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La otra Diana Bracho

Por Eunice Martínez Arias

El Siglo de Torreón

TORREÓN, COAH.- Diana Bracho no es únicamente la villana de telenovelas y la mujer que está defendiendo con uñas y dientes el futuro del cine mexicano.

Detrás de la malvada Evangelina Vizcaíno de la telenovela Cadenas de Amargura, y de la afligida Sara de Bajo la Misma Piel, está Diana la madre y abuela; la hermana y la hija, la mexicana que tiene vivos en su mente todos los momentos que pasó con su padre cuando era niña.

Es cierto que actualmente, uno de sus principales propósitos es luchar porque el Ejecutivo Federal no desaparezca el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) y los Estudios Churubusco, pero también es verdad que fuera del medio artístico, el proyecto de vida de esta primera actriz es ser mejor humano cada día y vivir lo que le toca de una manera digna, íntegra, honesta y estar cerca de la gente que ama, “porque de eso me alimento para hacer bien mi trabajo”.

-Diana Bracho habla muy dulce a diferencia de cómo la escuchamos en muchas novelas que participó de villana ¿La gente tiene aún esa idea de usted?

-Bueno (ríe como asintiendo), entonces quiere decir que soy buena actriz y que los convencí.

Desde pequeña, por sus venas corría sangre de artista. Es hija del director Julio Bracho, de la bailarina Diana Bordes y sobrina de las actrices Andrea Palma y Dolores del Río. Tenía seis años cuando participó en su primera película: San Felipe de Jesús (1949), luego en la Inmaculada (1950), ambas dirigidas por su padre.

-¿Qué le gustaría rescatar de su niñez en estos momentos?

-...Tal vez la cercanía con mi papá, cuando nos llevaba a Chapultepec. Una de las cosas que más recuerdo es que mi papá me enseñó a leer cuando tenía tres años; me dio acceso a muchos libros y a muchas cosas maravillosas. Tal vez esas son las cosas que recuerdo con más cariño; la relación cercana y amorosa con él y a mi hermanito, que aunque murió muy joven también lo adoré.

El viaje que Diana inició a tan corta edad por la lectura, culminó con los estudios de Filosofía y Letras Inglesas que hizo en la Universidad de Nueva York; luego tomó un curso de actuación sobre técnica Alexander en Inglaterra y de vuelta en México, ingresó al grupo de teatro de José Luis Ibáñez.

Diana Bracho es inteligente y de ideas novedosas, pero eso no la priva de ser mujer de su casa; le gusta cocinar, disfrutar a su hija Andrea y a su nieta Julia y coser “a la española” como cuando estaba chica.

-Es una mujer de farándula que combina bien las labores domésticas...

-Soy mucho más casera que farandulera –contestó sin titubear, para después agregar que se encuentra muy contenta con el personaje que interpretó en Bajo la Misma Piel-. “Me exigió muchas cosas porque es una mujer maltratada, un personaje muy doloroso... me exigió entrar a terrenos muy oscuros que son difíciles de abordar, pero verdaderamente esos son los personajes que me gusta hacer”.

Da todo por el séptimo arte

Cuando Diana Bracho tomó las riendas de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas en el 2002, se puso como encomienda unir a la comunidad cinematográfica de este país, que se convirtiera en un centro neurológico donde pudieran acudir muchos creadores a nutrirse entre ellos, pero más aún inscribir al instituto en el “mundo académico, justamente” y que no estuviera ligada a ningún partido político, ni a ningunos intereses más que a los del cine, “los de nuestro cine”.

Ahora con la iniciativa del Ejecutivo Federal de desincorporar el Imcine, el CCC y los Estudios Churubusco, la actriz de Entre Pancho Villa y una Mujer Desnuda, está luchando en conjunto con todos los creadores para que no prospere esa iniciativa, asegurando que muchas personas en México están sintiendo el “desencanto ante un Gobierno estrictamente empresarial que no valora la cultura”.

Abundó que muchos de los problemas que tiene la industria actualmente, vienen de que el cine mexicano fue incluido en el Tratado de Libre Comercio (TLC), a diferencia de los canadienses que tuvieron el buen sentido de no hacerlo... “el cine es un arte, no es entretenimiento. Al englobarlo en el área de entretenimiento, compitiendo con la industria norteamericana que por mucho es la más fuerte y la más poderosa, es de inmediato poner a nuestro cine no sólo en una posición injusta sino imposible”.

NO BUSCA CULPABLES

“Los actores desechables pululan por todos lados, y como su nombre lo indica son desechables, hacen dos tres cosas y luego no trabajan; pero no quisiera aventarle a la televisión esa culpa”.

DIANA BRACHO,

ACTRIZ

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