Debemos pensar que cuando una resolución nos favorece hablamos linduras de una institución aplaudiendo su entereza y valentía así como su entereza de criterio; mas si el fallo afecta nuestros intereses ponemos el grito en el cielo quejándonos de que se actuó con parcialidad.
Esa parece ser la manera de pensar de las personas que militan en los partidos políticos. Hace algunos años hubo una decisión del IFE, impidiendo que la imagen del candidato del PAN apareciera al lado del logotipo en las boletas electorales, lo que motivó al entonces candidato a la Presidencia a hervir como caldera de vapor volcando su verborrea contra los que rindieron el dictamen con denuestos poco apropiados. Así mismo, en un veredicto, conocido esta semana, la Comisión de Fiscalización del Instituto Federal Electoral, que deberá ser analizado este día viernes por el Consejo General, determinando si ratifica o no la sanción impuesta al Partido Revolucionario Institucional, a quien se acusa de peculado electoral, provocó airadas protestas que pusieron al descubierto que aún estamos a varios años luz de que con sensatez podamos aceptar el veredicto de un tribunal que nos es adverso.
De inmediato, la imposición de una multa, dio lugar a reacciones que fustigan una supuesta falta de independencia en el IFE, así como una denuncia por violación de varios ordenamientos en la entrega que hizo la PGR al IFE de los expedientes del asunto del dinero desviado de Pemex a su sindicato y presuntamente, de ahí, a la campaña de Francisco Labastida Ochoa. Es posible que, como dijo uno de los consejeros que no aprobaron el castigo, no haya ninguna prueba o documentación que compruebe el desvío de recursos, pero no es eso lo que debe preocuparnos sino la agitada respuesta de enfurecidos priistas que están dando una demostración de una ausencia absoluta de ponderación creyendo que escandalizando es como lograrán que la ciudadanía asuma que el PRI ha sido víctima de una injusticia.
Este es un país de leyes y a ellas debemos atenernos los mexicanos. De otro modo, con protestas poco convencionales, coléricas e iracundas, lo único que viene a demostrarse es la presunción de que los hechos sucedieron como los ha juzgado la autoridad electoral.
No sólo estamos en presencia de un caso que carece de firmeza jurídica, la medida puede ser modificada o revocada, pues no sólo el Consejo General del IFE deberá ocuparse del asunto, sino que además hay recursos legales que pueden, una vez tramitados, anular el castigo económico que le ha sido aplicado al PRI. No es prudente que un asunto que aún se puede ventilar en los tribunales lleve a excesos que dejan un mal sabor de boca ejerciendo presión a los integrantes de ese cuerpo colegiado encargado de los comicios, mediante la toma de sus instalaciones en las que bloquean el paso principal a las oficinas que ocupan las autoridades electorales.
Los gritos revelan desesperación, lo que hace pensar en una inminente aprobación del Consejo General del IFE a la multa impuesta al PRI. Se escucharon los calificativos de “vendidos”, o bien, “súbditos de Fox” tratando de infundir temor a los consejeros al manifestar que ganarán en los comicios del seis de julio. Además, al pretender irrumpir violentamente en la reunión del IFE, con justeza se les impidió el paso, lo que dio ocasión para que dijeran, en el colmo de la necedad, que era un órgano electoral que sesionaba en la clandestinidad.
Qué vergüenza. Después de lo anterior reclamaron al IFE su carencia de autonomía. Dieron la impresión de ser una horda desbocada en busca de venganza. No es necesario llegar a esos extremos si nos jactamos de vivir en un régimen de Derecho. Dicen que mal empieza la semana para el que ahorcan el lunes. ¿Son éstos los prolegómenos de la tempestad que se avecina?
Imaginemos lo que sucederá en los comicios donde se disputarán las diputaciones federales. A nadie conviene perder la calma. No es con alborotos como se litigan los derechos. Lo prudente es preparar la defensa del caso expresando los argumentos que convengan a sus intereses. Una mala determinación que, se dice, carece de fundamento, debe ser más o menos fácil de anular. No hay que permitir que la rabia ciegue el entendimiento. Hay de maneras a maneras.