México (Notimex).- Desmitificado en occidente de su connotación tribal, el arte de adornar el propio cuerpo con piezas de todo tipo, se ha convertido en un asunto de estética que puede ir desde el aretito con brillante en la oreja, hasta una dolorosa arracada en los genitales.
La perforación es una técnica tan antigua como el tatuaje mismo, y tal vez más. Los mexicas, por ejemplo, cuando había un eclipse de inmediato salían en procesión y, como autosacrificio, se perforban la piel con espinas de maguey, rogándole al sol que apareciera de nuevo.
Niños y mujeres participaban de estas ceremonias, en las que la escarificación era también un elemento imprescindible. En Burneo, Malasia, las niñas de la tribu Sarawak demuestran su rango social con aretes e incrustaciones de oro en los dientes, hasta el día de hoy.
La mujer suri de Etiopía se estira el labio inferior con platones de madera o arcilla, durante seis meses, para aumentar su belleza. Y los saoris de Nueva Guinea, se perforan la nariz con cuernos de escarabajo como una manera de exhibir sus logros en batalla, de "guerrero feroz".
Estas manifestaciones se ven despojadas de su sentido mítico en los países occidentales, y la perforación o "piercing", en inglés, cobra expresiones ilimitadas. Los aretes de apenas unos centímetros de diámetro, pueden ser sustituidos por expansores de varios centímetros en los lóbulos de las orejas.
De la inofensiva arracada en el ombligo, se puede pasar a la perforación de pezones o clítoris, en un alarde de "valentía" y "búsqueda" de nuevas sensaciones y expresiones del cuerpo.
Lucas, quien tiene más de diez años en el oficio, expresa que "la perforación es para guerreros, toda marca es para diferenciarnos de los animales. Trabajar con la sangre no es cualquier cosa".
Para las expansiones en los lóbulos de las orejas, los materiales como la obsidiana y el cuarzo "funcionan como catalizadores que absorben la energía, los cristales son vibratorios y son más limpios que si te pones rollos de película".
"Los aretes están hechos de acero quirúrgico, 316 L, que es material para implante, o titanium. Lo más importante es que la gente tenga conciencia de su cuerpo, en esa medida se hará responsable del trabajo".
El precio de las perforaciones varía de los 150 a los 400 pesos, según el lugar y las medidas higiénicas del lugar en que se realizan.
En el Valle de México, ir al bazar de Lomas Verdes o La Lagunilla, puede resultar más barato, pero más peligroso que el buscar un "estudio", la mayoría de ellos en la Zona Rosa.
Los casos de hepatitis B, son los que se presentan con mayor frecuencia entre las personas con perforaciones. "Las pinzas con que perfora a una persona las limpian con un atomizador y el que sigue.
Se les invita a tomar cursos de asepsia y antisepsia, pero no lo hacen".
Anestesiar es casi inútil, ya que la xilocaina sólo resulta efectiva en las fosas nasales y la lengua, de ahí que el dolor sea un gran atractivo para muchos, de manera independiente a la identificación con algo o alguien.
Se realizan perforaciones entre las cejas, por arriba del tabique nasal, conocidas como "britgie"; por entre las fosas nasales, "septum"; en la fosa nasal, "nostrid"; en el labio, "labret"; en la oreja, "tragus"; y en el pezón, ombligo, lengua, genitales...
La limpieza se realiza con un líquido patógeno llamado saidex, y luego de realizada la perforación se recomienda lavarla con jabón neutro y agua tibia para retirar el tejido muerto, y aplicar una solución salina o Isodine con un cotonete.
La perforación, puesto que es una herida, requiere de grandes cuidados, desde dejar de tomar o fumar, por lo menos dos semanas; no consumir grasas ni irritantes; hasta el no tocarse el sitio perforado y evitar albercas públicas y el uso de maquillaje.
Sea moda pasajera o inquietud juvenil, la perforación se mantiene vigente en varios sectores de nuestra sociedad. Lo importante, fuera del dolor que implica, es estar consciente de que no podrá desaparecer, y menos si se trata de un boquete del tamaño de un expansor en la oreja.