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Lagunero destacado: Gran Markus, ídolo del Pancracio Mexicano

TORREÓN, COAH.- Conocido en el medio luchístico como “El Ave de las Tempestades”, por más de dos décadas Gran Markus logró hacer de las suyas en el cuadrilátero, consagrándose como uno de los principales rudos de la lucha libre mexicana y ganándose el reconocimiento de propios y extraños, y aún a la fecha, los conocedores de esta disciplina lo reconocen como uno de los grandes del pancracio.

Su profesionalismo y entrega total sobre el ring, fueron factores para que este lagunero lograra llegar a los principales escenarios de México y aún del extranjero, donde los empresarios le tenían gran estima y por ello lo solicitaban para cubrir temporadas completas, siempre en plan triunfador.

No me gustó la escuela

Juan Chavarría recuerda que de niño vivió sus primeros años en el ejido Monte Alegre, y poco después su familia debió trasladarse a la ciudad de Torreón con el objetivo de que él y sus hermanos pudieran estudiar, sin embargo, reconoció que a él nunca le gustó la escuela, debido a lo cual al terminar el sexto año de primaria, habló con su papá para decirle que ya no quería estudiar.

“Nada ganaba con hacerme tonto solo, la realidad es que no me entraban las cosas y muchas veces me dejaban castigado al mediodía, ya que en ese entonces íbamos a la escuela por la mañana y por la tarde, así que me quedaba sin comer.

Al dejar la escuela no me fue nada bien con mi papá, pero a pesar de ello jamás pensé en dejar a mi familia, al contrario, me puse a trabajar y le eché más ganas para ayudarles. Primero laboré de ruletero, cuando se cobraba el viaje a veinte centavos. Yo iba a diario a la gasolinera que estaba en Colón y Escobedo, ahí lavaba carros.

También trabajé con uno de mis hermanos, quien operaba una perforadora de pozos, siendo éste el papá de Kaín”.

Fue hasta que su hermano se recibió de contador público y se fue a la ciudad de México a trabajar en Petróleos Mexicanos, cuando Juan Chavarría se dedicó a lo que más le atraía, la lucha libre”.

La Sombra lo impulsó al pancracio

Sus inicios se dieron por invitación de Juan Flores “La Sombra”, quien poco a poco lo acercó, aunque en un principio no lo dejaban entrenar en la Arena Azteca, situada en las inmediaciones del canal de La Perla, hasta que poco a poco se metió, aunque tuvo que soportar las fuertes sesiones de entrenamiento que tuvo al principio, las cuales aguantó por mero orgullo personal, hasta que se adaptó a este nuevo estilo de vida.

Posteriormente, en 1963, fue enviado a la Arena Charro Aguayo, donde debutó al enfrentarse a Vicente Niño y se fogueó en las luchas preliminares como El Doctor Markus, para después ser invitado a ir a la Plaza de Toros, cuya empresa estaba directamente conectada con la Empresa Mexicana de Lucha Libre.

“Al llegar ahí, el coordinador era Polo Torres y el responsable del trabajo era Halcón Suriano. A Polo Torres le gustaba mucho el frontenis y a mí igual, así es que por ese lado nos acomodamos muy bien, de tal modo que formábamos el equipo para jugar el ‘Hielero’ Aguilar, ‘Rayito’ Sánchez, Polo Torres y yo; y como a él le gustaba mucho, diariamente jugábamos hasta quince partidos, y de ahí nos pasábamos a entrenar lucha libre”.

Según Markus, la disciplina empezaba desde ahí, ya que aquel elemento que no acudía a los entrenamientos no era programado para la función. Además de Polo Torres, entrenábamos con Halcón Suriano.

Tras superar la prueba de capacitación en la Plaza de Toros y esquivar algunos obstáculos burocráticos, por fin se le dio la oportunidad de luchar en la Plaza de Toros Torreón, aunque en la primera o la segunda del cartel. “Pese a que me llevaba mis regañadas, no me dejé vencer, y lo que más me animó a seguir adelante, fue el ver los recibos de los luchadores estelares, quienes ganaban 500 pesos, mientras que a nosotros como preliminaristas nos daban 80.

Una de las cosas más grandes que me ha pasado en la lucha libre fue haber tenido la oportunidad de alternar con los mejores exponentes de este deporte, esos a quienes yo admiraba como aficionado y que los veía cuando se presentaban en la Plaza de Toros y en el Palacio de los Deportes, cuando éste era de madera. Entre estos elementos estaba la ‘Pareja Atómica’, integrada por El Santo y Gory Guerrero”.

El Enfermero me recomendó en México

Al estar en una de las luchas preliminares de la Plaza de Toros, fue observado por El Enfermero, quien atraído por la estructura física de este lagunero y los avances técnicos que mostraba, se le acercó para preguntarle si tenía interés por presentarse en la capital del país, a lo cual recibió una respuesta positiva, encargándose el propio Enfermero de recomendarlo y efectuar todos los trámites para facilitar la salida de este lagunero a otros importantes escenarios.

Uno de los primeros requisitos que debió cumplir Juan Chavarría, fue cambiar su nombre y equipo, debido a que en México ya existía el Doctor Wagner, un elemento que a decir del propio Markus, era muy especial. Ante ello, el nombre le fue cambiado por el de Gran Markus, además de hacerle algunos cambios a su equipo, todo ello por recomendaciones de la propia empresa.

En su primera gran oportunidad, fue enviado a Guadalajara, ciudad donde estuvo por espacio de mes y medio, para después hacer una gira por toda la zona del Pacífico. Regresó posteriormente a Torreón por unos días y de nueva cuenta fue enviado a la “Perta Tapatía”.

Después de Guadalajara, siguió con una gira por León, Aguascalientes y San Luis Potosí, para llegar a México, donde debió someterse a una nueva prueba de capacitación, esta vez en un torneo de parejas, donde compartió créditos con el también lagunero Doctor Wagner, junto con quien superó satisfactoriamente este requisito. Después de tres semanas en la Arena Coliseo, fue ascendido a la Arena México y de ahí en adelante, sólo con los estelares en el máximo escenario de la lucha libre mexicana.

“La primera vez que fui a México duré un año allá, cuando llegaba a tener algunos días de descanso, no me dejaban venir, me mandaban al gimnasio a seguir preparándome y ese trabajo me lo calificaban; de acuerdo a la calificación que obtenía, era el trabajo que me daban, por ello le ponía más ganas. Así me mandaban a las arenas donde ya tenía cierto cartel”.

Todo un trotamundos

En lo que fue su primera oportunidad en el extranjero, la empresa lo envió a la ciudad de Los Ángeles, California, donde duró seis meses trabajando casi a diario, regresando a México para después seguir con giras a lugares como Miami, Japón, Puerto Rico y de nueva cuenta a Estados Unidos, concretamente a la ciudad de San Francisco, donde trabajó por espacio de un año.

Tras cumplir con este compromiso, fue enviado a Venezuela, El Salvador y Guatemala, en este último país estuvo por espacio de ocho meses, cuando el plan que había era de apenas un mes.

Al regresar, descansó unos días y de nueva cuenta fue enviado a Estados Unidos, esta vez a El Paso, Nuevo México, las Reservas Indias y Albuquerque. “En una visita a Texas, se me dijo que si yo quería ganar dinero, debía adaptarme al estilo de lucha que se practicaba en esa región; lo hice y logré tener un sueldo de garantía de 3 mil dólares por semana, así duré dos años en Houston”.

En Louisiana fue lesionado seriamente de una de sus piernas por el gladiador “pocho” Tito Santana, lo cual él siempre ha considerado fue de mala fe, decidiendo regresar a México inmediatamente después de lo ocurrido.

Ya en su país, sufrió otra seria lesión en la Arena Coliseo de Monterrey a manos de Rubén Juárez, por lo cual los problemas físicos se le acentuaron, principalmente en sus piernas, costándole cada vez mayor trabajo para desempeñarse en el ring, aunque saliendo adelante debido a su buena preparación física y técnica.

Agradecido con sus padres

Juan Chavarría siempre fue y sigue siendo un ser humano profundamente agradecido con sus padres, a pesar de que hace tiempo ambos fallecieron. Su esfuerzo y atenciones, estuvieron dirigidos a darles siempre lo mejor; en cuanto tuvo la oportunidad, les regaló una casa.

“Yo siempre los valoré mucho y consideré que fueran como fueran, eran mis padres. En mi casa procuré que a ellos no les faltara nada, cuando venía de mis giras a pasar unos días, me aseguraba que siempre hubiera mucho que comer, además de dejar dinero para los gastos de la casa; estuve pendiente de que mis padres vivieran lo mejor posible”.

Al referirse a la juventud de hoy, dijo que es necia y terca, no aceptan que los adultos les den un consejo para seguir el camino correcto. “Los valores van cambiando y se van perdiendo, es una lástima, pero hoy muchos jóvenes prefieren involucrarse en problemas de drogas y alcohol en lugar de pensar en forjarse un futuro para ellos y sus familias”.

Ante Aníbal perdió la incógnita

Fue un 18 de marzo de 1987 cuando Gran Markus debió despojarse de su incógnita sobre el ring de la Monumental de Monterrey, terminaba una importante etapa de su vida como deportista y tras ser rendido por Aníbal, debía mostrar su rostro ante los miles de aficionados que abarrotaron el escenario regiomontano.

“Fue una gran lucha y la gente salió contenta, mientras que nosotros los luchadores quedamos tranquilos con el esfuerzo realizado; finalmente ganó un grande y yo tuve que pagar”.

Reconoció Juan Chavarría que ese combate de apuestas se adelantó un poco ante la insistencia del promotor Carlos Elizondo, quien finalmente pagó lo justo a ambos gladiadores que aceptaron jugarse sus máscaras, ambas de gran tradición en la lucha libre mexicana y aun de otros países.

“Reconozco que ese combate me representó un buen ingreso económico y pese a que perdí la máscara, quedé tranquilo por la forma en que se dio el combate, fue un gran duelo”.

Un leve paso por el cine nacional

En su trayectoria por la lucha libre, Gran Markus tuvo la oportunidad de ser parte del cine nacional en la década de los setentas con dos pequeñas intervenciones, primero en la película “El Santo y Blue Demon contra los Monstruos”, donde hizo un doble, además de “Los Campeones Justicieros”, cinta en la cual personificó al Médico Asesino, quien ya para ese entonces había fallecido.

En esta última cinta, alternó con otros grandes luchadores como Blue Demon, Mil Máscaras, Tinieblas, La Sombra Vengadora, la actriz Elsa Cárdenas y el actor David Silva.

Desea presidir la H. Comisión

de Lucha Libre de Torreón

Uno de sus grandes deseos es llegar a presidir la H. Comisión de Lucha Libre de Torreón, por considerar que se trata de un organismo que debe manejarse con absoluta responsabilidad y seriedad, todo ello en favor de lograr la dignificación de un deporte que poco a poco ha perdido su esencia.

“Yo me paso todo el tiempo encerrado y requiero hacer algo, creo que mi experiencia puede ser benéfica para mejorar la lucha libre en Torreón, donde se cometen muchas irregularidades, estando al frente personas que nada tienen que ver con el medio luchístico”.

Entre los aspectos a mejorar se encuentran.

-Todo luchador debe contar necesariamente con su licencia vigente.

-Los luchadores deben presentar su examen de capacitación para demostrar que se encuentran perfectamente preparados en todos los aspectos que implica ser luchador profesional, entregándose así la primera licencia.

-Deben subir al ring en perfecto estado físico y mental, para lo cual se debe contar con un chequeo médico previo.

-El Comisionado debe estar al pendiente de que el programa se desarrolle con toda normalidad y bajo la normatividad que marca el reglamento de la propia H. Comisión de Lucha Libre.

-Los luchadores deben guardar orden y respeto por su trabajo durante su estancia en la arena en la que sean contratados.

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