TORREÓN, COAH.- La Semana Santa del 2002 fue totalmente distinta a la de años anteriores para Sergio Garza Orellana. En aquella ocasión ?sacrificó? sus vacaciones, la posibilidad de un viaje a Mazatlán y las comodidades a las que está acostumbrado por irse de misiones a comunidades pobres de Parras, Coahuila.
La decisión para muchos de sus amigos fue extraña. Sergio, que estudia quinto año de preparatoria en la escuela Carlos Pereyra, no se arrepiente. Por el contrario, hoy sábado viaja nuevamente para vivir la Pasión de Cristo con los más necesitados.
?El año pasado descubrí muchas cosas. Aprendes a valorar lo que tienes, a tu familia, bienes materia-les, pero sobre todo a esas personas que a pesar de todas sus carencias económicas viven felices, con una paz y alegría que gente de aquí de Torreón con todo el dinero del mundo no tiene?, afirma Sergio visiblemente emocionado.
?Tal vez sólo comen una vez al día pero son felices, que es lo importante en la vida?.
Esos días Sergio, al igual que sus compañeros, dedicaban la mayor parte del tiempo a jugar con los niños, convivir con jóvenes y escuchar los problemas de los adultos, pero sobre todo tenían experiencias que los dejarían marcados por siempre.
?Al regresar a Torreón me nacieron muchas reflexiones, sobre todo, ¿cuál es el propósito de estar aquí?, si para alguien es ser rico y gozar la buena vida, pues es muy respetable, pero lo que a mí verdaderamente me importa es ser feliz?.
Sergio aún no termina de admirarse cuando recuerda que familias cuyos ingresos son por debajo del salario mínimo lo recibieron en su casa para invitarlo a comer. Ofreciéndole de corazón lo poco que tenían.
?Es impresionante cuando nadie te conoce y te abren las puertas de su casa para decirte: ?pasa, déjame te cuento mis problemas? ?.
Es fácil encontrar la diversión
En misiones el día inicia para los jóvenes a las seis de la mañana. Inmediatamente comienzan a rezar el rosario en la capilla, a donde las señoras asisten puntualmente. Las siguientes horas son dedicadas a los niños, primero impartiendo clases de catecismo y después jugando con ellos. Al mediodía los misioneros comen en diferentes casas, interactuando con la familia, ahí platican de diferentes temas. Ya por la tarde se imparten clases sobre el significado de la Semana Santa para las señoras. Por la noche se da la convivencia con los jóvenes del pueblo.
En esos días Sergio al igual que sus compañeros pocas veces tuvieron la oportunidad de bañarse, los más afortunados una vez. En las comunidades las carencias de servicios primarios es la principal característica.
Acostumbrados a una vida cómoda, muchos jóvenes se encontraron primera vez con letrinas, los sanitarios es un sueño anhelado para los habitantes de esos ejidos.
Sergio pertenece a la clase media. Afortunadamente no tiene carencias. En su círculo social él y sus amigos siempre tuvieron acceso a los juguetes de moda. Muchos niños piden los muñecos más caros, si no los tienen hacen berrinche a sus padres. En la pobreza Sergio conoció a pequeños que son felices jugando en la tierra.
?Me acuerdo mucho que me decían ?¡vamos al arenal!?, ?¡vamos al arenal!?, un día nos decidimos a ir, caminamos mucho y al llegar nos encontramos con una dunas, ¡nos quedamos cuatro horas ahí jugando!?.
La experiencia fue tan fuerte que al regresar de las comunidades de Parras, Sergio duró algunos días llorando en su cuarto. Ahora reconoce el valor de la vida en todas las personas independiente de su situación social.
?Ya no es ver a la gente pidiendo limosna y decir ?bueno, aquí están cinco pesos?, es ver a la gente y decir ?aquí hay una vida?, es cuestionarse la situación del país, del mundo?.
A Sergio ya no le importa tanto usar o no el pantalón de moda, ahora se siente liberado para gozar al máximo todos los días.
?¡Qué importa durante 20 años traer o no la ropa de moda!, en cambio sí es importante durante 20 años ser una persona feliz. El pantalón se rompe, lo que verdaderamente importa es ser feliz?.
La emoción del Vía Crucis
Entre las actividades de los jóvenes misioneros está el compartir los actos religiosos con la comunidad. El Domingo de Ramos; el jueves el lavado de pies; pero para Sergio la experiencia más impactante fue la representación del Vía Crucis. Las personas sin mayor interés prestaban sus casas como estaciones del recorrido de Jesucristo.
?La gente tiene tanta fe que camina con devoción detrás de una persona del pueblo que representa a Jesús, viven en verdad la Pasión de Cristo?.
Sergio recuerda que es tal es la participación de la gente que todos los hombres del pueblo se pelean por representar al Hijo de Dios.
El elegido camina por todo la comunidad, cargando la cruz, recibiendo los ?latigazos? y el desprecio de los soldados romanos. Mientras las personas ven y viven la representación, se reflexiona sobre la Pasión de Cristo.
?La gente vive con fe el recorrido, aquí muchas veces vamos a la Iglesia y únicamente recitamos el Padre Nuestro?.
El sábado es la ceremonia de Fuego Nuevo, Jesús ha vencido a la muerte y la humanidad tiene la esperanza de la vida eterna.
Durante el último domingo los misioneros se despiden de las nuevas amistades, el llanto aparece y la promesa de ser siempre recordado se hace presente. Por una semana los jóvenes tuvieron una nueva familia donde reafirmaron valores y aprendieron una realidad que la mayoría de las veces nunca es mostrada por la televisión.
Sergio aún no decide qué estudiar, se inclina por las humanidades. Tal vez Filosofía, también puede ser Letras. La experiencia vivida, afirma, marcaría el rumbo de su vida profesional.
?Intentaría cambiar la cultura que tenemos sobre el dinero y el éxito para llevarla a un punto de vista más humano, llevarla a lo que verdaderamente importa en la vida que es encontrar la felicidad?.
Conocer la realidad
Armando Mercado, coordinador de Misiones de la Carlos Pereyra, comenta que el objetivo de estas actividades es el de vivir la Semana Santa de una manera mucho más cristiana, apoyando a las comunidades aledañas al municipio de Parras.
La Pereyra ha llevado a cabo misiones en la sierra Tarahumara, las Islas Marías y en ocasiones en Campeche, donde los misioneros compartían la Navidad y el Año Nuevo con refugiados guatemaltecos.
Actualmente se da prioridad a las comunidades cercanas a la Comarca Lagunera.
?Buscamos que los jóvenes se sientan tocados por la realidad que vive nuestro país, para lograr una sensibilización que posteriormente se convertirá en un compromiso con la sociedad, ya que buscamos formar hombres para los demás?.
Armando Mercado afirma que cada año la misión es diferente, siempre hay experiencias nuevas que dejan marcados a los jóvenes.
?Se viven detalles diferentes, emociones distintas?.
Los jóvenes salen rumbo a sus comunidades el sábado 12 de abril, pero la preparación inicia desde antes. Por el lado espiritual los jóvenes participan en retiros y para poder sufragar los gastos se realizan diferentes actividades como pollocoas y boteo. Este último consiste en pedir la cooperación de la gente en los principales cruceros de la ciudad.
?Las misiones se destacan por la vivencia con la gente, nos queda muy claro que en ese tiempo no vamos a transformar su realidad social, vamos con el objetivo de acompañarlos, de que los jóvenes estén con ellos?.
A CONOCER LA REALIDAD
Los jóvenes de la escuela Carlos Pereyra salen de misiones el sábado 12 de abril para regresar el domingo 20.
Visitarán aproximadamente 20 comunidades de los municipios de Parras, Viesca, Químicas del Rey y Lequeitio.
Participan 154 jóvenes de preparatoria, hombres y mujeres.
FUENTE: Escuela Carlos Pereyra