“Como César me amaba, lloro por él;
como era afortunado, gozo con él;
como era valiente, le rindo homenaje;
como era ambicioso, lo he matado.”
Bruto (Julio César de Shakespeare)
Marta Sahagún de Fox se está convirtiendo en el personaje más controvertido del sexenio. Como a José Córdoba en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, se le achaca como un pecado la cercanía al presidente y su influencia sobre él. Y así como en este país xenofóbico se detestaba a Córdoba no sólo por su cercanía al mandatario sino por haber nacido en Francia, a Marta se le odia por ser mujer.
Lo curioso es que hasta ahora este odio se limita a la clase política e intelectual. Las encuestas de popularidad señalan que Marta tiene un índice de popularidad del 70 por ciento. Se encuentra, de hecho, por arriba del propio presidente Vicente Fox. Marta no es Evita, por supuesto, pero millones de mexicanos ven en ella a una figura protectora y maternal. Marta no es ciertamente una intelectual. En muchos aspectos sigue siendo esa mujer ingenua salida de la sociedad conservadora de clase media de Zamora, Michoacán, que adquirió su madurez personal y política en Celaya, Guanajuato. Esto, que la aleja de la clase política e intelectual, la acerca a la gente común y corriente.
Sin embargo, ahora se acerca un asalto sin precedentes a la popularidad de esta mujer. El libro La jefa de Olga Wornat no es en realidad una pieza de propaganda en contra de la esposa del presidente Fox. Pero sí tiene pasajes que le generarán cuando menos incomodidad a Marta y a la pareja presidencial.
Las partes de la obra que mayor atención están generando son, lógicamente, aquellas que tienen que ver con las partes más íntimas de la relación entre el presidente y Marta, así como entre ésta y el resto de la familia Fox. La enorme ambición política de Marta, que se manifiesta en muchos pasajes, será también objeto de interés. Pero esas secciones de La jefa no son realmente importantes en el contexto del país. Lo que realmente parece cuestionable en la actuación de Marta que se desprende de este libro es lo que tiene que ver con el dinero. Está ahí el pasaje en que Marta le da siete mil dólares en efectivo a Rodrigo Fox, el hijo del presidente, para gastar en un viaje, o el que señala que a ese mismo Rodrigo, a quien Marta quería ganarse para que aceptara el matrimonio con el presidente, le regaló un reloj Rolex de 10 mil dólares un día que “salieron a pasear”. Inquietante también es la sugerencia en el libro de que Manuel y Jorge Bribiesca, los hijos de Marta, se han enriquecido de manera misteriosa en los años en que su madre ha ejercido el discreto encanto del poder. Todos estos pasajes requieren de una aclaración o un desmentido por parte de la pareja presidencial.
Hay quien argumenta que este libro está condenado a permanecer el foro o círculo rojo: ese grupo relativamente minoritario de la población mexicana que lee libros y periódicos. La primera tirada de La jefa realizada por editorial Grijalbo, bajo la dirección editorial de Ariel Rosales, es de 70 mil ejemplares, un gran número para las cifras que usualmente se imprimen en nuestro país, pero muy distante del impacto que tiene incluso el más modesto de los programas de televisión abierta. La experiencia nos dice, sin embargo, que los libros pueden desatar una avalancha informativa. A los 70 mil ejemplares de la primera edición del libro hay que añadir ya los 300 mil ejemplares de Proceso, El Universal y Reforma que publicaron fragmentos. Las emisoras de radio han difundido algunos de los fragmentos más jugosos de la obra. No pasará mucho tiempo para que buena parte de la población se entere de lo esencial del libro. Y lo lógico es que se produzca un deterioro en la popularidad de la esposa del presidente.
Marta, por otra parte, debe estar consciente de que los mexicanos acostumbran adorar a los gobernantes cuando están en el poder sólo para destruirlos una vez que lo dejan. En este sentido ella misma se ha puesto en una posición de peligro al asumir un papel tan visible en los asuntos públicos del país.
La popularidad le serviría mucho a Marta si verdaderamente estuviera dispuesta a lanzar su candidatura a la Presidencia de la República en el 2006. De otra manera esa la convertirá en blanco de los grupos que tratarán de destruir el legado del foxismo en la primera oportunidad.
SINDICATO PRIISTA
Por supuesto que las movilizaciones del sindicato de trabajadores del gobierno del Distrito Federal tienen una motivación política. Nadie ha dado aumentos tan generosos como esa administración. Pero los líderes priistas del sindicato quieren generarle un caos al gobierno perredista tomando como rehenes a los ciudadanos.
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