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La paz de los sepulcros

Gilberto Serna

El asunto de sí hay guerra o no está tomando un rumbo que deja mal parados a aquellos países que no se han definido, como es el caso del nuestro, en que el gobierno un día dice que no, para a continuación expresar que si, terminando por manifestar que quien sabe. De inicio la postura de México era de un rotundo no al conflicto bélico, para en los días subsecuentes, después de llamar tirano a Saddam Hussein, apurarlo para que se desnude mostrando que no tiene armas de destrucción masiva, dejando entrever que México no tendría objeción en apoyar la postura belicista de Estados Unidos, sembrando la duda, por último, cuando el canciller Luis Ernesto Derbez expone que no hay nada resuelto. En los últimos días Estados Unidos se ha mostrado decidido a que el Consejo de Seguridad de la ONU le autorice el uso de la fuerza. Por lo pronto, la Francia de Chirac advierte que ejercerá su derecho de veto.

Los vecinos han dicho que brincarán por encima de ese veto, si es que se da, para llevar a cabo su propósito de desarmar y derrocar a Saddam Hussein. El derecho de veto otorga el poder a cinco naciones de anular las decisiones del Consejo de Seguridad cancelando su cumplimiento. Esa figura, es una fórmula que empleaban en Roma los tribunos de la plebe para oponerse a un decreto del senado. La palabra proviene del latín que, traducida al castellano, sería yo prohibo, que es la facultad de vedar o impedir la consumación de un acuerdo. En estos días los Estados Unidos han propalado la versión de que con simple mayoría de votos de los quince países que conforman el Consejo de Seguridad, es decir nueve miembros, tendrán la vía libre. Lo que es cierto, pues son más de la mitad de los miembros. Pero hay un asunto que podría atascar los planes de Estados Unidos y es que de esos quince miembros la tercera parte son consejeros permanentes, teniendo cada uno de ellos el derecho de vetar las resoluciones del grupo.

Para entender por que el presidente George W. Bush, en cuanta oportunidad se le presenta, pide la anuencia de la ONU para desatar la guerra, amenazando con hacerlo aun si no recibe la autorización del Consejo de Seguridad, esto es, si no logra el consenso de nueve miembros o si consiguiéndolos, alguno de los cinco miembros permanentes ejerce su derecho de veto, tendríamos que acudir a la Carta de la Organización de las Naciones Unidas en que se establece la igualdad jurídica y política de todos los países integrados a la ONU, siendo este el axioma fundamental sobre el que descansa todo el derecho internacional. Los Estados Unidos quieren ser los primeros en la historia, desde que el mundo es mundo, en ejercer el derecho de veto al revés decidiendo unilateralmente ir a la guerra. En efecto, el presidente Bush vetará, de ser necesario, un anunciado veto Francés, simplemente ordenando a sus tropas que avancen. No es presumible pensar en una represalia si se brinca a la torera, anárquicamente, al Consejo de Seguridad, a la Organización de Naciones Unidas y a los pueblos de la comunidad de naciones.

Es más que posible estemos asistiendo al nacimiento de un nuevo orden internacional, en que las cuestiones que atañen a los pueblos del orbe serán resueltas únicamente por el poder de las armas. ¿Terminará rota en mil pedazos la Carta de las Naciones Unidas? Al parecer, el presidente Bush no esperará a que cualquiera de las naciones ejerza un veto que estorbe sus planes hegemónicos. De ahí que una resolución, pretendiendo impedir el uso de la fuerza en Iraq, situaría a los Estados Unidos en un serio predicamento por lo que la mejor solución, para Bush, es no someter el asunto a escrutinio. Lo que dará lugar a que al igual que el viejo dios Jano de los romanos, se descubra que el país de las barras y las estrellas tiene un rostro doble. Habla, uno, de preservación de la paz y, el otro, de una descarada agresión. ¿Qué trama la Casa Blanca al efectuar la cumbre de Estados Unidos, Inglaterra y España, en las islas Azores, donde se discutieron, dicen, perspectivas dirigidas a resolver la situación pacíficamente, con diplomacia? De lo que se sabe, asistieron sólo quiénes propugnan el uso de la fuerza. ¿Estará la ONU pintada en la pared? ¿Buscarán una paz en que priven la concordia, la armonía y la fraternidad entre los pueblos o estarán pensando en la paz de los sepulcros?.

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