presidencialismo.
Los pobres se lanzan a las calles, los campesinos ante el yermo de sus labores, engrosan aún más las fajas de miseria en las ciudades, el Gobierno juega con ellos simulando un disfraz muy visto, les juega el dedo en la boca y se hace el sordo, mudo y ciego ante la inopia de más de 50 millones de compatriotas.
Es tiempo pues de que el Gobierno y toda su maquinaria abran los ojos y empiecen a sacar de donde sea un hito digno de tomar en cuenta, porque la sublevación está a la vuelta de la calle y serán insuficientes las cárceles y las calles para albergar tanto pobre y miserable, sin duda producto y víctima de las injusticias y de los malos gobernantes que por años se nos han impuesto. Ahora son limpiavidrios y tragahumos, payasitos, vendores de dulces y cantantes en camiones. ¿Pero mañana qué será de éstos, con un poco de ira en sus corazones?
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