No creo que se haya imaginado el Presidente, realizar de rebote un deseo que parecía inalcanzable: arruinar la unidad de los priistas que, desde que perdieron la elección a Presidente de la República, se ha mostrado ciertamente endeble. Para ese resultado inesperado, obtuvo los servicios de la profesora Elba Esther Gordillo Morales, lideresa moral del SNTE, cuya participación fue involuntariamente sesgada, dado que su encomienda se concretaba a obtener la aprobación de una iniciativa presidencial en materia fiscal.
La diputada iba a ser el conducto mediante el cual el Ejecutivo Federal, si las cosas se desenvuelven como hasta ahora, pudiera tumbar tres pájaros con la misma pedrada. A saber, en primer lugar, destruir la bamboleante unidad que había al interior del PRI, siguiendo el maravilloso consejo del italiano Nicolás Maquiavelo (1469-1527) divide y vencerás; en segundo lugar, provocar que surja un nuevo equilibrio de fuerzas en la Cámara de Diputados; y, en tercer lugar, lo que ya no resulta un vaticinio, que las iniciativas que habían sido rechazadas por los legisladores pudieran ser aprobadas por mayoría.
Esto no deja de ser una mera conjetura pues el problema de la remoción de quien coordina la bancada priista está que echa chispas, por lo que podríamos afirmar que no está escrita toda la historia Lo último que dijo la profesora es que está dispuesta a dar la lucha legal, dado que cuenta con el apoyo del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación. En su calidad de rectora moral de los maestros es seguro que los tendrá de su lado. El SNTE es un gremio poderoso de cuyo peso político no existe la menor duda. Es una amenaza latente que estará encima de los madracistas por largo tiempo, sin dejarlos dormirse en sus laureles.
Lo malo para los detractores de la maestra es que ahora se suman mandatarios estatales que al tiempo que respaldan a Elba Esther cuestionan el liderazgo de Roberto Madrazo, planteando, como solución al problema, el que se vaya a su casa el dirigente nacional del tricolor. Ya se dice, la mejor defensa es el ataque. Es claro que esos gobernadores están resentidos con el político tabasqueño porque los ignoró cuando se tomó el acuerdo acerca de quienes figurarían en las listas de candidatos a diputados plurinominales. Lo mejor era que se hubieran mantenido expectantes ya que, no se necesita ser un adivino, para ver en el horizonte un cisma en la Conago, los que están a favor de Madrazo y los que gratuitamente le aborrecen. Hasta ahora, como grupo, no han dicho esta boca es mía.
La situación, dentro de lo que queda del PRI, está al rojo vivo. Por ahora ya se nombró un nuevo coordinador parlamentario. El que fuera gobernador del Estado de México, posteriormente secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet Chemor. En urna transparente recibió las boletas de sus compañeros en voto secreto. Como en los mejores días de un priismo absolutista, hubo un consenso unánime. En lo que todos coinciden es en una inminente fractura en el interior de ese partido político.
No faltan quienes insinúan que en lo sucesivo el PAN será mayoría en la Cámara Baja. Lo que aún no se sabe es si será por abstención o por incorporación de los diputados gordillistas al partido blanquiazul. De lo que se habla sin embozo es de una ineludible desbandada de militantes priistas leales a la profesora.
La percepción que priva en el ambiente es que la lucha intestina que se ha desatado tiene como fin dilucidar qué grupo, dentro de los muchos que hay en el PRI, logra superar a los demás, en sus ambiciones por obtener la candidatura para la “grande”. Es sabido que el PRI aglutina diversas corrientes políticas en que cada una responde a sus muy subjetivos intereses.
Hace bastantes años que el PRI perdió el sentido filosófico contenido en su programa, principios y plataforma política que dieron lugar a su nacimiento. En el PRI se adelantaron los tiempos a consecuencia de que de pronto imperó la premonición, equivocada, de que, forzosamente, el próximo Presidente será de extracción priista.
De ahí que todos busquen posesionarse y ninguno se quiere quedar rezagado. Lo peor de este asunto es que el espectáculo que están dando sea tan poco edificante. No se trata de confrontar ideas sino de obtener ventajas personales. Lo que está en disputa no es el destino de la nación sino tan sólo quién se queda con la sacrosanta nómina.